MARGARITA PINTADO – LA DEVASTADORA CLARIDAD Elí Urbinajunio 26, 2021junio 26, 2021Poesía panhispánica, Revista Navegación de entradas PreviousNext Margarita Pintado (Puerto Rico) es poeta, editora y docente. Autora de los libros Ficción de venado (2012) y Una muchacha que se parece a mí (2016), ganador del premio de poesía otorgado por el Instituto de Cultura Puertorriqueña. Es también coautora de la “novela bloguera” Ping-Pong Zuihitzu, junto al poeta cubano Lorenzo García Vega. Dirige el espacio de poesía Distrópika (www.distropika.com). Ojo en celo Para el ojo en celo y en brote de sequía el azul del cielo disgregado en cada grano de arena flamea en la retina que finge y eyacula sobre la orilla blanca de una página el sueño mojado de un poema. Espantar unos pájaros Llego a la playa para espantar unos pájaros. El aire azul me devuelve el recuerdo de tu rostro limpio y humillado, como pidiendo perdón. Mis ojos se acostumbran a la devastadora claridad. Pretendo saber en dónde empieza el cielo en dónde la tierra, en dónde nuestra historia. No me alarmo cuando el horizonte se desprende cuando corroboro que levita mirando con horror hacia el barranco de agua y luz que lo define. Pero yo he llegado hasta aquí para espantar unos pájaros, y acaso tu rostro, el recuerdo de tus ojos y unos pájaros. Sus graznidos de sal y de azul picoteándome el vestido imaginario que me pongo cuando ——– i s l o ——– cuando desdibujo mi costa ya lejana, tu costado ya desierto, mientras sigo espantando siempre los mismos pájaros en una playa color azul helado retirándole el pan al recuerdo de tus ojos, variación de pájaro silente desolada he seguido, separando la paja del trigo, la ola de la espuma, la visión de la retina para verme sin espejos, rota pero íntegra iluminada por la contundencia fabricada de un reflejo. De las estatuas Deseo ser estatua. Y que se enamoren de mí. Que escriban versos de cómo mis formas atraviesan el dolor del tiempo. De cómo el sudor de la noche se acuesta en mis hombros. De cómo me lleno de una oscura porosidad de ojos cerrados, de brisa mojada del llanto de una estrella, de cielo, de risa, de mar. Bosquejo del llover El bosque. Decir el bosque. Proponer una música. Tallar la brisa. Ver un paisaje. Ver llover. Sin lluvia, pero con llover. Con ese llover que siempre ocurre cuando lenta, suave, tan hecha de minúsculos trozos de un aire que no pesa, me digo que veo llover. Me lo repito, junto a la ventana, que va a llover. Que voy a ver llover. Avanzar la idea de la lluvia antes de que. El aguacero siembre todas sus dudas. Lloverse sobre el llover. Dejarse llover. Ver llover. Decir que veo llover. Hasta que llueva. Hasta que lluvia. Hasta que. Hasta. Orden Todo está en orden. La mesa con sus libros los vasos, sus círculos mojados. El vacío, las ideas y los platos. No sé qué día es pero hoy me inventé tres palabras para bloquear el sentimiento y estar viva. Facebook Twitter