26. Año 9: Fernando Gessa | Desde Larcomar

FERNANDO GESSA (Madrid, 1954) Actor y Escribidor, ha publicado las obras de teatro “El reposo del guerrero”, “Amable vecindad”, “Interludio” y “Secretos del cuarto Enrique”; los libros de relatos “Los gatos no necesitan ir a la escuela” y “Habitantes del papel”; la novela “El espantajo del principal” y los poemarios “Regeneración”, “Entre nosotros” coautor con Chelo Santa Bárbara y “Esplín en rosa”. Recientemente ha presentado su última creación “Toi Toi Toi”, una novela crítica y gráfica. Ha colaborado con relatos y poemas en diversas publicaciones y antologías como “Un par de narices”, “Historias de portería”, “¿Vacaciones, si yo te contara?” y “El club de los relatores”. En seis poemarios de la serie “Hablan los poetas” y en “I Certamen de Poesía en Lengua Española y II Certamen de Pintura” donde obtuvo un premio. Ha publicado principalmente en las editoriales Visión Libros, Publicep y Amazon. También con Acen Editorial, Diversidad Literaria, Del Alma Ediciones, Patronato Cultural Albaterense, Ediciones Numen y en la “Antología de poesía española contemporánea volumen III” de Chiado Grupo Editorial.  Ha escrito en prensa y en revistas literarias y es socio de diversas sociedades culturales, alternando la literatura con la actuación y dirección en cine y varias compañías de teatro.

 

 

 

Una dama en el único escenario VIII

 

A veces soy las once del ayer,

a veces soy el ayer desvanecido

de veintinueve penosos amaneceres,

que resucita en un cielo sin nueves

 

investido del súbito albor esférico,

que ya no habla de la estúpida vida

sino de la sombra real de la muerte

de una dama y su único escenario.

 

Necesito subir lo más alto posible

a la mudez de los tejados diurnos,

y lo hago, cómplice de lo perdido,

 

para escribir bajo ese cielo sin nueves,

en silencio y con cautela, un presagio

que tal vez alguien pueda contestar.

 

 

Desde Larcomar

 

El Pacífico, con su poderoso sonido,

la horizontal figura entrevista de la Rosa Náutica,

las figuras que van y vienen —entre ellas la mía—

y se asoman a contemplar esta magistral estampa.

 

Regreso al escenario matinal con panza de burro

y viento purificador, en el lugar donde empezó todo.

La visión del cielo se diluye entre grises y halcones

que juguetean bajo el aura del sol inexistente,

 

que dan cuerpo al vaporoso hálito de nubes segmentadas

en miles de partículas a punto de fallecer en el mar.

Soy propietario de un fragmento de dicho cielo,

 

de un parque caprichoso que fue y deseo mantener,

belleza a la deriva tomada por la inquietud luminosa

del prolongado bullicio mecido a un paso del recuerdo.

 

 

Rocío

 

Ahora, que empiezas a vivir cuarenta veces,

tal vez comprendas y valores mejor este arcano

para observar las proporciones del universo,

la simetría del apartado orden celestial,

 

la belleza de los fulgentes astros en el éter,

el paisaje que se antoja lejano y, sin embargo,

aparece ante tus ojos descifrando sus secretos.

Ahora, lejos, el cielo ungido de luna será magia,

 

un horizonte de nubes alborotadas, tu poema.

Vuela, asciende, las estrellas te reclaman,

sube ante esa brizna de aire que te impulsa,

 

que va tejiendo tus alas hacia los confines azules,

hilando los ensueños luminosos de tu alma

mientras se desvanece la loca sinfonía terrestre.

 

 


 

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