ANGELO CHACÓN (San José, Costa Rica) poeta y músico. Ávido lector, se ha sumergido de lleno en el mundo de la literatura y el conocimiento antiguo. Es estudiante de Historia en la Universidad de Costa Rica. Indagador de las tenebrosidades humanas, el presente año ha redactado dos poemarios “Símbolos de una infame humanidad” y “A través del Estigia”, compendios intertextuales y filosóficos de la condición humana de próxima publicación. Colaborador de ITA Editorial.
CONDENA EPISTOLAR
A Y.M.T.G.
Las almas sutiles
sucumben ante el plomo de lo imposible;
sin esperanzas languidecen y expiran.
Uno, acostumbrado al pesimismo
del laberíntico existir humano,
actúa según y por la incertidumbre,
sin esperanza, sin redención,
dios de sí mismo,
según Zaratustra:
“Dios ha muerto”
(infinitas implicaciones
en tan soberbia sentencia).
Las almas sutiles
no comprenden esta condena
(otra de tantas flagelaciones).
Esta condena epistolar
sujeta a una promesa.
Bajo dos engaños, el mío y el de ella,
hilvané el juramento:
cada mes redactaría epístolas
vehementes y lúgubres, sin falta alguna.
Tras cuatro ciclos astronómicos
entregaría ese cúmulo de misivas,
y seguiría forjando versos
hasta que me llevara consigo la dama huesuda.
Hoy no hay destinatario,
solo un sepulcro que fue vida.
Encadenado a la promesa,
cada mes redacto cartas
condenadas al polvo y al olvido.
Las almas sutiles sucumben
ante su existencia superflua y fútil.
El pesimista vive por la incertidumbre,
sin esperanza, sin redención.
EL TRIBUNAL
Cuando el hombre
cumple sus doce en el reloj
se ve referido a este lugar infinito
donde es juzgado.
No hay acusador, defensor o juez,
únicamente la sentencia provista
por el recuerdo propio
y la acción en vida.
En la infinitud de la penumbra
voces sepulcrales, antes vivas, se escuchan,
y como un coro exclaman:
«la sentencia soy yo, el veredicto siempre es culpa».
RODIÓN ROMÁNOVICH RASKÓLNIKOV
Veo al verdadero hombre
contemporáneo,
en sus febriles delirios.
Veo al hombre consciente
y al filósofo,
y como todo hombre,
es errante.
No todos se atreven
a tomar el hacha
y aceptar el delirio y la sapiencia.
Es Raskólnikov un hombre
virtuoso en su insania.
El hombre vil mata sin duda posterior,
Rodia da dos golpes certeros
y se hunde en filosofías.