BRAYAN ROJAS: POESÍA PERUANA ACTUAL

Santa Rabia Magazine presenta textos del poeta iqueño Brayan Rojas Osores (Ica, 1990) Estudió Lengua y Literatura en la Universidad “San Luis Gonzaga” de Ica. Dirigió la revista literaria “Algamaris”. Ha publicado las siguientes plaquettes: Fruto para mujeres, El centímetro azul, Buque de primavera, Pecera congelada y Cherla.
Actualmente ejerce la docencia y prepara su primer libro.

Pintura: “Valencian Fishermen” (1895) Joaquín Sorolla
[ESPECULACIONES LUMINOSAS]

Paso la vida como una isla…
Paso la vida como una isla a ciegas
una flauta de hueso
es suficiente
para describir el abandono de mis huesos
la arena llora
amables cangrejos de todas las edades
una mujer de la que nadie habla
dibuja sus labios en el agua
para que los bese.

Un espejo duerme…
Un espejo duerme entre mis ojos,
en los tuyos una sílaba que el sol agita contra su torpeza.
Pienso ahora que debí ensanchar otro paréntesis
para encontrar tu sombra o esconderte en ella
mientras dormías.
Pues el presente es un espejo cruel, una muerte
muy delgada para mis ojos. Y Semilome una

música de pie que aún recuerdo.


Mujer conversa…
Mujer conversa con mis ojos
dales una pirámide tuya
que alumbrar
alas de marfil
para ofrecértelas
en matrimonio
un ejemplo de tus cejas
para siempre
entre las mías
y una mano de hilo
que las sepa acariciar.
Darmer
                                                               Discutí sentado el camino de la tristeza.
Mientras hablo, mientras levanto
un hombro
para saludarte sin ninguna condición
practico ser el mar
el vómito de ciertas especies que no
te saben bien.
La propia sal me sirve para endulzar los días
que no vienes.
Algunas veces salgo a caminar de puntillas
y a mi regreso
arrastro hacia la orilla toda la arena que no
pude regalarte. Y te imagino con el sol,
recostada sobre aquella playa –donde el amor
no está– para olvidarme.
Practico ser el mar y aquí termino:
Los pescadores no saben escribir mi nombre,
piensan que dentro del propio mar
no habita otro mar.
Entonces mientras hablo, mientras
levanto un hombro para despedirme
toco las extremidades que me quedan y
parecen las pinzas de un muerto.

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