CINDY JIMÉNEZ VERA – LA TIERRA Y SUS RELÁMPAGOS

Cindy Jiménez-Vera (San Sebastián del Pepino, Puerto Rico, 1978) es la autora de las colecciones de poesía No lugar (2017), Islandia (2015),400 nuevos soles (2013) y Tegucigalpa (2012), un libro de crónicas de viaje a El Salvador titulado, En San Sebastián, su pueblo y el mío (2015), y un libro de poesía infantil para ser intervenida titulado El gran cheeseburger y otros poemas con dientes (2015). Textos suyos han sido publicados en antologías, en revistas locales e internacionales, en libros de texto para escuelas y universidades, y traducidos al inglés, italiano y portugués. Es colaboradora habitual de la revista La Ventana de Casa de las Américas de Cuba, Global de República Dominicana, 80 grados, En Rojo de Claridad y Cruce de Puerto Rico con artículos de crítica literaria, reseñas y crónicas. La antología de su obra poética I’ll Trade You This Island: Selected Poems / Te cambio esta isla: poemas escogidos, (2018) con traducciones al inglés por Guillermo Rebollo-Gil es su libro más reciente.
 
 
 
COLONOS
 
Allá en ese paisaje urbano en el que
apenas se distinguen dos árboles
hace décadas había un río
avasallador y dulce
que secaron ellos
para crear una urbanización.
Cuando llueve mucho
el río reclama su espacio.
Los citadinos le llaman
a ese acto decolonial de la lluvia:
inundaciones. Y le huyen.
Parecen no recordar a Salcedo
y buscan -con terror- soluciones
a la posibilidad de ahogarse.
 
 
NAVIDAD 2019
 
A nuestro árbol de Navidad familiar 
había que ponerle las luces de colores
primero que todo. 
Esas eran las directrices de mi madre. 
Luego iban las guirnaldas y los adornos.
Al final ella esparcía
unas delgadas y brillantes lágrimas color plata
en todo el árbol, y así completaba la decoración.
Daba igual si había una estrella
o un ángel arriba del árbol. 
No había ortodoxia en la iconografía celeste
que coronaría uno de tantos árboles 
en nuestro barrio rural. 
Esta costumbre duró durante 
toda mi infancia y adolescencia.
Mis hermanos y yo salimos de casa.
Con el tiempo mi madre perdió el interés
en poner el árbol de Navidad.
Entonces, lo hacía mi padre, 
quien seguía la tradición familiar
al pie de la letra. 
Todo, menos colgar las lágrimas. 
Muchos años después 
cuando murió mi madre 
fuimos sus tres hijos
quienes esparcimos todas las lágrimas de nuestros cuerpos 
a lo largo y ancho de dos continentes: América y Europa.
Aún seguimos siendo fuentes inagotables.
Lo que nunca supe es si al volverse a casar nuestro padre,
pocos meses después 
de la muerte de mi madre, 
él seguía prescindiendo 
de las lágrimas de Navidad al decorar su árbol. 
Por mi parte, hace diez navidades 
que no pongo uno en mi casa de ciudad.
Eso de perder el interés en encontrar 
un lugar para colgar lágrimas 
es herencia materna.
 
 
AL OTRO LADO DE LA VENTANA
 
Las hojas que caen a la tierra
impulsadas por los vientos 
de tormenta tropical
esperaron tres estaciones
para ser el alimento de las hormigas. 
Pronto llegará la revoada,
ese vuelo nupcial en el que participan 
las hormigas con alas
cuando abandonan sus colonias en masa.
 
 
QUEMA DE LIBROS
 
Pero, en lugar de una pira
ahora dictan a quiénes no leer.
Otros ven el Mjölnir
y pasan de largo la sensatez
la tierra y sus relámpagos.
En algún lugar agreste
el hígado de Prometeo
recibe las mordidas
de los buitres cada día
por primera vez.
 
 
FRENTE A LA XILOGRAFÍA SIN TÍTULO (2000) DE MARTA PÉREZ GARCÍA
 
Las mujeres rurales
somos más de un tercio
de la población mundial,
y el 43 porciento
de la mano de obra agrícola.
Labramos la tierra,
y plantamos las semillas
que alimentan naciones enteras.
Pero, el hombre
nos condena a la pobreza,
nos priva del mismo acceso a la tierra,
créditos, materiales agrícolas,
mercados y cadenas de productos
cultivados de alto valor.
En su lugar, nos convida
al trabajo invisible y no remunerado
llamado amor incondicional,
sacrificio de madre,
abnegación de abuela,
ejemplo de esposa.
Y, así callamos esta violencia
de vivir en peores condiciones
que los campesinos
y las mujeres urbanas.
Por eso, nuestros actos políticos
son producto del afecto.
 
Ayer, fui una mujer de Lares
con trenzas largas.
Enseñé a muchos hombres
a organizarse y luchar
contra los colonizadores españoles.
Pero, la historia me recuerda
porque cosí una bandera
para que un hombre diera la misa
y otros hombres declararan la República.
 
También fui una mujer
que criaba gallinas ponedoras
en Arecibo, Puerto Rico.
Mis hijos
se alimentaron de sus huevos
de un amarillo feroz
como el hambre.
Y con la mantequilla y la leche
de las vacas que ordeñé
todos fueron a la universidad.
Algunos dejaron la isla
para abrirse una esperanza
de otro color
el de la migración.
Su producción intelectual
es materia de estudio
en varios países.
Nadie habla de mí.
 
Hoy soy una de las patronas de Veracruz.
Cocino para cientos de migrantes
centroamericanos que viajan
encima de un tren
hacia los Estados Unidos.
Almaceno la comida,
la reviso, la preparo y la sirvo.
Espero a la orilla de las vías.
Cargo bolsas de comida caliente
y agua fresca
porque algunos no han comido
desde hace más de una semana.
Corro para estar lista
para el paso de La Bestia.
Y les lanzo los alimentos.
Con esta obra de afecto
desde mi cuerpo agreste
y mis manos rurales
no solucionaré el mundo.
Solucionaré la vida.
Y eso es algo.
Porque querer a la gente no cuesta,
son hermanos de la humanidad.
Graciasmadregracias,
quédioslabendiga
me gritan hondureños, salvadoreños,
guatemaltecos, y nicaragüenses,
desde La Bestia en movimiento.
Me toco el pecho desde lejos.
Este amor me pinta el vientre
de colores alucinantes.
Mira mis espigas
de un barroco antillano,
naturaleza salvaje.
Mi piel queda al relieve
tras la plancha perdida
de la versificación
que irrumpe con violencia
esta madera de donde brotan
ojos, bocas, lenguas, torsos,
animalia, destrozo
creador de la vida.
Fíjate bien,
hombre,
ahora mismo
todos los animales
se alargan como el trigo
en saludo glorioso
a las mujeres rurales
como esperanza de futuro
y entre todos ellos
hay un espacio para ti.
 
 
Maneja la cuenta @lectoracaribena en Instagram desde donde gestiona lecturas conjuntas de varias iniciativas teórico-culturales, entre ellas: #cuerpaliterariadiversa y #abrilantillano.

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