ESTEBAN COUTO – HACER EL AMOR CON EL AGUA


Santa Rabia presenta una selección del poeta peruano Esteban Couto. Seudónimo de Christian Ahumada Heredia (Chimbote, 1987). Integra desde el año 2004 el Grupo Literario Isla Blanca de Chimbote. Ha publicado Saco de carbón (Editorial Aletheya, Arequipa – 2011, 2017 [edición especial]), Ese animal hecho de estaciones (Cuervo Editores, 2014), El paraíso desterrado (Editorial 12 Ángulos, 2017) y Orbes (Aletheya, 2018). Ganador del concurso “El Búho” en la categoría Poesía en el año 2014 y de los Juegos Florales Universitarios Unsa 2016.


He aquí  
el calcáreo depósito de nudos
saco de carbón aspirando
un ya derruido cosmos
plasmando el vértigo de las horas extremas
                                         la catástrofe.
En suma / receptáculo:
gavilla de paja
indumentaria de oquedades
atadura de músculos enlazados
      / toscos ligamentos /
a un ignoto camposanto.
Este es el terreno que se incendia
un jardín aéreo regado de cadáveres.
Sépanlo: como el vapor nos condensamos
y como el mismo            nos dispersamos  
       todos
para quedar celados
a los implacables velos del tánatos.
Observad   en aproximación   todos los huracanes
los rastros de la tempestad anónima
                       en fincas asoladas
un cúmulo de sueños inacabados
la viva entraña del camino
en huesos y boscajes.
He aquí   saco de carbón
escuchad el estómago del mundo:
            “a mí… atajo esférico”
“a mí… umbral de piedra”
 
Del poemario Saco de carbón (2011)
   
 
hay en la substancia del hombre  
un dolor
que lo seca por dentro
se disuelve / suda / terco reaparece
tiende un escalofrío en sus tinieblas.
 
existen colapsos convertidos en humo
un manojo de hiedras absorbiéndole las venas
cuando tantea la acidez de sus tierras.
 
todo en él muere
y aunque renazca
perseguirá los rastros
de su atroz nebulosa
                                    / en proterva flama.
 
escuchen:
en cualquier ojo
en cualquier milésima de segundo
de cualquier ser puro
sentirá el alma un bramido prurito
que lo deshará en mendrugos.
 
por eso la tenebrosa quema de los trigos
                                    / cuánta maleza! /
por eso la materia de las llagas echando
                                    sus últimas raíces.
 
Del poemario Saco de carbón (2011)
 
 
[Pervive de un paraíso una casa vacía, una cruz de cerezos coronando el umbral de la entrada. Un paraíso no se alcanza sino con la exposición al fuego del alba. No se puede evitar la expansión de los brazos solares cuando asoman el amanecer y los traidores colgados del hilo de un destino precedente. Y siempre están las escrituras como testigos ausentes de las verdaderas mentiras • Conoce ese paraíso el primer ser que se desterró a sí mismo de sus paisajes humanos, fragmentado por un rayo / a medio camino. Sus restos habitan aquí, donde se incinera el ombligo del mañana.]
Del poemario Orbes (2018)
 
 
[AMOR]
AROMA
 
 
Tengo tu olor en mí.
Alrededor hay mucho amor.
                        [Nos inquieta]
Esto debe ser perfecto: dos bestiecillas lisiadas
cosiendo con besos                  miembros inútiles.
¿Los conoces? Son los signos de lo no sido
los índices de la antigua cacería.
Cada cabello / cada gota de sudor
                        [o de sangre]
derramados en nombre del tiempo falaz
son ahora míos
al igual que un recuerdo de infancia.
Estoy en tu vientre [espejo máter]
y tú estás forjando mi piel de sombra
iluminada o en carne viva.
¿Existe algo tan perfecto como este férvido engranaje?
Si es así / devórame
sin vacilar / sin miedo.
Lo considero una promesa.
 
Del poemario Orbes (2018)
 
 
 
NOSTALGIA DEL MAR
[NÁUTICA]
 
Navegando en el río atmosférico del mundo
llegué hasta ti
diluido en mil moléculas
de amor profano
Tus pétalos    intactos    me reciben
como un caudal
y una gota de luz
surge de tu círculo dorado
celebrando la eternidad
 
Del poemario Orbes (2018)
 
 
|FIEBRE A.M.|
[00.01]
 
 
Mis memorias              colgajos /
péndulo                       el fragmento de mí que no sé…
y las grillas entonando la música de los cementerios
en homenaje a la agridez que pedí disolverse
en las aguas de los pozos          del tiempo
 
Uno nunca sabe cuál es el verdadero sueño
hasta ver el ensangrentado embrión del recuerdo
en la sala de disecciones           [espécular
                                               e inverosímil]              
desanudada la corbata    un sábado nocturno     sin techo
 
Entonces          baldío              puedo repasar mis íntimas películas
en la intimidad de mi patio abierto
e ir lavando los escenarios infantes       de la tragedia
ir tiñendo añil                                     en el blancor del abandono
ir colgando suspiros                             en el tendedero de mis penas
 
Como restos mustios   al éter matutino           los pensamientos
/ despojados a lo crudo            de su patria ingrávida /
muriendo van  un poco                     en mi día a día
cantando van   esa luna nueva que se desluce
                        a medianoche               en su aurora de verdes fetos.
 
 
Del poemario Orbes (2018)
 
 
[TRANSFORMACIÓN DE AURA]
| HACER EL AMOR CON EL AGUA |
 
La tierra y el agua se comunican como lo hacían papá y mamá en el auroral de su joven alcoba.
La música:       las sirenas del silencio trotamundos vistiendo espuma a la manera de una bella          / despierta ante la noche           de las grandes ciudades.
En el aire se puede palpar esa vida que solo se unifica en el amor de las lluvias por las chacras o desiertos.
Lo que es         existe    pese a la muerte del corazón-péndulo.
El agua vuelve siempre a mí vuelve      a nosotros        [su cauce]         estriando el olvido de la historia y el delirio de las mareas al untar su lengua con la sal de las costaneras.
Se nace, se crece, se multiplica como toxina y se vuelve al estado primigenio              en la paciencia del agua. (Eso la tierra lo siente          lo sabe)
Aun en la transformación de la materia térrea y la música del fin de los milenios siempre se sonríe como al séptimo mes de nadar en el océano de dudas auspiciado por la luz del alba nueva.
Papá y mamá sabían eso y me lo cantaban desde pequeño       tejiendo cantinelas de hadas y anécdotas de mejores tiempos.
Papá y mamá lo sabían haciendo el amor         así como la noche y el infinito con un código que solo ellos conocen y dialogan        / y cantan en coro (lejanamente).
Hasta ser el agua y la tierra que se comunican en el vientre del mundo                      como papá y mamá en la oscuridad de sus habitaciones profundas…
Creyendo fervientemente en el crujido alborozado de los vidrios / amando a muerte             el rostro lánguido de las anémonas.
 
Del poemario Orbes (2018)
 
 
PLANTACIÓN
 
Ella revienta pulmones y estómago con las drogas del siglo.
Él la ama dolorosamente como un intrépido animal de lenguaje
 
Carlos Reyes Ramírez
 
“¿Fumas yerba?” –me preguntaste.
Asentí / aunque mi demencial fogata
se estuviese convirtiendo en una humareda kamikaze.
“Ahora viajaremos a la luna, mi amor”.
Sonreías
maquillada hasta el hartazgo
con los alucinados vidrios de la caída.
El ojo de cristal nos iluminaba / cómplice
mientras nosotros
en el éxtasis de los colores
las risas / los golpes mágicos / los besos
íbamos excavando
aspirando
tragando desesperados
la tierra infame de nuestras culpas.
 
Del poemario El obscuro ojo de Afrodita(inédito)
 
 
a veces amaneces distinta[1]
como una rosa obscurecida por la mañana
cocida ensombras        /por los albores del día fenecido
 
a veces te haces agua y evaporas tu luz
con las últimas auras de la noche nueva
la noche de Walpurgis en que por fin eres liberta
 
no podrías ser otra cosa que aliento
del amado que te desea tiempo después
de haberte perdido                   cuando ya eres gallareta
 
y no podrías desear otro bolero
otro café más que este  tostado en el agorero
de los poemas póstumos
 
esos que se leen a escondidas con la siniestra amante
para hacer del amanecer siguiente
una paradoja del tiempo
 
Del poemario El obscuro ojo de Afrodita(inédito)
 
 
flauta soy
hechicera soy
de tu pulso agitado
y tus ojos-laguna
formando espirales en la superficie /
mi oscuro encanto gobierna
todo hálito entrecortado y
los movimientos circulares
compartidos
en el eco del espacio nocturno /
envuelta en estoraque estoy
inundando el ambiente
con mis aromas brujos
vistiéndote de ropajes impalpables
y transparentando tu bondad
con la huesuda polvareda de lo umbrío /
soy hipnótica música
melodía magnética soy
aún después de la muerte
en este recinto pagano y sacro /
he ahí   el equilibrio de mis notas en tu pentagrama
por eso mi concierto acústico en tu garganta
grita a la hora de la tempestad
cuando la luna llena bebe la voluntad y el aliento
con su cántico de medianoche
 
Del poemario El obscuro ojo de Afrodita(inédito)


[1] Ana María Dixit!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *