Gloria Bernal Acevedo. Abogada colombiana, penalista y docente universitaria. Escritora de libros de jurídicos y literarios. En su formación académica además de ser abogada titulada, cuenta con un postdoctorado en Políticas Públicas y Paz Social, un Doctorado en Educación, Maestría en Ciencias Penales y varias especializaciones. Autora de los libros de poesía Los cuatro círculos (2016), Sinfonía para un ser anclado en un sofá (2018) publicado en tres idiomas. El círculo perverso de Eric (novela, 2016), Las lenguas cortadas (relatos, 2017) traducido al francés, inglés y alemán, La muerte y Los perros (novela corta, 2019), El tercer crimen (relatos, 2020), Las astillas del deseo (cuentos, 2021).
Inaudible (HOPPER)
Incrustado entre las ranuras del piso,
parpadea al observar aquel hombre,
cerrar la puerta con la llave del hastío.
Como ladrillo sujeto a la muralla bronceada,
la observa sentada frente al piano.
Las notas saltarinas se alojan
en el madrigal invisible de sus hombros.
Retratos por segundo proyectan
los negativos de su juramento.
Ojos nocturnos a través del vidrio.
De su boca salió un silbido inaudible.
Las cuerdas ahorcaron las frases
sujetadas al teclado de una promesa.
Dos boletos entre falanges temblorosas,
se detuvieron en una mujer diluída
en poemas escritos para ella.
ESPEJISMO (DE LA TOUR)
Llama altiva para ser dos.
El futuro desvanece la flama,
y la inclinación, el pretérito.
Entre ellas, intervalo de impaciencia.
Manos sobre la calavera palpan las fisuras,
los instintos se esfuman con la parafina.
Las venas halagan la melancolía,
desatar el amor aferrado a un ser lejano.
Las palabras envian frases con hilos
de fuego que zanjan el tiempo.
Deambular por la llama.
Su presencia cimbra el soplo de obertura,
coquetea con el crepúsculo que fulgura,
el perfil cubierto con arcilla de piel.
Si la acústica no se aparta del eco,
vibrará la pasión que traspasa
el reflejo de flamas en el cristal.
Ambas velas arden con el complot
del espejismo que no ha consumido,
las soflamas del azar.
LUJURIA (ROPS)
Hilo atravesado por la cerrazón del sentir
con la resonancia del zumbido de la pasión.
Temo desprender deseos de su cobertura,
dejar vencida la desnudez, entre muslos
encajados con la puntilla de la mentira.
La lengua transita la silueta,
se embebe para pinchar tu nombre.
La sangre volcada lo impide,
los tabús contraen el pubis de tu pena.
Volteo el relieve para penetrar
tu existencia y perturbar la mía.
Los retos aletean y la mariposa descansa.
Quiéreme, antes que el amor pulverice sus restos.
Pisoteo las falacias tendidas sobre la losa.
La música y la poesía se aturden.
Lamentos desestabilizan el tiempo,
somos letras acomodadas al libreto.
La perversidad cosquillea los pies
de una mujer paseando un cerdo,
hacia el pedestal de la lujuria.
ANHELOS (BONNARD)
Baño de anhelos desvanece los contornos,
piernas cinceladas por el absurdo cautivo.
Las caderas inclinan el pubis del pincel.
Líneas rojas con el viso naranja,
resaltan las corolas que penden del sueño.
Palpitaciones emergen burbujas
con matices que pernotan en las pupilas.
Entramados, policromía de evocaciones,
que hormiguean pliegues flotantes
en grietas que hurgan los vestigios
sumergidos en la timidez.
Un tinte brota, río volcánico que diseña
el pergamino de su estampa.
La cuenca del sollozo remueve costras.
Invisibles torrentes del miedo
desdoblan las carillas de olvido.
Deambulan los trípticos de tiempo,
y el puntillismo del escalón, vuelca anhelos
que tapizan entrañas del desenfreno.