RAFAEL SOLER – TODA UNA VIDA TE LLEVA SER MORTAL Elí Urbinamayo 22, 2021mayo 22, 2021Poesía panhispánica, Revista Navegación de entradas PreviousNext RAFAEL SOLER (Valencia, España,1947) es poeta, reconocido y premiado narrador, profesor universitario y Vicepresidente de la Asociación Colegial de Escritores de España ACE. Ha publicado cinco libros de poesía: “Los sitios interiores” (1980, accésit del Premio Juan Ramón Jiménez), “Maneras de volver” (2009), “Las cartas que debía” (2011), “Ácido almíbar” (2014, Premio de la Crítica Literaria Valenciana) y “No eres nadie hasta que te disparan” (2016), así como las antologías “La vida en un puño” (2012) y “Leer después de quemar” (2018). Autor también de seis novelas y dos libros de relatos. Ha sido invitado a leer sus poemas en más de quince países, y libros suyos han sido publicados en Hungría, Japón, Italia, Estados Unidos, Ecuador, Paraguay, Bolivia, Honduras y Perú. V En madrí, a veintitantos y en plena posesión de lo que tengo lúcido abandonado al tiemblo de los astros y qué importa mi postura si todos los gatos han vuelto a sus hogares y la luz pide cobijo al único cristal que vive en la ciudad porque ahora en madrí, con pupila dilatada sentado en esto que viene cauteloso dispuesto a recorrerme besando donde duele y todo mi dolor es un chiquillo que nunca llega al mar pero sigamos: decía mi ciudad – la de ahora mismo – y un etcétera de fechas y luego un gato, que regresó con sus labios manchados de carmín a confesarse llorando despacito como yo deliberadamente espléndido de túnicas y aplausos (mira por dónde tuve un gato que nunca despertó de su atonía, orondo y sudoroso en días como este, cuando madrí, y veintitantos y luz en la rendija) porque, repito, aquí con la memoria puesta lúcido en plena posesión de lo que falta y a nadie pertenece (por ejemplo tú bruja queridísima falsa paloma caída de mis sueños) aquí en madrí y veintitantos dueño de nada ya sabes: mi guerra civil ha terminado. (En Los sitios interiores) Un poco más de ella Inventa un ángel y cédele tu asiento a la hora del Martini y de las prisas en esta plaza con más bancos que palomas busca luego un nombre adecuado a tu impostura y escáncialo con devoción sobre su pelo evitando una caricia que rompa el sortilegio disfruta así el instante que brinda tu osadía y no obras el periódico ni consultes el reloj dos hábitos tristes y fuera de lugar ante un escote de alas blancas que te observa con la atención de quien afila un lápiz y cortés alza las cejas cuando al fin se descruza con esa lentitud que solo tienen ellas quizá se llame Lola tiene un lunar una bufanda y no volverás a verla nunca. (En Maneras de volver) Gólgota Las toses los salmos el silencio los brazos indelebles la nube y su congoja el viento arrepentido la boca que pone en la cima su palabra que parece que masculla y que masculla el alto sol que a todos nos inmola con su lanza menos tú agónico sereno Tú el que por todos habla cuando calla. (En Las cartas que debía) El viaje es lo que importa Vamos al Sena decidiste sin apretar la boca y yo acepté pues siempre fuimos dos y somos uno de camino un antipático taxista nos dio la noticia en pésimo francés flotando indiferentes a la lluvia dos jóvenes de edades parecidas a las nuestras alcanzaban la rive gauche de madrugada ella lucía el collar que te compré en el duty free del aeropuerto y pálido también en su abandono él llevaba mis zapatos de tafilete oscuro todo callaron cuando un bombero anónimo encomendó sus cuerpos con la urgencia eficaz del funcionario ahogados de la mano ajenos al desvarío azul de las sirenas nuestros labios compartían un único deseo que nadie supo descifrar pero esa es otra historia que segó mi descuido y tu pistola. (En No eres nadie hasta que te disparan) Toda una vida te lleva ser mortal Aún por estrenar llega su voz anuncio y profecía temblor para el desnudo ¿a quién llama el vencido de pecho? mirad cómo va con las abejas y su polen esparce por miedo a no saber con dudosa aplicación liba se aparea se dispone a bien morir desde su mal vivir por patrimonio una mudanza por cómplice su escudo por fosa el largo día lento animal así en más venido a menos desde su altura cae y nada pregunta del que fue nada sabe del otro que será almuerza suda se desdice a dos manos urge la llegada de las sombras y cuando dice hoguera está diciendo hoguera dejadle así abrazado a su urna hasta que llegue al mar. (Inédito) Facebook Twitter