SABINA BENGOECHEA – LOS PÉTALOS DISEMINADOS Elí Urbinamayo 2, 2021mayo 2, 2021Poesía panhispánica, Revista Navegación de entradas PreviousNext Sabina Bengoechea (Almería, 2000) es estudiante de Enfermería y reside en Granada. En 2016 ganó el accésit del XXVI Concurso de Narraciones Cortas Luis Landero y el accésit del X Concurso de Cuentos Interculturales Diputación de Almería. En 2017 obtuvo el primer premio del XXXV Certamen Literario Roquetas de Mar en la modalidad de poesía. En 2021 obtuvo el XXXIII Premio Poeta Eduardo de Ory Sevilla en la modalidad de poesía. Ha participado en la Escuela de Escritores Noveles, organizado por el Centro Andaluz de las Letras, en los años 2016 y 2017. Ha publicado textos en colecciones como Letras de Papel, dirigido por el Centro Andaluz de las Letras, y en Colección Letras, dirigido por el Instituto de Estudios Almerienses. Fue finalista del VI Premio Valparaíso de Poesía. CUANDO TENGAMOS UN DESPACHO PROPIO El pasado no es digno de recuerdo, el futuro ya no es una promesa. MARIO VEGA Hacerse mayor es querer tener un despacho propio en la facultad, adornarlo con plantas de interior donde exista una luz en los horarios y lleguemos siempre a fin de mes. Soñamos con el cartel en la puerta que anuncie nuestro territorio: reuniones, llamadas, fotografías de familia feliz sobre la mesa. Soñamos con charlar con catedráticos por los pasillos, tener conversaciones cultas con gente culta en los congresos, sentir que formamos parte de algún sitio. Sin embargo, me pregunto si todo esto nos pertenece, si tras la ventana se esconde una ciudad que nos ignora, si esto era de verdad lo que queríamos. LLAMAR AL TIMBRE Cuando tenía diez años mis padres decidieron desconectar el timbre porque en la calle jugaban niños que tocaban a la hora de la siesta. Cortaron el cable como quien corta el cordón umbilical del exterior. Olvidé pronto su sonido que como un gemido nocturno lame el oído y nos reclama. Nunca he sabido las veces exactas que tocaron sin obtener respuesta, que pensaron que ya no vivíamos aquí por el silencio. Sin embargo, hoy lo hemos conectado, no para recibir una visita, por un incendio, la policía o algún inspector de hacienda, sino para recibir un paquete de Amazon. Llega el paquete y con él el rumor de pasos en el pasillo, el reclamo al otro lado de la puerta. DISCOTECA ABIERTO HASTA EL AMANECER En medio de la pista las discípulas de Salma Hayek desafían la flexibilidad de sus caderas, nocturnas entre el humo bailan a conciencia de una serpiente en el cuello. Aquí no hay lugar para el tiempo y la memoria, los cuerpos se desordenan con la música, como desordena el deseo la rutina, así, de golpe. SOL DE LA MAÑANA Anoche soñé con crisantemos que cubrían la playa y con las olas que acariciaban con dulzura los pétalos diseminados. Pero el sol de la mañana tapizó de cadáveres las mezquinas arenas, mientras el mar gritaba enloquecido al descubrir lo que había hecho. A VECES EL AMOR ES RUTINARIO Quedamos a las nueve en el hotel y fingimos no conocernos, costumbres del amor entrado en la rutina de una ciudad nocturna y de memoria. Inventamos trabajos aburridos como los nuestros, hablamos de premios literarios, política, del tiempo que no tenemos y añoramos. Cuando el camarero se despistó entre las mesas, entramos a los baños. Con la fuerza con la que tomas el verso al recitar me desabrochaste los Levi’s, jugando con mi cuerpo y con tu lengua. Me preguntaste cuánto tiempo más seguiríamos fingiendo y no supe nunca responderte. Facebook Twitter