62. Año 9: Vane Paniagua | Un poema abre mi pecho

VANE PANIAGUA escritora, nacida en Zarcero, Costa Rica, amante de las letras y la naturaleza, bachiller en enseñanza de castellano y literatura. Ha publicado en varias ediciones de la revista digital La Rebelde y participó en la antología poética Los Gritos de Medea.

 

LA ESCULTURA

 

En el centro del abrumador universo, se dibuja una silueta, ya no puede distinguirse si es algo o quizá alguien, brota agua salada de su rostro, cuanta más cae, la figura se va convirtiendo poco a poco en piedra, dura, seca.

Está muy quieta, como si fuese eso justo lo que necesita, la transformación, para ya no sentir, para dejar de creer que es alguien y por fin ser ese algo que se espera que sea, ese objeto movible al antojo de cualquiera, entre figuras y sombras, camuflar los sentimientos.

Sus brazos están extendidos como esperando un abrazo y sus labios dibujan un beso pausado en el tiempo, no viste nada, cada parte de ella puede verse, está desnuda como las almas que lo han entregado todo, fría al tacto, agrietada, existe ahí, justo en medio de todo y de nada.

En ocasiones la visita alguien, o algo, es complicado saberlo ya que está cubierto de arriba a abajo por una burbuja neblinosa, a través de la cual es difícil observar.

Él visitante la observa, mueve suavemente la escultura de un lado a otro y luego él ya no está, cuando regresa a visitarla sin la burbuja se puede notar que es una escultura completamente de piedra, recubierto con una capa tan gruesa que nadie lograría adivinar que fue alguien antes de convertirse en algo.

La abraza y besa, la acaricia, nota que existe justo ahí, quizá sea esta la razón por la que la escultura quiere ser de piedra, es la única forma en la que lograría estar con él, consiguiendo su propia burbuja neblinosa en la cual ocultarse cuando él esté en la suya.

La escultura piensa en lo complicado y doloroso que es el proceso de convertirse del todo en algo, su capa de roca es delgada y se agrietada fácilmente, no sabe si podrá lograrlo, porque entre menos siente más extraña sentir.

 

 

POEMA

 

 

Un poema abre mi pecho y de las entrañas

con sus manos extrae cada una de

las palabras que lo forman,

es un poema triste, gris y tan grotesco

como las vísceras en mi interior,

justo donde él se formó.

 

Desde lo profundo de mi ser

logro escuchar el gemido doliente

de quien grita por auxilio,

¡Extraño!, junto a mí no hay nadie,

¿Dónde está la persona

de quien surge ese aullido ensordecedor?

Y una voz responde: justo donde estás,

volteo y mi sombra se acurruca entre rocas

intentando comprender ¿dónde? ¿Cuándo?

¿Cómo llegué aquí?

 

Suspiro y mientras lo hago, abrazo mi oscura sombra,

como se abraza a un niño solo y asustado,

justo como aquel que necesita ser comprendido y escuchado.

¡Vete ya!, que tus gritos cansan y agrietan

mi cuerpo exhausto por la incesante lucha.

 

 

FLOR 

 

Flor salvaje que entre suspiros

arrancas tu ropa y la mía

como si fuesen pétalos.

Flor desnuda que devora mi cuerpo

empezando en la mente y

terminando entre mis piernas abiertas.

 

Tu aroma penetra en mis sentidos,

haces que la locura se apodere de mí,

entre tus tibios pechos encuentro la paz y

mientras desciendo hasta lo más profundo de tu alma

logro sentir el palpitar de tu ser

que suplica una caricia.

 

Mis manos y mi boca se deleitan

mientras te escucho llegar hasta el cielo,

flor transparente que al gemir regalas vida,

ya ven y bésame,

mientras transpiramos apasionadamente

una sobre la otra.

 

Afuera no hay mundo,

dentro estás tú,

Tengo mis ojos mirándome

como verdes esmeraldas

que crepitan igual que las estrellas,

mientras con una pícara sonrisa

propones volver a la cama.

 

¿Cómo no devorarte entera?

si en cada parte de tí

hay universos de lujuria sin explorar,

no existe una forma

de tenerte cerca y no querer

esculpir tu cuerpo para que perdure.

 

Eres flor exótica

de las que solo se encuentran

en lo más adentrado de la selva,

esas que para tenerlas hay que

arriesgarlo todo.

 

Flor hermosa, rompe ya

mi piel con tus espinas,

deja marcas de las que no se olvidan

y con tus labios susurra mi nombre

antes de seguir tu camino.

 

 

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