ROXANA LANDÍVAR – LOS ESCOMBROS SEPULTARON MI INFANCIA


Santa Rabia Magazine presenta 5 poemas de la poeta ecuatoriana Roxana Landívar (Guayaquil, Ecuador, 1997). Estudiante de Letras en la Universidad de Buenos Aires. Ha escrito los poemarios: Desechos-Deshechos, Fractura primaria y publicó la plaqueta Ciudades cemento (2019) con colaboración fotográfica. Ha participado en diversos ciclos de lectura en Argentina, Chile y Ecuador. Fue invitada oficial de la Feria Internacional del Libro de Quito (2019). Curadora y gestora de Línea imaginaria: muestra de arte ecuatoriano, proyecto de difusión de arte ecuatoriano en Buenos Aires. Sus textos también pueden encontrarse en algunas revistas digitales de Latinoamérica.
 
 
I
Continúo pretendiendo
vivir aquí
y pareciera
que la ciudad
confabula
 
es como si buscara
todas las formas posibles
 
de expulsarme
 
 
 
Herederos de Silva
 
Me son duros mis años y apenas si son veinte
ahora se envejece tan prematuramente
Medardo Ángel Silva
 
 
Hoy tengo veintiuno y soy Medardo / mis amigos también son Medardo / hijos de obreros / huérfanos con los bolsillos rotos / así, en estas condiciones / nos tomamos el arte / aunque no nos pertenece / aunque nos digan / que quién nos salva después / sin herencia ni lugar / donde caer / a morir / Donde nos dijeron que no / hacia ahí corrimos todos / seguidores natos de Medardo / pioneros en malas decisiones / Tendríamos que reconsiderar / quizás no fue tan buena idea / enseñar a Medardo en las escuelas / leerlo sin advertencias / sin manual de instrucciones / como si los lectores ya supieran / acerca de los poemas / de los que no se vuelve / como si no fuera necesario aclarar / que algunos poetas son armas / y por supuesto las usan / casi siempre / contra sí mismos.
 
 
El Manso
 
Algo queríamos hacer con esa pequeña ciudad / por eso los desvelos hablando de grandes sueños / y de cómo construir un lugar más soportable / algunos amigos pintaron sus muros / incluso llegaron a colgar obras / en los pequeños museos a los que nadie iba / Mis hermanas gritaron poemas en bares mugrosos / y llenaron por primera vez las calles / de mujeres / de putas / y maricas / Mamá se replanteó varias veces / a la abuela no pudimos llegar / era un poco caso perdido / algunos amigos crearon sin pedir nada a cambio / hicieron lo que pudieron con lo que tenían / sabiendo que probablemente sea olvidado de acá a un par de años / algunos salimos / volvimos / demasiadas veces acordamos en que era inútil / que allá no germina nada / mejor abandonarlo / para siempre / dejar de hacerse mala sangre / Algo teníamos que hacer con esa pequeña ciudad / incendiarla / secuestrar a los autoproclamados dueños / que jamás se renovaban / echarlos al río para que él mismo se haga cargo / Queríamos destruirla y volverla a construir / algunos se cansaron / los poetas envejecieron para leer el periódico encerrados en sus casas / sus casas construidas lejos del centro / en urbanizaciones cerradas / con guardia las veinticuatro horas / algunos incluso tuvieron hijos / pensando ingenuamente que serían la esperanza / Tanto queríamos cambiar las cosas ¿recuerdas? / mira lo que nos hizo esa pequeña ciudad / todos colgamos los guantes / ni nos dimos cuenta.
 
 
Terremoto
 
Los escombros sepultaron mi infancia
el pueblito se tornó fantasma
están los puntos de referencia perdidos
y el hogar con un techo que no cubre
 
Me conforma una serie
de pequeñas demoliciones
los objetos familiares destruidos
y un lugar que solo existe
en la memoria
pero quizá son incendios necesarios
 
quizá son incendios necesarios
quizá son incendios necesarios
 
 
VI
 
Dejar el cuerpo tirado
dejar la sombra en alguna parte
tener distintas muertes
 
tener siempre presentes
las calles rotas en silencio
 

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