31. Año 10: DAVID ORLANDO ACEVEDO ROJAS | Ven

DAVID ORLANDO ACEVEDO ROJAS. Soy un escritor de origen colombiano, oficialmente formado en Ingeniería. Cuento con múltiples publicaciones de cuentos cortos y poesías en diferentes países de latinoamérica, especialmente en Brasil.  Mi profesión me ha llevado (más por azar que por excelencia) a deambular por un par de docenas de naciones, a vivir por ratos como rico y por ratos durmiendo en la calle, a aguantar hambre y a probar excentricidades; me ha llevado a aprender múltiples idiomas y a tener una familia con la que nunca me imaginé.  Adoro las historias, en el formato que vengan, y me siento honrado de poder contar esta, aunque se pierda en el abismo; pues la vida es efímera y así la disfruto.

 

 

 

MAÑANA / VENIR Y MORIR

 

Postrada perdiendo el aliento

contando las horas para ver el mañana venir.

Hoy sollozo en silencio con esta

mi máscara mortuoria clavada en el rostro y queriendo morir.

 

Añoro el mañana porque con él traerá

aquellos momentos que quiero y deseo

pero que nunca me atrevo, estando despierta

a hacerlos venir.

 

Cortando y tajando, pelando e hiriendo,

haciendo un almuerzo, como muerta posesa

para un hombre sin alma

pasos mis días queriendo morir

 

Con hoja maldita y hambrienta

Mis muslos a diario castigo

En aras quizás, del mañana que quiero

Que llega, se acerca, que siento venir

 

Será mañana que note por fin,

que de noche saltando y gozando

te pierdes insensible, buscando cobijo

en la cama de tu hija que quiere morir.

 

Será mañana iracunda cuando de fuerzas me colme

para las mil toneladas del cuchillo simplón,

espada de Damocles, que colgando sereno

en tu pecho maldito esperando su turno

clavar ya por fin

 

Mañana te advierto, enfermo maldito

¡Mañana seguro!

Pagaras por los días que fueron también

Un mañana seguro y pasaron, se fueron

Y me dejaron aquí

 

 

 

ROJO TÚ, ROJO YO

 

Rojo intenso, rojo fuego

Rojo avivante que enciende pasiones

Rojo profundo que perpetuo aviva mi ego

 

Aquel rojo que me enciende, que me atrae,

El único color en realidad que dentro de mis ojos aún recae

Pues en blanco y negro veía la vida, aquella mi mísera existencia

Hasta el día extraño en que el rojo nació dentro de mí y me libró de la complacencia

 

Al amanecer recuerdo el aroma del rojo color

Rojo intenso, rojo oloroso, rojo fluyente

Rojo nascido de tu carne viva maltratada de dolor

Al anochecer olvido la pasión de tus gritos en mi mente

 

Y recuerdo humilde aquellos días, con añoranza

Aquella que cosquillea y ruge, aquella que te enamora y encapricha

Recuerdos de miseria y pesadumbres se me escapan ante la dicha

De saberte muerta ante mí, como alabanza

 

Rojo intenso, rojo sangre

Rojo enfermo que corre sobre el asfalto

Rojo del sol naciente que se cuela por la ventana de mi celda

 

 

VEN

 

Ven a caminar amante mía, ven a conocer el mar.

Por quince años te he negado tus deseos, mas hoy por fin hemos llegado.

 

Ven doncella de mi casa, ven cuando te lo ordeno.

Limpia tu rostro con el agua del arroyo y deja atrás tu calzado.

 

Ven y siente la arena en tu piel,

ven y permite al calor ardiente ampollar tus pies sin caridad.

 

Ven princesa de cristal, deja atrás tus ropas y vendajes y sangra en libertad.

Ven virgen adorada, con tus manos temblorosas y tu cuerpo malnutrido.

Ven y muestra al cielo tus senos malformados y tu sexo aún dormido.

Ven conmigo pronto y sin llorar, que el dolor pronto ha de acabar.

 

Ven y prueba este brebaje que te hará gozar,

ven y aprende el placer químico que te tengo para dar.

 

Ven que los cultistas esperan y mi cuchillo de hambre languidece

 

Ven sacrificio mío,

ven y acuéstate en el altar,

porque hoy es el día de tu muerte y mi Dios no quiere más aguardar

 

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