GONZALO PANTIGOSO – HERENCIA DE OTOÑO Elí Urbinamarzo 17, 2020octubre 30, 2021Poesía panhispánica, Revista Navegación de entradas PreviousNext Santa Rabia Magazine presenta una selección de poemas del escritor chimbotano Gonzalo Pantigoso. Poeta del amor, pero cuyos versos se ciñen también dentro de la poesía social, con un tono herido y combatiente. Gonzalo es docente de la Universidad Nacional del Santa, y ha publicado los libros de poesía Confesiones de mantícora (2006) y Atahar (2006). En narrativa, es autor del libro de cuentos Lindero prohibido (2006), de la antología del cuento chimbotano Cuentos del último navegante (2007) y es coautor de los libros de cuentos Tiempo de pesca (2005), Atravesando la nada (2010), Reflejos y sombras (2014), El resplandor de la tarde (2015), Desde el silencio (2016) y Navío al viento (2017). En el 2014 fue considerado en el libro Plexo Perú, compendio de poesía y gráfica del Perú y Chile, editado por la Editorial Quimantú de Santiago de Chile. Ha sido considerado en la antología de cuentos ancashinos sobre violencia política Diez gritos bajo fuego cruzado (2017). ATADURA Ojo con ojo ellos nunca duermen sus espíritus de chacal nos vigilan siempre Hace quinientos años llegaron los primeros cuando nos dimos cuenta fue demasiado tarde el fango cayó de golpe sobre nuestra historia nos obligaron a esconder el rostro de la dicha deshecha como por el canto de un pájaro de mal agüero nos despojaron de nuestro común aliento Hicieron de nosotros una generación desposeída reencarnada más de cien veces bajo el mismo signo de atadura Los socavones nos negaron la luz del mundo y en vano retornamos en busca de nuestros mitos para que nos devolvieran la memoria de los siglos y elan vital forjado con el fragor del trueno la lluvia el sol y la tierra Hoy ya no son los mismos pero aquella estirpe sobrevive y está aquí entre nosotros controlándonos centímetro a centímetro poro a poro inundándonos totalmente de odio instigándonos a enfrentarnos hermano contra hermano pobre contra pobre Un miedo inmenso y ciego nos persigue nos sumerge en la corriente subterránea de una paciencia histórica invade en nuestras decisiones nos voltea el alma Definitivamente nadie puede solo contra esta atadura HERENCIA DE OTOÑO Se olvidaron de decirte que eras mortal y te echaste a caminar por el corazón de la ciudad con el único abrigo azul cansado que compartías con el abuelo para defenderte de la garúa y el duro golpear de la vida Aprendiste a descifrar tu nombre entre sus callejones escondidos a compartir sus parques y gaviotas como una manzana partida a soportar su paciencia pálida y sedienta descubriendo cada mañana sus secretos nauseabundos hasta dar con la necesidad de no ser un transeúnte más por sus avenidas y jirones desde entonces tus reuniones clandestinas empezaron a ser una esperanza impregnada en el mal olor y en el humo de las fábricas y una tarde de octubre te atreviste con la altivez de los dioses a mentarle la madre a la vida A pesar de ello nada ha cambiado nuestras calles siguen siendo invadidas por mendigos y mercachifles los niños han dejado de ser el futuro de la patria las noches son testigas de las prostitutas ofreciendo sus cuerpos en las esquinas peligrosas Es necesario como tú solías decir: “Escribir bajo este cielo estropeado una cólera nueva” Tal vez no lo creas pero el abuelo dejó colgado en el otoño de una tarde el abrigo azul cansado para dárselo a tu hijo cuando sea grande y descubra que no basta mentarle la madre a la vida para saber que no somos inmortales ARENA MUERTA La arena de mi playa murió una tarde en que las gaviotas extraviaron su canto en redes extrañas Convivió con la noche sobre una alfombra de algas y en complicidad con la luna se hizo negra Nadie percibía a través de los indicios que una brisa herrumbre envolvería nuestra historia y que el pescador atrapado en cantos de sirenas ignoraba el secreto de los náufragos Mi playa ahora brama inútilmente contra las rocas desgajadas Sólo tengo en su arena ausente la evocación de un día asentando mis huellas húmedas y elípticas irrumpiendo en la profundidad del rescoldo. Hoy quiero nuevamente cruzar las calles rectas y la gran avenida hallarla límpida e interminable abordar el recuerdo de la resaca y recoger uno a uno los crepúsculos olvidados pero la arena de mi playa murió una tarde en que las gaviotas extraviaron su canto en redes extrañas y la ciudad también agoniza infestada de humo y mal olor ocultando el oprobio tras la espesura de las piedras Poemas extraídos de ATAHAR (Mantícora Editores, 2006) MONÓLOGO DE NÁUFRAGO (FRAGMENTO) … hoy tengo otra vez la angustia calcinante de las horas baldías las calles me devoran llenándome de desamparo ¿Quién me dirá que en los parques y en las plazas públicas en las avenidas y jirones existen muchos otros como yo disimulando su orfandad debajo de la camisa? la soledad es un desierto que nos roe la vida una tenaza invisible que nos coge uno a uno un golpe de repente hundiéndonos al abismo de la nada tarde he bajado las escaleras todos hemos refugiado el rostro en el silencio y en las sombras mis pasos son los únicos latidos de la noche el conformismo nos ataca estratégicamente cielo y tierra están clausurados para nosotros y ya no existe otra salida decidirse significa romper los esquemas -todo es complejo si uno vive inmerso en la soledad- la tensión de vivir acorralado en ese vacío existencial -consagrando la más imbécil desolación de los hombres- nos somete a veces a comprobar que existimos Hoy más que nunca esta soledad tiene la sal de los mares la hiel de las hienas y la ira del sol a medio día Poema extraído de CONFESIONES DE MÁNTÍCORA (Mantícora Editores, 2006) Facebook Twitter