25. Año 9: Carolina Zamudio | Escúchame callar tras la ventana

CAROLINA ZAMUDIO (Argentina, 1973). Poeta, periodista y ensayista. Es una de las referentes de la poesía argentina de su generación en el mundo. Fundadora y Directora de la Fundación Cultural Esteros; de Esteros, Revista Literaria, y del Encuentro Internacional de Poesía Esteros. Publicó: «Seguir al viento», Ediciones Último Reino, 2013 (Argentina); «La oscuridad de lo que brilla», edición bilingüe español/inglés, Artepoética press, 2015 (Estados Unidos); «Doble fondo XII», Musgonia Colección, 2016 (Colombia); «Rituales del azar», edición bilingüe español/francés, Éditions Villa-Cisneros, 2017 (Francia); «Teoría sobre la belleza», Imaginante, 2017 (Argentina); «La timidez de los árboles», Hilo de Plata Editores, 2018 (Colombia) y Yaugurú, 2022 (Uruguay); «El propio río», Colección Lima Lee, 2020 (Perú) y El Ángel Editor, 2022 (Ecuador), «Vértice», Raffaelli Editore, 2020, edición bilingüe español/italiano (Italia) y «Las certezas son del sol», Valparaíso Ediciones, 2021 (España). Periodista por la Universidad Católica Argentina y Magister en Comunicación Institucional y Asuntos Públicos por la Universidad Argentina de la Empresa. Premio Universitarios Siglo XXI del Diario La Nación, Corona al Poeta en el Eiseddfod del Chubut y Senado de la Nación. Colabora como periodista y ensayista para diversos medios.Vivió y trabajó en Emiratos Árabes Unidos, Suiza, Colombia y Uruguay, donde reside en la actualidad.

 

 

 

Una isla desierta

 

 

No navegues mis mares,

otros lo hicieron y se ahogaron;

puedes verme levitar desde la orilla

—a veces lo consigo—,

es un truco no adquirido. Dejo

en todo caso que mires

esa inmensidad que no soy ni tengo

tendiéndose de lado sobre la pierna

doblada en que sin peso

descansa la mano izquierda.

¿Acaso no oyes las olas que rugen

en el corazón?

En la arena blanca de una sábana

el océano solitario se adormece.

Querido, hay mil formas de sobrevivir

a las tempestades de mi amor.

Yo duermo y sueño que devoro

todas las costas y caigo

en el sosiego

de una isla desierta.

 

 

Escúchame callar tras la ventana

 

Este es el tiempo, cariño,

un insensato. Hay varias formas

de dejarse ir del mundo. Elegimos

pasar el día en este sueño

de peces tras la burbuja.

Ven, escucha

ya casi va amaneciendo

y es dentro de mi piel. Allí un universo

se descubre florecido y canta.

No te descuides. Nada,

en realidad, nos pertenece.

Acaso fuimos nosotros

quienes vimos a trasluz

el dejo de un aliento deshaciéndose.

Ahí viene el día

y su delirio de celestes;

también, de allí seremos

y haremos del pan

nuestro refugio. Como la sombra

que pronto dibujará otros cuerpos

en esta calle, y otras más

de estos nosotros.

Ven, escúchame callar

tras la ventana.

No es cosa del tiempo,

ese insensato.

Es solo que ahí

va la vida.

 

 

Cuando fuimos granos de arena

 

 

Los ojos clavados en el libro

como el buzo que guarda el aire

en busca de la presa.

Dicen que a ellos el sol se les instala

en la espalda y deja marcas,

yo nado por una línea sin rumbo,

recuerdo vidas pasadas

en las que el hombre fue un pez

y yo su trofeo. Él poco sabía

aún de mareas ni carnadas,

incluso antes, cuando fuimos

granos de arena amalgamándose

unos con otros que —como ahora—

se desprenden de este mar

al sur del mundo

y llegan a la página.

 

 


 

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1 Comment

  1. Muy interesante. Me resulta agradable esa mirada limpia a lo poético, sin estridencias, como agua límpida.
    Se habla de cosas enreversadas, de retóricas que llegan a ser torcidas, y con una limpieza como en esos poemas todo fluye. Muy buenos textos.

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