JESÚS ZATÓN – SE CONTEMPLÓ A SÍ MISMO EL PENSAMIENTO Elí Urbinafebrero 11, 2020febrero 11, 2020Poesía panhispánica, Revista Navegación de entradas PreviousNext Presentamos seis poemas del poeta español Jesús Zatón (Ribabellosa, Álava, 1956) Zatón es licenciado en Bellas Artes y Catedrático de Dibujo, ha demostrado su interés por los ensayos históricos (en particular, relacionados con el esoterismo, los temas espirituales y todo cuanto contribuye a la elevación de la consciencia del ser humano) en obras como: Guía histórico-artística del CEI de Gijón (antigua Universidad Laboral), ed. Júcar, 1993; Zen en el arte, ed. Fundación Rosacruz, Valencia, 2007; Geometría Sagrada, Bases naturales, científicas y pitagóricas, ed. Fundación Rosacruz, Zaragoza, 2013; El Renacimiento Oculto, espiritualidad y esoterismo en el arte renacentista, ed. Fundación Rosacruz, Zaragoza, 2018; El Misterio de Jesucristo, ediciones Sapere Aude, Oviedo, 2020. A su labor investigadora cabe añadir su amplia producción como escritor de literatura infantil-juvenil, y su hacer como novelista y poeta, campo en el que podemos destacar su novela policiaca Círculo Hermeticum, ed. Apuleyo, Huelva, 2017, y sus poemarios: Prendida Senda, Clepsidra poesía, colectivo Multi-Media, Gijón, 1988; Jardín de ausencias, ed. Casa Eolo, Huesca, 2011; Pervivencia de la Palabra, ed. Ars Poética, Oviedo, 2018, Acaso también, un hombre, 2020 (inédito) Su obra ha sido editada en varias lenguas. 3 SONETOS (Pervivencia de la Palabra, ediciones ARS POÉTICA, 2018, Oviedo, España) ESAS FLAUTAS Y PÍFANOS DOLIENTES… Esas flautas y pífanos dolientes, las cítaras y su gemir crecido ¿son los llantos, o el eco embravecido de náyades que claman en las fuentes? ¡Ronca el trueno, salta el rayo!, sátiros y faunos con ansias lujuriosas persiguen por los prados a las diosas que esquivan sus abrazos. Los céfiros ardientes soplan viento enardecido sobre la floresta frondosa. Llega Pan. Presto solicita los favores de Cupido a las ninfas que han huido. Danzan, ríen, y ninguna de ellas niega, al dios de los rebaños, sus amores. ¿PUDO FIDIAS TRAZAR MÁS BELLA FRENTE… ¿Pudo Fidias trazar más bella frente, o el escorzo fugaz de su arduo pecho admite compararse con lo hecho por artista pasado o del presente? Su cuerpo, o laberinto, es el misterio que invocan los adeptos e iniciados, que pocos son los hombres exaltados que sepan alcanzar su magisterio. ¡Oh, diosa o maga, “Trono”, Isis gentil, ¿por qué escapas de mí cuando te acosa mi oculto y puro afán por adorarte? ¡Oh, diosa!, deja que mi alma servil de tus senos ingiera generosa el elixir alquímico del “Arte”. SE CONTEMPLÓ A SÍ MISMO EL PENSAMIENTO Se contempló a sí mismo el Pensamiento total e inabarcable. Fragmentó la Luz que Él mismo era y con luz creó al Hombre, aliento de su igual aliento. Es, en verdad, el hombre un dios que late y en su propia creación sufre y habita, que siendo claridad infinita unido está al destino de un primate. ¿Por qué tu facción divina, a la opaca densidad se aferra, por qué a esta tierra y a este polvo tocado por la muerte? Solo el olvido la ebriedad aplaca y la terrible ausencia que soterra la resurrección de tu rostro inerte. 3 POEMAS (Acaso también, un hombre, 2020) SOY EL ÁRBOL Y SU SOMBRA Soy el árbol y su sombra viviente y desgastada, el pájaro que arropa con sus alas los cautivos brotes de la rosa y sus silencios, la luz que vence en la mañana la desnudez del cielo y tiñe de blancura las quimeras de los sueños, la risa humedecida de los peces y los niños, la lluvia que arrastra, en turbios llantos, las sombras aceradas del amor y sus espejos, el tiempo que, al morir, trasciende los versos y la carne, acaso también, un hombre. A UN VIEJO ESCRITOR OLVIDADO Cerrabas cada noche las calles y los bares, golpeando con tu prosa instantes y estantes donde bostezaban los libros y las rosas. Testigos de tu paso son las mesas de los cafetines que recorriste cada anochecer, cuando la ciudad ya era latido despoblado entre las sombras, y las pendientes ardían de fiebre y de premura. Testigos de tu paso, las furtivas lenguas de neón sobre la frente, y el cielo oscuro de donde fuiste arrebatado con loco desvarío, como una estrella inútil, arrojada a los contenedores del olvido. Tú, viejo poeta, que cegaste los ojos sobre el brillo ceniciento de los libros, e increpaste, con la sal amarga de tus versos, los suburbios por los que la ciudad transita. Tú, viejo poeta, desde la soledad, recortada por el humo y por las horas, desde el precio de la carne acordado con premura, tú, viejo escritor olvidado, si algún día estuviste entre los hombres, hoy tu recuerdo ya es ceniza. DESVELAN LOS FAROS DE LOS COCHES Desvelan los faros de los coches la hiriente anatomía de un árbol asesinado junto a la carretera. Ha desnudado el viento sus ramas y violado el hacha, repetidas veces, su corteza. Revela el tronco, ya de cerca, las huellas del martirio, y, en la parte baja, bien se aprecian las heridas, sin cicatrizar, de un corazón traspasado por el furor de una flecha. Como rúbrica, los nombres, a cuchillo, de los que fueran amantes. Facebook Twitter