CAMILA LEDESMA LANAO, de 21 años, vive y estudia actualmente en el Reino Unido. Desde los 14 años ha encontrado en la poesía una forma de expresión muy cómoda. En los últimos años, escribir se volvió aún más significativo al poder compartir sus poemas con su abuelo, quien siempre la animó a hacer algo con lo que escribía. Compartir ahora sus poemas es, para ella, una forma de honrar ese vínculo, especialmente al incluir un poema dedicado a él.
Avabo
Se embarca en agosto el abuelo en aventura,
Y me dice que apure, “allá te esperaré”.
Galletitas y sencillo en la bolsa de mano
Y en una esquina bien guardado su pequeño laurel.
Mientras tanto yo recojo mil y una historias
Entretanto los meses vienen y van.
Finalmente los empaco, apurada en la maleta,
Aguarda abuelo que ya pronto llegaré.
Y llega diciembre y por fin me embarco,
Pero llegué a casa y abuelo, no te encontré.
Te buscaba entre los muebles y bajo los rosales
Y me entero de que ese día amaneció triste tu laurel.
Con mucho cariño, amor y paciencia
Poco a poco la plantita logró florecer
Y sentados juntos con el ventilador en la cocina
Pudiste mis historias por fin conocer.
En enero me despido con un beso y un abrazo.
Volveré pronto y en ti siempre pensaré
Y es a los meses que yo me entero
Otra vez se encuentra triste tu laurel.
Aquí estoy otra vez contigo,
Juntos acompañando a tu pequeño laurel.
Y entre pelis, lonches y partidos de vóley
Pasan los meses para ya no volver.
Me voy en agosto y te quiero mucho,
Y sé que te esfuerzas, te esfuerzas mucho.
Espérame un poco, ya llega diciembre
Y guardaré el final de este poema
Para cuando regrese a verte.
Turquesa son los ojos
Turquesa son los ojos de tu príncipe azul
Y te afanas con la idea de estar siempre a su luz.
Sedosos son los rizos que enmarcan su rostro
Y opaca es el carisma que emana por sus poros.
Y todos esto lo he descubierto observándote de a pocos.
Observándote de a pocos alerta entre las sombras.
Una sombra que como loca rehúyes cual venenosa,
Y a la venenosa con tanto desdén, siempre tan tosca.
Con todo esto me obsesiono,
Como miel que atrae a las moscas.
Y desde lejos veo lo idiota de tus empeños.
Intentos de atrapar la luz entre tus dedos.
Turquesa son los ojos de tu príncipe azul
Y ridículos tus pensamientos de permanecer en su luz.
Tal cual un mal acto, deprimente y de mal gusto
Es lamentable tu tragedia de damisela en apuros.
Grises son las nubes que por fin tapan el sol,
Y ahora todo es sombra, desde mi odio hasta tu amor.
Turquesa pueden ser los ojos de quien dice ser un príncipe,
Pero en la oscuridad solo se nota:
Su desapego, tu afán, y mi soledad tan triste.
Saludos del Clan de los locos
Incontables son los miembros que salen a marchar
Inundan cada calle con su incesante reprochar.
Se suben a los carros, y escalan cada poste,
Aseguran que sus gritos llenen la medianoche.
El clan de los locos ha salido a saludar
Escondan a los niños, que se esconda la vecindad.
Aullidos de lamento aporrean cada hogar
No se muevan no hagan ruido que nos van a encontrar.
De todos los personajes que han salido a merodear,
Tenemos asegurados a unos en particular.
Desfilan con orgullo, lanzando caos a la calle,
Comandan el desastre con voracidad alucinante.
Tenemos al recelo, elegante en su andar
Te quema desde adentro, no lo puedes escapar.
Bien cerca esta la ira, no la puedes ignorar
Cuando araña las ventanas buscando a todos alarmar.
No se queda atrás el odio
Al rojo vivo su gritar.
No hace falta que te acerques
Para hacerte sollozar
Finalmente, la locura, personaje peculiar
Viene lento, viene sombría y nos hace cuestionar.
Su llegada es de anuncio, aquí pasa algo más,
Y me doy cuenta de que las calles en verdad son algo más…
El clan de los locos no ha salido a saludar,
Se encuentran encerrados en las paredes de tu hogar.
Corran, salten, griten, lloren ahí mismo se van a quedar
Y con su marcha aporrean con rabia,
Lo que queda de tu sanidad.