FRANCISCO OLIVARES TAPIA, de 52 años, es originario de Viña del Mar, Chile. Desde joven desarrolló un profundo interés por las letras, primero como lector asiduo y posteriormente como escritor, aunque al principio guardaba sus escritos para sí mismo. Estudió en el Pontificio Seminario San Rafael de Valparaíso durante tres años, y luego cursó cuatro años de Filosofía en la Universidad Católica de Valparaíso. En la actualidad, trabaja en el Centro de Reinserción Social de Quilpué, parte de Gendarmería de Chile, institución en la que ha recibido dos distinciones honrosas en concursos literarios.
TIEMPO
Mañana te respondo
Lo que puedo hacer hoy
No me confundas con el tiempo
Que el destino es patraña
Maraña de bordes confusos
Hoy te vi
Prometo que te volvería a ver
Cuando la muerte vuelva a nacer
Anaqueles vacíos
Envuelven tus pasos
Perfumados de hastío
Adornan tu presencia
Oleaje de tibias manijas
Perturbadas por el cansancio
Juegan en la orilla
Jolgorio del devenir rancio
El aquí y ahora
Se escribió después de tu ocaso
Persiguiendo al pasado
Añorando futuros
El tiempo se esfuma
Sin conocerlo
Pasa ligero
Como ladrón del sentido interno
Vaivén de cicatrices
Instante de un momento
Quedan en el recuerdo
Imitando a las codornices
Ruedo de Copérnico
Estereotipo, elíptica
Órbita conscripta
Señalan su fugacidad
Tiempo impostor
Eterno señor
Subyugas el vivir
En un sueño inmortal
VIVA LA GENTE
La cosa es desastrosa
Siempre lo mismo
Nadie apuesta un peso
Estamos en el abismo
Placentera es la vida
Escondiendo el arribismo
Desnutriendo el enjambre
Parsimonia y consumismo
Nunca iteré palabras
Ni más, seguí un silogismo
Ay, vida póstuma
Requiem del cinismo
En mis calles oí
El descontento, altruismo
Del pusilánime
Que se pudre de egoísmo
Venganza etérea
Las letras inundan patriotismo
Una bandera batiente
Simón Bolívar, terrorismo?
Lenguas enjugadas de virtud
Dirimen el perfeccionismo
Añorando razones
Desprovistas, derrotan el pesimismo
Querido Dalai Lama
Me dirige el nihilismo
Que la sabiduría brote
La maya que cante positivismo
El mundo es un cimiento
Resguardo de sufrimiento
Metafísica entorpecida
Por la religión, sin ningún tormento
Aprovecho, amapola fiel
Su atención, no sé
Imberbe y marginal
Terminar, este relato cruel
TRISTEZA
Cuando escampa la sonrisa
La verdad altiva
Aparece, maldiciendo
Debajo de la cornisa
Nace la neblina
Temblando, trémula
Como una hoja
Desoída, una pamplina
La soledad es ingrata
Cuando la tratas de dolor
Y te resfriegas en su calor
Como mísera pos data
No hay verso
Que pueda completar
Tan sublime realidad
De añorar lo perverso
No es un lujo
La ausencia penetra
El suspirar de las entrañas
Cuando el sentir se vuelve dibujo
Quizás, nunca disfrute
Moliendo los escarmientos
Del complemento
Vacío, mejor me quedo mute
Hastío, maloliente
Frenesí del fracaso
Virtud del ocaso
Linterna ciega, decadente
Tristeza, mi gran valor
Alivio escarchado
Me hundo en tu mundo
No me haces falta, una flor
Él es un escritor con un talento innato
Todo lo transforma en poesía, hasta las vivencias adversas suenan bellas.
Admiro su vocación y talento con las letras.
Muchas gracias por tus palabras y por dedicar un tiempo de tu vida en dejar este comentario.
Saludos fraternos