CRISTIANA CASTRUCCI, brasileña, graduada en Administración de Empresas por la FGV, en Terapia Sistémica Familiar por el ISH y en Crítica de Cine por la FAAP. Se desempeña como autora, conferencista y facilitadora de cursos y encuentros virtuales orientados al autoconocimiento, desarrollo humano y espiritualidad, áreas que integra de manera sensible y auténtica en su producción literária.
NOSTALGIA
Nostalgia es el puerto seguro del pasado,
donde se combinan pinceladas dulces y saladas,
tejiendo historias que moldean nuestra esencia,
haciendo de cada uno de nosotros individuos únicos.
A veces, por la prisa de vivir el futuro,
las nostalgias se esconden entre fantasías,
ansiosas por ser recordadas,
como ecos de un tiempo que nunca se apaga.
Sentimos nostalgia de las nostalgias que sentíamos,
del sentido de pertenencia que nos ofrecían,
del significado que daban a nuestra existencia,
colocándonos en un lugar en el mundo.
Y, en su bondad, las nostalgias ahuyentan
las culpas y tristezas que carga el pasado,
levantando escudos contra las inseguridades,
permitiéndonos habitar solo la dulzura del recuerdo.
Viven en las emociones del presente,
sin censuras, juicios ni exigencias.
Frecuentan nuestros sueños,
insistiendo en no ser olvidadas,
pues son parte esencial de quienes somos.
Se afirman en el alma,
florecen cuando nos conectamos al corazón,
y se adaptan al pasar del tiempo,
mientras nuestros recuerdos intentan alcanzarlas.
Las nostalgias pueden tener muchos nombres,
pero una certeza permanece:
nos pertenecen,
en su totalidad y plenitud.
FUERZA
De lo más lejano y distante,
de las penumbras
del Infinito,
legítima su doctrina.
Rematada de ilusiones,
sueños inalcanzables,
deseos desgarrados.
No obstante,
el silencio se interrumpe,
y en pedazos
se deshace la verdad.
El ritmo desplaza las emociones
y con donaires,
remata el dolor.
Violenta fuerza de los infiernos,
llévate contigo esta angustia
que, de tan pasiva,
acaricia la desesperación.
Deja la Paz,
para que descanse su alma.
UN AMOR
Como cualquier otro día,
de noches estrelladas, disfrazados a la luz de la luna,
de esperanzas vividas en el aire
y la soledad perdida al amanecer,
Derramé mis lágrimas por amor.
Aquel en el que ni siquiera tenemos que pensar,
que ya está flotando en la memoria.
El que no necesita pedir venir,
que llega incluso sin permiso.
El que nos hace engañar
y, en la adolescencia, enloquecer en fantasías.
Es esa magia de transformar sin que te des cuenta,
Una lágrima en una sonrisa
y una sonrisa en desesperación.
Como cualquier otro día,
Derramé mis lágrimas por amor.
Aquele que se vive a todo instante,
sin haber tenido nunca un momento.
El que canta, entretiene y se burla,
que la melodía se extravía sin gracia.
El que se rinde a la opinión,
sin haber aparecido nunca.
Es esa locura de vivir incesantemente,
un día tras otro,
y el otro hasta el infinito.
Como cualquier otro día,
Derramé mis lágrimas por amor.