FERMÍN VILELA – ELEGÍA DE MONSTERRAT Elí Urbinajulio 9, 2020julio 9, 2020Poesía panhispánica, Revista Navegación de entradas PreviousNext Santa Rabia Magazine presenta 4 poemas del autor argentino Fermín Vilela (Buenos Aires, 1992) poeta y traductor. Fue autor de variados artículos, traducciones y entrevistas publicados en revistas y editoriales como Buenos Aires Poetry, Anfibia o La libélula vaga. Publicó El horizonte del umbral (Peces de Ciudad Ediciones, 2017) y Purga (Buenos Aires Poetry, 2019). Actualmente reside en Portugal, trabajando como traductor, crítico literario y agricultor. Elegía de Monsterrat Para qué voy a discutirles la belleza impune de los ángeles ni sus nalgas grises, libradas al nocturno. Para qué si van de árbol en árbol, riéndose con lengua y nadería huérfana, sin poder medir el daño colateral de sus alas, que golpean todo lo que rozan y llevan nombres escritos en ellas. Los ángeles mueven sus alas desde el umbral con intenciones de mear sobre nuestra cara de nieve. El chorro cae, tamboril, hacia las manos y los ojos que les rezan cielo: no hay cámaras, periodistas ni escrituras sagradas que registren la escena. Para qué voy a discutirles su belleza si jamás pudimos verlos sobrios, libres de moretones en la cara o en esas armaduras que exhiben como lamentables uniformes divinos. Miremos hacia arriba, en fila al tragacielo. Uno por uno miremos hacia arriba. Todavía podremos escuchar sus risas. Todavía las alas eléctricas de imaginación que siguen guiando al necio por un oscuro camino de tierra. Todavía asomándose el ángel huérfano, malherido y por poco muerto de frío: en esquinas de tu ciudad lo verás fumando, en rincones oscuros lo verás abandonado. Imperativo Alma centinela, Confesémonos De la noche inútil Y del día en llamas. Arthur Rimbaud Del poema te han rogado un oráculo. Te han obligado a lamer codos y zapatos vencidos, a mear en fila sobre tu vientre de infancia, a dibujarle manos al dios indiferente, a callarte al querer perseguir tus nacimientos. Del poema te han pedido una resurrección. Sucedió que los muertos estaban inquietos, que no bastaba con sepulcros o cruces autistas, que había que liberarlos de las exigencias del aire negro y extraer sus palabras cardíacas de la ruina de la nada. Del poema te han rogado una verdad. No más que deseo pasado por agua les has dado, un ojo mal lavado, ególatra en su retina de plástico, líneas trazadas hacia otras paralelas e incomprensibles, no más que llave para casa sin puerta les has escrito. Un pésimo ejemplo Y un hombre aterrado por sus aulas está acá mismo intentando hacer mala pedagogía susurrándole al verso magro que toque puertas del enfermo que ejerza la medicina en toda su limitada esfera Y este hombre que sueña constantemente con exámenes y una profesora con menos piedad que un militar sin piernas hoy intenta llevar adelante su educación basada en el estudio autodidacta de las formas que nublan a los poetas condenados, aburridos en patéticos salones del infierno Y este hombre entierra su cuerpo deforme en el corazón de una máquina inutilizable que nadie puede detener o poner en marcha Y este hombre toma aire se vuelca a trabajar poemas relatos malos corregidos se vuelca a escribir con algunas certezas detesta la hipoteca arterial los créditos a tres décadas adora sentir el orgasmo de la mujer escrita en su pequeño poema susurra adelante querido verso, vamos adelante. Panorama Estos son los ángeles en los que nadie cree. Son los que van de casa en casa, girando con un dejo de tabaco y pasado mal resuelto. Apuestan huesos en la lotería de la eternidad. Estos son ángeles venidos no del paraíso sino enterrados bajo tierra. Son quienes anidan en el dormitorio del enfermo, el apartado, el adicto. Son los mezclados con el cemento y las flores industriales, la perversión sin confesiones, todo lo que nadie quiere ver. Bajo un hermoso cuarto menguante deambulan alumbrados por esa luz blanca como blancos son los huesos del Dios que los desterró y hoy saca provecho de sus alas rotas, los escupe mientras se aclara la garganta, hace de sus días un Laboratorio. Facebook Twitter