VICTOR SEGALEN (1878-1919) fue médico naval francés, novelista, poeta, etnógrafo, sinólogo y arqueólogo.
Traducción de Miguel Ángel Real
PIERRE MUSICALE
Voici le lieu où ils se reconnurent, les amants amoureux de la flûte inégale ;
Voici la table où ils se réjouirent l’époux habile et la fille enivrée ;
Voici l’estrade où ils s’aimaient par les tons essentiels,
Au travers du métal des cloches, de la peau dure des silex tintants,
À travers les cheveux du luth, dans la rumeur des tambours, sur le dos du tigre de bois creux,
Parmi l’enchantement des paons au cri clair, des grues à l’appel bref, du phénix au parler inouï.
Voici le faîte du palais sonnant que Mou-Koung, le père, dressa pour eux comme un socle,
Et voilà, — d’un envol plus suave que phénix, oiselles et paons, — voilà l’espace où ils ont pris essor.
*
Qu’on me touche : toutes ces voix vivent dans ma pierre musicale.
PIEDRA MUSICAL
He aquí el lugar donde se reconocieron, los amantes enamorados de la flauta desigual;
Aquí está la mesa donde se regocijaron el hábil esposo y la embriagada hija;
Aquí está el estrado donde se amaron con los tonos esenciales,
A través del metal de las campanas, la dura piel de los tintineantes pedernales,
A través del cabello del laúd, en el rumor de los tambores, en el lomo del tigre de madera hueca,
Entre el encanto de los pavos reales con su claro grito, de las grullas con su breve llamada, del fénix con su inaudito discurso.
Aquí está la cima del palacio sonoro que Mou-Koung, el padre, erigió para ellos como un pedestal,
Y aquí, – con un vuelo más suave que el fénix, las aves y los pavos reales, – aquí está el espacio donde alzaron el vuelo.
*
Que me toquen: todas estas voces viven en mi piedra musical.
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JADE FAUX
Ô fourberie d’une amitié parfaite ! Sonorités sournoises d’un double écho de l’un à l’autre cœur !
Nous aimions, nous décidions en même confiance : de l’un à l’autre fidèle en termes plus clairs que le grand ciel sec de l’hiver.
Las ! le mauvais printemps est venu, et le vent trouble et le sable en tourmente jaune. J’avais promis,
Je n’ai pas tenu. L’écho s’étouffe. C’est fini. — Ce jour glorieux d’abandon, ah ! que n’ai-je été dur et sourd et sans paroles !
Ô générosité fourbe, jade faux blessant au cœur plus que l’indifférence au cœur de porcelaine !
JADE FALSO
¡Oh engaño de una amistad perfecta! Sonidos taimados de un doble eco de un corazón al otro!
Amábamos, decidíamos con la misma confianza: fieles el uno al otro en términos más claros que el gran cielo seco del invierno.
¡Qué cansancio! ha llegado la mala primavera, y el viento turbio y la arena en tormenta amarilla.
Lo había prometido,
No lo cumplí. El eco se apaga. Todo ha acabado. – Aquel glorioso día de abandono, ¡ah! ¡qué duro y sordo y sin palabras fui!
¡Oh generosidad engañosa, falso jade que hiere el corazón más que la indiferencia al corazón de porcelana!
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DÉPART
Ici, l’Empire au centre du monde. La terre ouverte au labeur des vivants. Le continent milieu des Quatre-mers. La vie enclose, propice au juste, au bonheur, à la conformité.
Où les hommes se lèvent, se courbent, se saluent à la mesure de leurs rangs. Où les frères connaissent leurs catégories : et tout s’ordonne sous l’influx clarificateur du Ciel.
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Là, l’Occident miraculeux, plein de montagnes au-dessus des nuages ; avec ses palais volants, ses temples légers, ses tours que le vent promène. Tout est prodige et tout inattendu : le confus s’agite : la Reine aux désirs changeants tient sa cour. Nul être de raison jamais ne s’y aventure.
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Son âme, c’est vers Là que, par magie, Mou-wang l’a projetée en rêve. C’est vers là qu’il veut porter ses pas.
Avant que de quitter l’Empire pour rejoindre son âme, il en a fixé, d’Ici, le départ.
SALIDA
Aquí, el Imperio en el centro del mundo. La tierra abierta a los trabajos de los vivos. El continente en medio de los Cuatro Mares. La vida cerrada, propicia a la justicia, la felicidad y la conformidad.
Donde los hombres se levantan, se inclinan y se saludan según sus rangos. Donde los hermanos conocen sus categorías: y todo está ordenado bajo la influencia clarificadora del Cielo.
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Allí, el Occidente milagroso, lleno de montañas por encima de las nubes; con sus palacios voladores, sus templos ligeros, sus torres llevadas por el viento. Todo es prodigioso, todo inesperado: lo confuso se agita: la Reina de los deseos cambiantes tiene su corte. Ningún ser de razón se aventura jamás allí.
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Mou-wang proyectó mágicamente su alma hacia allí en un sueño. Hacia allí desea dirigir sus pasos.
Antes que abandonar el Imperio para reunirse con su alma, partió de aquí.
De Stèles (1912)