164. Año 9: FREDDY GUERRERO | Amarillo

FREDDY GUERRERO. Nació en 1998 en La Romana, República Dominicana. Es escritor, artista audiovisual y docente ocasional. Estudió Bellas Artes y Cine en Chavón. Forma parte del grupo de poesía (o algo así) Figura Retórica. Ha publicado el libro de poemas Fábrica de Lámparas (2023), ganador del Premio Luna Insomne para Jóvenes Poetas. Sus trabajos audiovisuales han sido expuestos en República Dominicana y Brasil.

 

 

Último servicio

 

Renuncié a Teleperformance.

Duré una semana y dos días.

 

Qué haré ahora,

 

tomé la decisión con una sonrisa en la boca.

Renunciaste,

sorry Mrs. Katherine.

 

El sudor no me impide caminar.

Permanent vacation.

Solo             camino                             camino                          camino,

y cada cosa que veo en la calle me llama a ser testigo.

 

Busco quien nos escuche

para encontrarnos y darle color al desorden por un momento.

A la baby,

one big guy

beat her up.

Una señora lloró por su hijo muerto

y su esposo muerto,

nos abrazamos y sentimos calor.

Nos llamó a todos sus hijos.

 

Ojos pequeños

que lloran de un color

amoratado

y rojo.

 

Siento en mí,

 

turbulencia,

 

deslizamiento.

 

Sin poder multiplicarme, Mr Thompson

toda la dinamita celestial

se vuelve una alcantarilla tapada de hojas y ratas de lluvias.

¿Qué voz me pertenece en estas goteras?

porque todo en esta ciudad grita nombres.

 

El agua de la acera hace que me pegue

más

a la pared que da a la terraza de rayos x

y a las pruebas de aptitudes psicológicas.

Mira

un árbol de acacias,

recuerdo cuando escuché que eran acacias.

Flores rosadas que dan chicle.

Acacias.

Están las flores rosadas pegadas por la lluvia.

Arrancadas y aplastadas,

pero, no secas.

Transparentes como servilletas de grasa.

 

Mrs. Rodríguez,

Todo se siente desconocido en este momento.

Soy

por qué preguntan

cómo estás,

por qué no vives cambios constantes

que exploten como la caída de las acacias.

 

La lluvia no para de gritar.

Me duele la lluvia porque no puedo multiplicarme como ella.

Una cañería suelta

como válvulas de cartílagos

rebosadas de basura

que nadan junto a las acacias.

 

Voy a intentar salir de aquí,

que si no me muevo ahora

la lluvia me traga

las llamadas perdidas

las canciones pausadas

como el devenir olor de las acacias

debajo de un Honda Fit blanco.

 

No me había dado cuenta de lo que pasaba en esos árboles.

Es síntoma de las vacaciones permanentes.

Ver un murciélago por primera vez,

el hombre de palo en el techo,

la tos tapada por la saliva de la calle,

grillos fumadores hasta el sol,

ciudad dulce de cáscara de naranja.

 

Como la carne que remueve todo el sonido,

 

me doy cuenta que el dolor es algo que puedo tocar,

como el chicle de las acacias

pasa frente al cielo nublado.

 

 

Amarillo

 

Un puerto amarillo,

piedritas que huyen de las ramas secas,

 

los gatos y las cosas mudas.

Caen las almendras, mis rodillas.

 

Abriste la puerta,

tomé algo húmedo y herido.

Sentiste más allá del frío,

tu cuerpo,

dijiste.

 

Tomé la tierra del costado del camino,

un panfleto de Cristo para alguien,

 

grama del óxido,

las razones del sol agrietadas,

 

unas sillas de plástico para los dos,

basura

y nuestras abejas muertas.

Pensé que podría morir en ese momento,

pero dejé los cigarrillos en tu casa.

 

 

Dramamine

 

Búsqueda en Google:

Taínos en Singapur,

dos tickets de Caribe Exprés

Vertedero Manantial, adaptado a los nuevos tiempos.

Confirmar al arbol:

Yo maté a tu gato

 

Un muchacho configura techos

con una cartera de ositos rosados.

Su compañerito

tiene una máscara de Mickey Mouse,

una corona de brillos.

 

Letrero de guagua ruta Baní:

El infierno lo dejé atrás, el mismo diablo no me puede alcanzar.

Cuando está de espaldas la carretera,

está ocupado en el celular,

distraerse para no marearse,

quitarse las costillas para poder mamarse.

 

Métodos de autodestrucción definitiva,

Búsqueda de Google:

Lanzarse de un piso verde

Sin que los huesos quiebren las hojas.

Las caídas me tienen desprevenido,

ya lo probé el cemento.

 

Lo aprueban:

los autistas hueledores,

los mormones tapados

y los Ministros de Estado.

 

Búsqueda en Google:

¿Tengo la misma columna que unas sardinas?

¿Qué es sensación de dolor?

inventar y descripar

un ladrillo tranquilizador,

para no marear al mosquito,

porque el ácido muriático provoca escamas en los ojos,

pica como agujas que se arrastran,

se lleva todo y me deja vacío de carnes,

sin esqueleto,

solo la garganta mareada.

 

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