JORGE CHÁVEZ ALVAREZ – MI PATRIA ES ASÍ Elí Urbinaagosto 31, 2020noviembre 4, 2021Poesía panhispánica, Revista Navegación de entradas PreviousNext Jorge Chávez Alvarez. Economista por la Universidad de Lima, estudios de doctorado en economía por la Universidad de Oxford (Gran Bretaña) y de maestría en desarrollo económico por el Instituto de Estudios Sociales de La Haya (Holanda). Presidente de la consultora MAXIMIXE. Expresidente del Banco Central de Reserva del Perú. Consejero académico de la Universidad de Lima, Universidad Nacional Agraria, Universidad Ricardo Palma y Universidad Nacional de Piura. Fue profesor de las universidades de Lima, de Piura y de ESAN. Conferencista internacional en temas económicos, sociales y políticos. Poeta insular; para muchos un secreto aun en el universo de nuestra poesía. Tiene en su haber un solo libro: Reino de lo inútil, publicado recién en 2018. Sin embargo, reúne en él cinco poemarios: Intempestiva, Pétalos de Vidrio, En el Nombre del Padre y del Hijo, Madrigales a la Diosa Alilat y Re/Versos. Libro elogiado por el crítico Ricardo González Vigil en su Balance Literario de 2018, así como por Rubén Quiroz Ávila, Roger Rumrill, Cronwell Jara, Fernando Carvallo, Juan Ochoa y Rodolfo Moreno, entre otros. Ha participado en diversos recitales poéticos en 2018 y 2019. Autor de diversos artículos y ensayos en temas económicos, sociales, políticos y filosóficos. Aficionado a la composición musical, a tocar piano, a la filosofía y la literatura. SAGRADA FAMILIA Padre amarillo sólo tú madre amarilla sólo tú hijo el cielo azul violeta inmóvil sólo tú ella ellos nadie nadie nadie. Y otra vez el mar perdón sus olas perdón desnudo desnuda perpetuo bajo la sombra de mi sombra soy día y soy noche bajo la misma luz y la nada y nada más perdonar perdonar perdonar sin más mi paz jamás descansa. SER UN PEZ Cada día un pedazo descarnado de mí flamea en una lanza y no hay rayo llama o maremoto que no mutile lo que va quedando en el horizonte y de aquella ciudad tan pero tan pura alzada a la mar sobre mis hombros. Nací encallado entre cuatro paredes de agua en inhóspita y lejana cabeza y cada día un pedazo descarnado de mí es una costra solitaria resuello de acróbata abismal PEZ de aguas abajo en aleteo inútil absorto ante el trajín de las nieves de las eras mientras mueres de hábitat inasequible nadando en un silencio que prescribe. Y cada día un pedazo descarnado de mí es una escama informe de luz negra así me siento de haber caído tantas veces incrustado por flechas desde el rocío demolido por vísceras abyectas deslenguado por voraces lenguas. PEZ de arena en tiempo anfibio barco abatido por vientos huracanados de cenizas llevándote a ti como bandera dentro de mis ojos y en todos los ojos ya sin narices. PEZ de atmósfera zarandeada en la invicta memoria con mi silencio de migajas que extraigo del firmamento para dar de comer a la única paloma ausente berlinesa a la hora exacta de la palabra arrojada tantas veces a la noche insepulta ante tu mirada de nieve perfecta. ¡No-pez al fin! para fluir en cualquier vida o muerte etérea atando cabos de despojos como el silbido de un tren vacío a la Siberia. ODA AL MAR Al mar que yace aquí conmigo al zumo poeta tumbado de alas afligidas al que en cada despertar recita vientos en lenguaje de titanes. A ti mare mío a tu olear de escarcha les canto en cuerpo y alma me disuelvo en ti errabundo polvo en pos de la fuente. Oda a ti porque te insinúas como la vida y ovillas mis horas del poder inquieto con el que ingieres el mundo y lo imbuyes en tu racha de sal. Oda a ti porque estás y no estás a la orilla de tus sombras de donde elevo mis versos a tus cerriles fauces de altamar para perderme en su iracunda danza. A ti zumo liquen de voz viva voz padre hermano amigo voz catarsis redentora a ti mare mío y a tu azul que reverbera el titilar de las estrellas en ti te canto errabundo polvo disuelto en marino llanto a tus habitantes silentes a sus ancestros y sus sueños que alumbran sueños nuevos en pos del amor sumergido en tu tiempo. IGUAZÚ Quién eres Iguazú cayendo así en orgásmica cascada fractal de siete mares en estruendo del bestiario relumbrando en toda hiedra de lechos emboscados por montañas en qué momento eres donde rompe el olear de sangres por tus venas. Sonar de espuelas en secretos de lluviosa cabellera de las Eras de qué escala del silencio ¡Oh inmutable luz! cuelga tu nombre de qué manos me acaricias como un ángel dormido en tu pecho de último hombre. ¡UN RÍO! Buenos días querida Iteru azul Iteru blanco nada te saque de mi curso apaga la sombra de tu cabeza entre mis cauces prende tu dorada estela mientras maduran mis aguas abajo el grito de impronunciable miedo que no entiende mi griego. Empieza a lamer la piedra a levantar el ceño a oír su rugir de espuelas el flujo incesante de la sangre contenida en las ensillas. ¿Y nosotros? escuché tu voz y una hecatombe de luces cegó el proscenio A demoler paredes a soplar las brasas y exudar el éter del recuerdo a roernos los labios y sembrar vanas palabras en un verdor alucinado para encumbrar nuestras sombras caídas a nuestras espaldas. Desde siempre que tú las palabras son orugas polifónicas alumbradas en un coro latente las elegidas brotan como una flor y sufren una transmutación en la garganta. Elige las que llevan venda en los ojos en ellas tus soles izan sus velas. MI PATRIA ES ASÍ Mi patria es un torrente de ríos de montañas de ciudades derramadas por quebradas de belleza devastadora. Cordilleras de cielo y cemento exuberante descuelgan sus hebras precipitadas por un laberinto de cuencas y trizas de lamentos. Cada río es un enigma que el zaguán ha de desflorar para vivir el presente esquivo y avizorar un futuro que ya fue. Andar sus laberínticas rutas colgantes que mecen hogares de maleza dura y fértil drama es un rodaje de incontenibles piedras. Mi patria amanece hoy de noche en un desconcierto de Wagner con tanta alma y tan poquita gota a mi árida boca. Las nubes paseando como si no pasara nada ante mis ojos tan lejos para despistar los peces y el pan como irrealidad en la mesa como si cada ciudad fuera cuento y Dios cojeara en los sembríos del naciente siglo anegado en iteraciones medicamentosas sin pálpito. Cuánta impotencia ante la potencia del error frenético del amo y señor desértico. Háganse las pestes de algoritmos intrusos cortando la electricidad de mi lengua. Nada en especial es ciudad sino mar aquí sólo las aguas y abrazos últimos hasta los sótanos de honda espina hasta las lágrimas inquebrantables aquí sólo río abajo e iracundo polvo vetas de alfileres y arrugas apiñándose sobre mortecinos que ¡ay! siguen lamiendo el lodo como esbozos paradójicos. ¿Acaso no hay un límite para las sombras ancladas a la deriva para las laderas sin límites y las tempestades de sollozos? ¡Abran paso! ¡abran paso! que aquí baja la última hornada los verdes pétalos imperecederos agazapados en el féretro del último suspiro. Oigan sus mandobles paridos desde el inicio del silencio abran paso y alisten sus alas al reverdecer del residuo acumulando en mi oído. Facebook Twitter
Mi querido Jorge me gustaron mucho tus poemas,llenos de un amor profundo de hechos y sentimientos. Te Felicito por seguir tus sueños Responder
Mi querido Jorge me gustaron mucho tus poemas,llenos de un amor profundo de hechos y sentimientos. Te Felicito por seguir tus sueños