MIROSLAVA ROSALES. Escritora, editora, periodista y académica salvadoreña radicada en Alemania. Estudia el Doctorado en Literaturas en Lenguas Romances (Romanistik) en la Bergische Universität Wuppertal. Ha sido becaria del Deutscher Akademischer Austauschdienst (DAAD) y del Programa de Becas de Excelencia del Gobierno de México para Extranjeros. Obtuvo el grado de Maestra en Literatura Hispanoamericana, por la Universidad de Guanajuato, México; es licenciada en Periodismo por la Universidad de El Salvador. Su trabajo poético ha aparecido en revistas y antologías internacionales. Ha participado en festivales de poesía en El Salvador, Nicaragua, Alemania y México. Ha brindado seminarios de literatura en El Salvador, Alemania y España; asimismo, ha dado talleres de escritura creativa en Alemania, México y El Salvador. Su más reciente libro: República del excremento / Repubblica dello sterco (Formarti 2022), en traducción al italiano por Rocío Bolaños. En 2025, se espera tener publicado dicho libro, en versión al inglés por Mauricio Espinoza, en el catálogo de Formarti (Milano). Asimismo, está siendo traducido al portugués para ser publicado en la editorial Serafina (Lisboa). En 2024, fue llevado al teatro por Samanta Pizarro Aliste (Chile), Omar Guadarrama (México) y Adam Arhelger (Alemania) con el apoyo de la NRW Landesbüro Freie Darstellende Künste, el Diversitätsfonds NRW y el Kulturbüro-Stadt Wuppertal. Página: https://miroslavarosalesv.wixsite.com/literature
Poemas del libro República del excremento / Repubblica dello sterco (Formarti 2022)
No hay sitio para mi país en las enciclopedias del asombro
No hay sitio para mi país en las enciclopedias del asombro No hay sitio
para la armonía de los peces-aurora magenta No hay sitio
para las palabras cósmicas en esta interminable explosión de cuerpos
caídos como meteoritos en predios baldíos No hay sitio No hay sitio No hay sitio
para la ensoñación de los corazones-trompeta de miel en este peregrinar de dudas No hay sitio
para abrazar la ternura de algodón de azúcar
¿Cómo adentrarse al arrullo de una sinfonía de esencias florales si
no termina el recuento diario de muertos y desaparecidos en las televisoras?
¿Cómo izar la bandera de la paz en este diario horror de navajas ensangrentadas y cuerpos tirados a los pozos?
La historia es cruel con los descalzos La justicia es tirada al vertedero día a día El tren de la historia se irá al precipicio con todo y pasajeros
Otra vez el olvido Otra vez la sangre Otra vez las tanquetas en las calles del odio Otra vez el miedo posado en la lengua como un gusano Otra vez los cercos militares Otra vez la madre llora a su hijo perdido en la alcantarilla de la cocaína Otra vez la madre llora a su hija violada por los reptiles Su sangre ha sido bebida por las bestias Otra vez las cabezas en las plazas como adornos de feria navideña Otra vez los disparos a la luz de las plegarias de las mujeres de blanco Ellas rezan en cuartos abandonados Otra vez el olvido
Los noticieros internacionales no conocen su grito de siglos
La república = excremento
La república = látigo
La república = jauría desde su fundación
El imperio no escucha los retumbos del dolor en las caravanas del desierto
ni saber quiere de las tumbas que deja a su paso el huracán del neoliberalismo
Sigue resistiendo en la orfandad de la llama mi país tropical
mi país del tamaño de una medalla que cargo como talismán
Mi país: cactus en una larga temporada de sequía
Mi país-fogata resistiendo a las pirañas del poder
Del cactus una flor espléndida nacerá
para hacernos recordar la existencia del consuelo pese a la aridez del terreno
En la búsqueda del cadáver
Dime mundo
mundo de estiércol y barrotes
mundo de carne descompuesta
¿dónde los huesos de la risa volcánica de mi hijo?
Respóndeme
mundo-fosa
Respóndeme
¿dónde su dentadura
sus ojos
su fémur
sus manos
forjados por el alba?
¿dónde
sus sueños dibujando pericos
sus lágrimas de rabia
enterrados en esta selva del horror?
¿Qué palabras habrá tejido en sus plegarias de joven rocío?
¿Qué habrá acariciado su mirada de pequeño saltamontes
en ese último momento?
Aún
sus zapatos le esperan
como mi corazón
de perro sin cadena
en una habitación resquebrajada
Hijo mío
corriente de mis esperanzas
clavo de mi madero ensangrentado
soy
desde tu muerte
un cirio derritiéndose en una iglesia deteriorada
que no puede perdonar
una caja de lamentos piojosos puntiagudos
una caja con oraciones-garras
una caja en el desierto
Hijo mío
ángel
en la punta de mi crepúsculo
copa de mi sangre enlutada
faro de mi geografía
los frutos de mi vientre se secaron
y ahora
solo piedras reparto en las calles
y quiero gritar
golpear los abismos del silencio
¿Qué somos en este hervidero de huesos?
¿Qué soy
si mi única luciérnaga
ha caído en un pozo de telarañas?
Variaciones de la ciudad
hablo de la ciudad construida por los muertos,
habitada por sus tercos fantasmas, regida por su
despótica memoria
Octavio Paz
Muchacho
esta ciudad mi úlcera
la raíz más amarga entre mis dientes
puñal entre mis piernas
la venerada virgen en los altares de la política
la digerimos lentamente en la mañana con el tráfico y el smog y la bachata y el chillido de los noticieros
la vomitamos luego de cada borrachera cerca de la lotería o por el parque San José o la Zona Real
el jolgorio con Pílsener y mujeres con lentejuelas y pirotecnia en los corazones
la sorbemos en el añejo Bella Nápoles
es
un cuerpo canceroso cuyas vértebras se van fracturando
la pega para los hambrientos
la cárcel para los que buscan la detonación de las palabras más inconformes
(estoy sola
y soy un cedro en este infierno)
Un cocodrilo me podría degollar en la esquina más inesperada
en la estación de autobuses inservibles
a la salida de un centro comercial
así
mi nombre pararía en un cementerio clandestino
junto a miles de desaparecidos
los que una vez cantaron el himno con orgullo en las escuelas parecidas a las ratoneras
y que elevaron plegarias en las iglesias hoy clausuradas por los terremotos de la lujuria
La ciudad no es piadosa con el cascajo
con el recién nacido abandonado en la neblina
ni con la joven atropellada frente a las harpías de las cámaras de televisión
ni con los vagabundos y las prostitutas que colman su pequeño vientre como fetos enfermos
ni con los jardineros que cuidan del espíritu
ni con los drogadictos de las aceras que se acumulan como promontorios de basura
Las manos a cualquiera podrían cortarles en esta ciudad si se entrega a los girasoles y a la contemplación de las cordilleras acariciadas por el atardecer
para luego venderlas en las carnicerías
o servirlas en los banquetes de los pobres
(bien en un orfanato)
en
esta
ciudad
le disparan al corazón más necesitado de brisa y armonía
al más necesitado de bailes y frutos
al más necesitado de caricias de violines y delfines
Es normal encontrar cabezas colgando de las lámparas
o de los árboles
o rodando en los parques como pelotas de fútbol
(un deporte muy divertido)
en esos parques los columpios ya no albergan las risas ni la vivacidad de árboles amarillos
ni el encanto acaricia su grama que una vez sirvió a los enamorados
Sabes muchacho
los habitantes de esta ciudad
bajo el techo del excremento
devoran las mujeres con fiebre y alcohol y entregan su sangre a las alcantarillas
no hay aurora capaz de darnos esperanza
Muchacho
la pequeña ciudad
el cadáver que todos los días cargamos en silencio