ALDO VICENCIO – HOLGAR Elí Urbinaabril 13, 2020abril 13, 2020Poesía panhispánica, Revista Navegación de entradas PreviousNext Santa Rabia Magazine presenta un poema del joven poeta mexicano Aldo Vicencio (Ciudad de México, 1991). Poeta y ensayista, estudió la Licenciatura en Historia en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Fundador del colectivo poético Naufragio. Es autor de Piel Quemada: Vicisitudes de lo Sensible (Casa Editorial Abismos, 2017), el videolibro Anatolle. Danza fractal (El Ojo Ediciones, 2018) y Púlsar (Ediciones Camelot América, 2019). Su obra ha sido publicada en diversas revistas literarias iberoamericanas como Punto en Línea de la UNAM y Carruaje de Pájaros en México; Digo.Palabra.txt de Venezuela, Revista Antagónica de Costa Rica; Enfermaria 6 en Portugal, La Ubre Amarga en Bolivia; Buenos Aires Poetry en Argentina, Oculta Lit y penúltiMa en España,entre muchas otras. Ha sido incluido en las antologías Nueva Poesía y Narrativa Hispanoamericana (Lord Byron Ediciones, 2016) y Nido de Poesía (LibrObjeto Editorial, 2018). Holgar Elohim cauda muerta reflejo de la noche en carro un momento la ira me muerde la nuca contrahecha la lengua, respiro en la almohada olas en las tinieblas al ala, el cabello; a la garra, la grupa un sonsonete que repiten los dientes marcas de ciegos, cuneiforme siena seguir, seguir, seguir sin ramos las manos ya no alcanza la cama para mis piernas que se tensan los árboles crecen, savia pudiente en hondonada siluetas de letreros: Bella Hortensia, Hidalgo, Potrero e Insurgentes me adueño de mi rostro, lo tuerzo y lo aferro alarma de piel aulladora una sonrisa, una palabra que atraviesa mi oído sin penetrarlo interés, furiosas astas que embisten estrepitosos pasos a las siete de la mañana gritos, gritos, gritos me buscaste raído de palabras la carne armada resbaladilla de cuartos más niebla en la nariz nariz, la tierra palpítante renacer en la copa de las jacarandas un pétalo truena bajo tu bota la espalda se me enternece, es un Sol que baja y me mira atendido, botado, perdido me arrojan con ropa sobre el comedor ojos ensillados fotografías desconocidas varias líneas, varias intenciones disperso el cabello baluartes en la ventana acantilado: arte sin arte retrocede el atardecer la arena húmeda, serpientes libres nogal extasiado, sus ojos, hojas propagadas será la calle cerrada, la noche amurallada: será la nada estamos sueltos, entretenidos lazos de flores: Teresa, Juan, María; sus sillas, aros de nieve, saliva de fuego en la cintura: cae hielo quirúrgicos reflejos, la negra playa me abandona un sentido obtenido del capricho revuelto; caudal fílmico, todo ello: Tebas liberta, Savoy quimera que solloza feliz, multitudes de gente gimiendo, un hombre colgado de blanco estilete, lirios míos atravesados, mis lirios Adonai desde la ventana refresca el mar dispensa el frío: nuestro cuerpo apenas despierta Facebook Twitter