VITO DAVOLI es poeta, periodista, crítico literario y traductor. Como promotor cultural difunde la palabra poética, con el placer de revelar al lector un nuevo poemario de algún autor poco conocido, de fundar y editar nuevas publicaciones, como la revista Pubblicazioni Letterariæ, de compilar libros y antologias de poesia o de cuentos como, por ejemplo, Surrealia: Señales del más allá y otros relatos, traducido al español por Carolina La Rosa Montilla y Jorge Ledezma.
Además, Davoli es fundador y presidente de la asociación cultural Verso Levante APS y director de la revista La Calce e il Dado. Su poemario Contraddizioni fue publicado por Edición Leucó, de Molfetta, en 2001, y la segunda edición de 2021 incluye lecturas críticas de los más renombrados intelectuales italianos.
En 2022 edita, junto a Beppe Costa, la antología internacional D’amori, di delitti, di passioni, que recoge entrevistas de poetas de todo el mundo, y el mismo Costa lo invita a editar la serie Indediti Rari e Diversi, fundada y editada por Costa junto a Dario Bellezza hasta su muerte. Ese mismo año publica su segundo poemario, Carne e sangue, con la editorial Tabula Fati.
Publicó la plaqueta bilingüe Intr-un pumn de furie – In un pugno di rabbia, con Editura Cosmopoli, de Bucarest, y en español La carne y el espíritu, una colección de lecturas críticas de todo el mundo iberoamericano sobre la obra del poeta hispanoperuano Alfredo Pérez Alencart, de la que actualmente se encuentra traduciendo la versión italiana.
Junto con Marco Cinque, activista y periodista de Il Manifesto, con quien ya había editado las ediciones de la antología SignorNò, contra el uso de las armas, edita el proyecto poético y solidario Il buio della ragione: testimonios y poemas contra la tortura, cuyos beneficios se donarán a la asociación Gazzella Onlus, que se ocupa de los niños víctimas de la violencia de guerra en Palestina.
Para Cambridge Stanford Books traduce actualmente el volumen The History of Slavery. Próximamente se publicará un estudio epigráfico sobre la piratería helenística del siglo III antes de Cristo y el tercer volumen de la Trilogía de las contradicciones, titulado Cinco minutos después. Davoli participó en el XXVI Encuentro de Poetas Iberoamericanos de Salamanca y estarà presente tambien en la XXVII edicion.
Madres
Madres de mis pecados
y de cada deseo, ¿dónde están?
Madres que van pariendo sin parar
suertes cansadas en tiempos incumplidos.
Ya no me acuerdo de senderos elegidos:
solamente de atajos a allanar
arrancando maleza al dorso de los bordes.
Madres, yo soy solo
¿y debería avergonzarme de este grito?
Yo no consigo escuchar mi lamento:
sigo propagándolo como el cuervo,
mas que quienquiera el cree en su canto.
Madres, estoy allá inmóvil
chillón y fluido como el fantasma de Münch,
moretón y impreciso como el chico de Shiele
madres, soy solamente
un hijo contratiempo,
un himno a la victoria antes de la batalla,
al silencio una voz en contrapunto.
Madres, no soy quizas ni voy a ser
sino una intima y comedida solapa de algo.
Pertenezco a cada Historia que haya sida consumida,
un fechador con al final tres puntos…
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Arcoiris
Habían colores bajo de la lluvia
y reflejos de luz
violeta azul y roja
como en un sueño borroso
por la tarde.
Habían sonrisas tomadas de la mano
bajo el arcoiris del alma.
Habían cielos y alas
percepciones de infinito
escupios de eternidad.
Habían otros colores
detrás de ti y de mí
y descubrir que no era más que esto:
un cuartito sencillo que arreglar.
Habían mentiras.
Un arcoiris en blanco y negro.
La lluvia escampa
junto con unas rimas.
Vuelve feroz el sol
a derretir ilusiones heladas.
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El perdón
No te perdono las sonrisas
ni el estar tan bien a mi lado.
La libertad de ser tu misma
aquí cerca, no, no te perdono.
ni la ilusión del tiempo.
No es la fecha de caducidad que le pusiste
si no tu Felicidad, justo ella, que no puedo perdonarte
en mis abrazos alrededor de tu rostro perdido.
Porque es justo lo que no se perdonarte
que me hace aún amarte.
Aún más.
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Mi soledad
Huele a lluvia
mi soledad
y a libertad de agua en los labios.
Huele a hierba fresca en la noche,
sabe a manos mojadas y abiertas
a miradas temerarias
hasta donde Dios abdicó.
Y fuma cigarros de piedra
mi soledad
paseando donde otros han creído
haber vivido un poco más como se debe.
Sabe a tierra y a limón,
a hojas calientes en el turrón,
a incansables esperanzas indescifradas
y a liberación.
Huele a inciensos de corte
mi soledad:
parecida a una reina
sin súbditos chilla
en un salón vacío
y se queda a consolarse del eco.
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