148. Año 9: ANGELO CHACÓN | Condena epistolar

ANGELO CHACÓN (San José, Costa Rica) poeta y músico. Ávido lector, se ha sumergido de lleno en el mundo de la literatura y el conocimiento antiguo. Es estudiante de Historia en la Universidad de Costa Rica. Indagador de las tenebrosidades humanas, el presente año ha redactado dos poemarios “Símbolos de una infame humanidad” y “A través del Estigia”, compendios intertextuales y filosóficos de la condición humana de próxima publicación. Colaborador de ITA Editorial.

 

 

CONDENA EPISTOLAR

 

A Y.M.T.G.

 

Las almas sutiles

sucumben ante el plomo de lo imposible;

sin esperanzas languidecen y expiran.

 

Uno, acostumbrado al pesimismo

del laberíntico existir humano,

actúa según y por la incertidumbre,

sin esperanza, sin redención,

dios de sí mismo,

según Zaratustra:

 

“Dios ha muerto”

(infinitas implicaciones

en tan soberbia sentencia).

 

Las almas sutiles

no comprenden esta condena

(otra de tantas flagelaciones).

Esta condena epistolar

sujeta a una promesa.

 

Bajo dos engaños, el mío y el de ella,

hilvané el juramento:

cada mes redactaría epístolas

vehementes y lúgubres, sin falta alguna.

 

Tras cuatro ciclos astronómicos

entregaría ese cúmulo de misivas,

y seguiría forjando versos

hasta que me llevara consigo la dama huesuda.

 

Hoy no hay destinatario,

solo un sepulcro que fue vida.

Encadenado a la promesa,

cada mes redacto cartas

condenadas al polvo y al olvido.

 

Las almas sutiles sucumben

ante su existencia superflua y fútil.

El pesimista vive por la incertidumbre,

sin esperanza, sin redención.

 

 

EL TRIBUNAL

 

Cuando el hombre

cumple sus doce en el reloj

se ve referido a este lugar infinito

donde es juzgado.

 

No hay acusador, defensor o juez,

únicamente la sentencia provista

por el recuerdo propio

y la acción en vida.

 

En la infinitud de la penumbra

voces sepulcrales, antes vivas, se escuchan,

y como un coro exclaman:

«la sentencia soy yo, el veredicto siempre es culpa».

 

 

RODIÓN ROMÁNOVICH RASKÓLNIKOV

 

Veo al verdadero hombre

contemporáneo,

en sus febriles delirios.

Veo al hombre consciente

y al filósofo,

y como todo hombre,

es errante.

No todos se atreven

a tomar el hacha

y aceptar el delirio y la sapiencia.

Es Raskólnikov un hombre

virtuoso en su insania.

El hombre vil mata sin duda posterior,

Rodia da dos golpes certeros

y se hunde en filosofías.

 

 

 

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