111. Año 9: FABIÁN ANTOINE | En el vaivén del tiempo

FABIÁN ANTOINE es un poeta y escritor puertorriqueño nacido el 8 de diciembre de 2009. Como estudiante de enfermería, combina su pasión por las ciencias con un profundo interés por la literatura. Actualmente, está trabajando en la publicación de su primer libro titulado Del Revés, dirigido a jóvenes y niños. Además, desea sacar a la luz próximamente su primer poemario. Conocido por su curiosidad y enfoque multifacético, Antoine explora diversas áreas de conocimiento y creatividad. Comparte su amor por los libros y la literatura en su cuenta de bookstagram, @wordsmithwonder8, y en su cuenta personal de Instagram, @fabianantoine209, ofreciendo una visión más íntima de su trabajo y proyectos.

 

 

EN EL CAFÉ DEL ALMA

 

En el escenario del café y el ballet,
mi amiga de rizos y mirada de café,
con pasos gráciles que el tiempo detiene,
una danza de siglos en su ser se mantiene.

Su cabello, rizos que el viento acaricia,
sus ojos, reflejos de una calma precisa,
cada giro en el ballet cuenta una historia,
y su amabilidad es la esencia de su gloria.

Al abrazarla, el calor de su esencia encuentro,
un corazón que en amor siempre está inmenso,
su sabiduría, antigua como el cielo,
en el cuerpo de una niña, un eterno anhelo.

Baila con la gracia de un sueño despierto,
y su bondad es un regalo siempre cierto,
mi amiga, un tesoro que el tiempo ha enmarcado,
una luz en mi vida, en cada paso elevado.

En cada taza de café compartida con fe,
descubro en su risa la magia de nuestro ser,
juntas, en este viaje sin final,
mi amiga, eres mi refugio celestial.

 

EN EL VAIVÉN DEL TIEMPO

 

En el vaivén del tiempo, como barcos en el mar,

navegamos sin cesar, buscando nuestro lugar.

Entre luces y sombras, en el vasto universo,

buscamos el sentido, en cada verso disperso.

 

Somos gotas de lluvia en el cristal de la vida,

cada una única, en la historia tejida.

Unas caen con fuerza, otras con suave brillo,

pero todas, en su caída, escriben su destino.

 

Como montañas imponentes, erguidos en nuestro ser,

enfrentamos las tormentas, sin perder nuestro poder.

Separando la niebla de las dudas, con claridad,

buscamos la verdad, en cada oscura realidad.

 

Unidos como ríos que convergen en el mar,

fortalecemos nuestras almas, sin miedo a naufragar.

Levantamos nuestras voces, como viento en la colina,

proclamando la grandeza de la vida, genuina.

 

En el telar del destino, tejemos nuestros sueños,

con hilos de esperanza y destellos de empeño.

Cada desafío, una lección en el camino,

cada logro, una estrella en nuestro destino.

 

Así, surcamos el océano de la existencia,

con coraje y con fe, sin perder la esencia.

Que nuestras vidas sean faros en la noche oscura,

guiando a otros navegantes hacia tierra segura.

 

Y cuando el tiempo se detenga, al final del trayecto,

encontraremos la calma, en el eterno recuerdo.

Como estrellas en el firmamento, brillaremos sin final,

en la inmensidad del cosmos, en el abrazo universal.

 

 

EL ÚLTIMO SUSURRO DEL ESCRITOR

 

En el abismo yace su alma, el escritor sin vida,

Con pasión solía escribir, su obra conocida.

Las hojas con tinta, su fiel compañía,

Sus personajes vivían en eterna agonía.

 

Tal vez, el reflejo de sus sentimientos vivía,

Ahora su lápiz yace inerte, su magia se perdía.

Sus escritos en el abandono, sin nadie que los lea,

Su legado en silencio, como noche que no brilla.

 

Las palabras eran su refugio, su escape del dolor,

Cada línea que trazaba, brotaba del corazón.

Pero ahora el escritor, solo en su lecho de muerte,

Mira al vacío, su vida desierta e inerte.

 

Sus memorias se desvanecen, se pierden en el viento,

Cada historia, cada verso, un eco en el tiempo.

La angustia en sus ojos, un hombre sin vida,

Con la pluma caída, su esperanza abatida.

 

Quizás en otro día, su alma hallará la paz,

En un lugar donde los sueños no se deshacen jamás.

Pues él aún muerto, con angustia persistente,

Nunca dejó de creer en un futuro reluciente.

 

Su cuarto vacío, las paredes lo observan,

El escritorio polvoriento, sus manos ya no conservan.

Las hojas en blanco, esperan en vano,

Las historias que nunca, se escribieron con sus manos.

 

El reloj en la pared, marca el tiempo que se fue,

Cada tic, cada tac, un recuerdo que duele.

La vela parpadea, su luz casi extinta,

Refleja la tristeza de su alma distinta.

 

En el silencio profundo, su espíritu aún clama,

Por los sueños olvidados, por la pasión que llama.

Aunque su cuerpo reposa, su esencia no se apaga,

En cada rincón oscuro, su voz aún embriaga.

 

El fin se acerca, con un susurro tenue,

El escritor se despide, su misión aún mantiene.

Y en la última exhalación, su alma se libera,

Dejando tras de sí, una tristeza sincera.

 

3 Comments

  1. EXCEPCIONAL Y MARAVILLOSO QUE LOS JÓVENES CONTINÚEN ASÍ ADELANTE CON SUS SUEÑOS Y QUE SE HAGAN REALIDAD. EL ÉXITO Y LA SUERTE SE CONSTRUYEN CADA DÍA,

  2. Qué hermoso trabajo. Eres joven lleno de energía y muchas habilidades que ni tú te conocías. Que bueno leer de tu talento. Dios te siga bendiciendo!!!

  3. Felicito a mi ex estudiante Fabián por tan hermosos poemas. Ese niño de tercer grado q yo tuve ya ha crecido y seguirá creciendo. Sigue hacia adelante mi gran estudiante

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