Wilfredo Carrizales – Textos de las estaciones

Wilfredo Carrizales. Venezuela. 11 de noviembre de 1951. Sinólogo, traductor, poeta, cuentista, artista visual, fotógrafo y editor. Ha publicado varios libros de poesía, tanto en papel como en formato digital y un libro de relatos cortos: Calma Final. También tiene editados ocho libros traducidos del chino. Próximamente la Editorial Cinosargo publicará su libro de relatos El Ángel con Espada y Otras Muertes. La mayor parte de sus textos, dibujos, fotografías, collages, ensamblajes y traducciones se pueden encontrar en Letralia.com. En su sitio de Facebook igualmente se consigue una muestra de su producción visual.

 

TRES POEMAS DE “TEXTOS DE LAS ESTACIONES”

 

XXIV

En la aldea aminoraron las llaves y las puertas no alcanzaron.

A propósito de las alcancías, se hicieron demasiadas preguntas y nadie supo responder cuándo brotaría la abundancia.

Los aprestos para somatizar a la estación más propicia estuvieron listos antes de tiempo. Pero una conversión inesperada descalabró lo mejor del plan.

¿Acaso no fue el más anciano de los aldeanos a la caza de su propia desventura? ¿Sus lágrimas no ahuyentaron al sitial de las lluvias?

Muy escasos cánticos de invierno sobrevivieron a tanta incertidumbre. Ni los silos ni los estanques quisieron convertirse en ecos de la desesperanza.

¡Los panecillos cocidos al vapor apenas tocaron al celaje de las mandíbulas en ejecución que entristecía!

 

XLVIII

La llama de la estación que se enciende le es entrañable al gallo rojo que vi oculto en la cresta. Él sopesaba su coraje y medía su poderío.

La herida de una chispa abrasó al gallo y la luz producida fue más grande que la sangre en su acomodo. El animal salió fortalecido y muy dispuesto en sus espuelas. Su canto delimitó las simetrías; su corazón, las esencias desenvueltas.

Los amaneceres entendieron cuál era el reflejo de sus intestinos y cuáles las convocatorias de sus lenguajes. El ave optó por un segundo nombre: gallocresta o porvenir emplumado.

¡A fuego o a sol el gallo cocinaba sus combates!

 

L

Lloviznaba desde los cometas y la isla se amparaba bajo sus ramajes y sus leyendas. Una bandada de palomas quiso volar y el general del cielo lo impidió. Se elevó un pedazo de periódico y la noticia se leyó en medio de las nubes. En la distancia, un punto negro tremolaba, impávido.

La “Pagoda del Este” tuvo miedo de la ventolera. (Ya su cabeza había caído en otra historia lejana). Una paloma le aportó tranquilidad posada en su árbol inmediato. Su impoluta presencia hablaba de un sagrario en todos los nichos y de velas encendidas en las noches de los naufragios.

 

TEXTOS DE LAS ESTACIONES. Editorial “La Lagartija Erudita”;

Beijing; China. Mayo de 2006.

 

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