
RAFAEL SOLER (Valencia, España,1947) es poeta, reconocido y premiado narrador, profesor universitario y Vicepresidente de la Asociación Colegial de Escritores de España ACE. Ha publicado cinco libros de poesía: “Los sitios interiores” (1980, accésit del Premio Juan Ramón Jiménez), “Maneras de volver” (2009), “Las cartas que debía” (2011), “Ácido almíbar” (2014, Premio de la Crítica Literaria Valenciana) y “No eres nadie hasta que te disparan” (2016), así como las antologías “La vida en un puño” (2012) y “Leer después de quemar” (2018). Autor también de seis novelas y dos libros de relatos. Ha sido invitado a leer sus poemas en más de quince países, y libros suyos han sido publicados en Hungría, Japón, Italia, Estados Unidos, Ecuador, Paraguay, Bolivia, Honduras y Perú.
V
En madrí, a veintitantos
y en plena posesión de lo que tengo
lúcido
abandonado al tiemblo de los astros
y qué importa mi postura
si todos los gatos han vuelto a sus hogares
y la luz pide cobijo al único cristal
que vive en la ciudad porque
ahora
en madrí, con pupila dilatada
sentado en esto que viene cauteloso
dispuesto a recorrerme besando donde duele
y todo mi dolor es un chiquillo que nunca
llega al mar
pero sigamos: decía mi ciudad
– la de ahora mismo –
y un etcétera de fechas
y luego un gato, que regresó con sus labios
manchados de carmín a confesarse
llorando despacito
como yo
deliberadamente espléndido de túnicas
y aplausos (mira por dónde
tuve un gato
que nunca despertó de su atonía, orondo y sudoroso
en días como este, cuando madrí, y veintitantos
y luz en la rendija) porque, repito,
aquí
con la memoria puesta
lúcido
en plena posesión de lo que falta
y a nadie pertenece (por ejemplo
tú
bruja queridísima
falsa paloma caída de mis sueños)
aquí
en madrí y veintitantos
dueño de nada
ya sabes:
mi guerra civil ha terminado.
(En Los sitios interiores)
Un poco más de ella
Inventa un ángel y cédele tu asiento
a la hora del Martini y de las prisas
en esta plaza con más bancos que palomas
busca luego un nombre adecuado a tu impostura
y escáncialo con devoción sobre su pelo
evitando una caricia que rompa el sortilegio
disfruta así el instante que brinda tu osadía
y no obras el periódico ni consultes el reloj
dos hábitos tristes y fuera de lugar
ante un escote de alas blancas que te observa
con la atención de quien afila un lápiz
y cortés alza las cejas cuando al fin se descruza
con esa lentitud que solo tienen ellas
quizá se llame Lola tiene un lunar una bufanda
y no volverás a verla nunca.
(En Maneras de volver)
Gólgota
Las toses los salmos el silencio
los brazos indelebles
la nube y su congoja el viento arrepentido
la boca que pone en la cima su palabra
que parece que masculla
y que masculla
el alto sol
que a todos nos inmola con su lanza
menos tú
agónico sereno
Tú
el que por todos habla
cuando calla.
(En Las cartas que debía)
El viaje es lo que importa
Vamos al Sena decidiste
sin apretar la boca
y yo acepté
pues siempre fuimos dos y somos uno
de camino
un antipático taxista
nos dio la noticia en pésimo francés
flotando indiferentes a la lluvia
dos jóvenes de edades parecidas a las nuestras
alcanzaban la rive gauche de madrugada
ella lucía el collar que te compré
en el duty free del aeropuerto
y pálido también en su abandono
él llevaba mis zapatos de tafilete oscuro
todo callaron cuando un bombero anónimo
encomendó sus cuerpos
con la urgencia eficaz del funcionario
ahogados de la mano
ajenos al desvarío azul de las sirenas
nuestros labios compartían un único deseo
que nadie supo descifrar
pero esa es otra historia
que segó mi descuido y tu pistola.
(En No eres nadie hasta que te disparan)
Toda una vida te lleva ser mortal
Aún por estrenar llega su voz
anuncio y profecía
temblor para el desnudo
¿a quién llama el vencido de pecho?
mirad cómo va con las abejas
y su polen esparce
por miedo a no saber
con dudosa aplicación
liba se aparea
se dispone a bien morir
desde su mal vivir
por patrimonio una mudanza
por cómplice su escudo
por fosa el largo día
lento animal
así en más venido a menos
desde su altura cae
y nada pregunta del que fue
nada sabe del otro que será
almuerza suda se desdice
a dos manos urge
la llegada de las sombras
y cuando dice hoguera
está diciendo hoguera
dejadle así
abrazado a su urna
hasta que llegue al mar.
(Inédito)