30. Año 10: ALBERTO JÁIMEZ ORTEGA | Canciones

ALBERTO JÁIMEZ ORTEGA. Siempre me ha gustado la literatura, sobre todo el diario y la poesía, pero no me lancé a escribir de forma continua y con intención de ser leído hasta llegar a la madurez. Ahora a mis cincuenta y pico, noto que tengo más experiencia vital y, realmente, más cosas que decir. Soy filósofo y teólogo, en unos meses defenderé mi tesis doctoral. Pero la poesía que escribo no tiene nada que ver con ninguna apología religiosa. Me he auto publicado dos poemarios; “Moho y rosas”, y “El cuestionario de Proust”, y he publicado en editoriales clásicas la novela “La maquilladora de muertos”, (Aliar Ediciones), y el ensayo “No está muerto, sino que duerme”, (CPL Editorial), sobre la atención espiritual en los tanatorios. También he publicado un puñado de artículos en revistas universitarias sobre la relación entre la teología y la ciencia.

 

 

 

JUGUETES DE COLORES

 

¿Quién deja unos juguetes nuevos

sobre una tumba vieja?

¿Quién, por qué bajo la lluvia fina

de una mañana

la primera semana

de febrero?

 

¿Quién pone colores vivos

en el blanco y negro crudo

de una tumba muerta?

¿Quién, por qué apresa con cadenas de madera

grilletes de muertes infantiles

desesperanzas que pasan y pasan?

 

¿Quién olvida estos juguetes

en una tumba gris musgo?

¿Quién, por qué entierra estos juguetes

junto a una madre que llora

junto a un padre que llora?

 

 

CANCIONES

 

He de arder en tu fuego lento

y fundir la cordura que se deben dos almas.

Tu piel, manta de oro sobre mi eterna calma,

se hace tormenta profunda en tus gestos.

 

Juego sin prisa perdiendo el resuello,

navego, naufrago, al posar sobre mí tu mirada.

En tus brazos que enredan mis frágiles alas

aparto el deseo de nadar en el viento.

 

Y escribo canciones sentado en la cama revuelta,

sobre tristes poemas que esperan

tan solo ausencia y tristeza.

 

Sujeto me quedo a tu mirada

en esta ciudad de malas maneras

ocultas bajo esta cama deshecha.

 

 

CAIDAS

 

Hay cosas de suma importancia… ¿Por qué?

cosas nimias, como si nada

nos incumbiera ante esto,

ante nuestro silencio… ¿Por qué?

 

Te quiero, creo… desde que nací

no te he levantado la voz.

 

Y sé que caigo con la misma piedra

en la que caemos todos, te lo aseguro.

Caídas, caídas, circulen…

no hay nada que ver por aquí.

 

Y así estamos… qué pena… como cuando

estos locos ilusos me insultaron;

ya no me creo nada, no quiero

tener nada que ver ni de qué ser culpable.

 

Hay cosas de suma importancia… ¿Por qué?

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