32. Año 10: KEIRA C. ROMERO GARCÍA | Anam cara

KEIRA C. ROMERO GARCÍA (Ciudad de México, México. 2005). Graduada del Colegio Humboldt de Puebla con el certificado ABITUR y el bachillerato mexicano, estudiante universitaria de segundo semestre del Tecnológico de Monterrey en biotecnología y apasionada de las letras. Participó en el 15º Concurso Literario de Poesía de su colegio (2024) y le fue otorgado el Primer Lugar. Asimismo, su primera publicación en julio del 2022, se encuentra en la revista digital Vislumbre bajo el título: Te encontré en la verdad que nadie puede escuchar. También, forma parte de la antología Puentes paralelos, publicada por ALCORCE Ediciones en enero de 2023. En su tiempo libre, disfruta de la literatura de Emily Dickinson, Fernando Valverde, Elvira Sastre y otros autores, además de tomar cursos de poesía y recopilar experiencias para plazmarlas en escritos.

 

 

 

 

 

ANAM CARA

 

A mis amigos, mis anam cara,

en donde sea que estén hoy.

 

Ha reanudado el paso de los días

y ya no puedo escribir en papel:

la libreta está vacía, la pluma llena,

ya no intercambian lugares, historias,

la voz que narra ya no es de ella,

la mano que traza ya no es la mía,

el sol se oculta detrás de la Malinche

y yo sigo en la carretera contigo.

No encuentro idioma o escritura,

en los que pueda volver a aquella noche,

desaparecida bajo todas las risas

de nuestro surrealismo de cada día,

al cual hemos regalado pieza por pieza extranjera

para construir un camino con direcciones infinitas

que de todos modos me siguen trayendo aquí.

No es el poema que querrás leer–

¿cuántas palabras, querida, después de intentar

escribir millones de veces tu poema,

tendré que alterar hasta la milésima

o bien la última vez que te escribo esto,

antes de que en el instante sean dignas de ti?

Quizá ya ha sido muy larga, y si esta página

tan imparable no me encadenara,

podría no haber tenido fin,

pero esto es mi gracias, amiga del alma:

que te quiero y no duele tanto,

que te busco y no te vas,

que quiero quedarme una vez más.

Tal vez dejar de escribir como si yo me fuera,

y que me recuerdes que la voz existe

incluso en una pluma muda en el papel roto,

en el ritmo de la vida cabalgando contigo,

la letra conocido por mil, comprendida por ti,

la fugacidad de quienes somos, inextirpable,

en paralelismos del tiempo que no nos toca;

entonces sabrás jamás que lo vi volver a empezar.

Si de verdad un año ha pasado,

no conté los día desde que empezó,

pero la tinta de mi pluma

será mi tiempo que es tuyo ahora,

y cuando se abra el cartucho de vida,

empiece a gotear la verdad visible,

corra sin parar tras solamente tú haberlo ordenado,

y se vuelva infinita hasta que se acaben las hojas,

te veré seguir adelante y subirte al tren

para el cual solo tú tienes un boleto;

yo me subiré al mío, mi camino, mi lugar,

todas a buscar el sentido de aquella noche,

si es que hay uno. Todas en un tren propio;

de alguna forma, los caminos son paralelos.

 

Te saludaré por la ventana.

 

Me devolviste a mis vías.

 

Anam cara, nos veremos otro día.

 

 

 

 

 

CRÓNICAS

 

“You set off a dream in me.”

Loren Allred

 

Siempre habrá rebeldía en esta narración,

en ciertas almas que no desean más

que la unión entre sueños, imaginación y realidad;

que si amásemos tanto como yo a ti,

si hubiera gratitud hacia los pequeños pasos

que se aprenden de la vida imprevista y

de aquellos planes que se cayeron en dos tardes ilícitas,

no habría una guerra catastrófica perdida en junio—

tal vez encontraría una salida de la luz

ciega de linternas con esperanzas vacías,

huiríamos de los guardias corriendo

detrás de mí y de ti en una carretera que me ha llevado

de un plan maestro, a una canción en ruinas,

a un Año Nuevo en octubre contigo…

y entonces nada de esto importaría más,

jamás volvería a escribirte; malditos

versos condenados al silencio

finalmente descansarían en la jaula que existe

entre líneas del último poema que dejó la nostalgia

para convertirse en la pureza del agua,

en galaxias reflejadas en ardientes bosques avellana

que no se queman bajo la última crónica del desamor.

 

Siempre habrá un tercer piso y una ilusión

que se sientan como un hogar, como la pausa en esta

acelerada narración en la que solo me quedan tres meses,

después no volveré a escuchar tus pisadas

que marcan un camino en cada escalera hacia

la acogedora terraza en mi memoria que hoy conocí,

diminuta bajo el resplandor de las vidas

en ventanas y siluetas negras lejos, muy lejos ya;

pronto la olvidaré y de mí no habrá una guía

a una insignificante casa, pues es tu risa quien me acompaña

hasta el final del pasillo, hombro con hombro,

un auto al lado del otro, por un universo que no se derrumbó,

y a un “mismo momento, diferente lugar”.

Entonces quedará esta distante añoranza que,

cada cuenta atrás regresa, apunta al tercer piso

y me pide erguir dos puentes infinitos

que nunca creí paralelos hasta que los nombraste,

como si te parases al borde del tuyo y yo no cayera de vértigo,

porque qué importa la altura cuando ya cayeron

la fe, la ilusión, el sueño y la voluntad en actos teatrales

y esta nueva realidad es la mía:

aún hay un lugar verdadero al que volver si te sigo,

en esa terraza donde sea que la elijas,

cualquier vida que valga todos estos poemas tuyos.

 

 

 

 

 

“Se puede matar todo menos

la nostalgia, la llevamos en el

color de los ojos, en cada amor,

en todo lo que profundamente

atormenta y desata y engaña.”

Julio Cortázar

 

Nadie te dice que la nostalgia va a matarte,

lo hizo por nosotros antes de que pudiera

rogarle que no lo hiciera esta vez,

que me regresara al último verano contigo

y vivirlo cien veces hasta que se repita;

nadie te dice que cuando el tiempo

se acaba y no hay aviso,

terminas en un auto que ha escuchado

dos verdades por las noches,

volando por la misma carretera

en la misma noche que ya no es,

cantando en susurros para que no

se escuche tu voz que se quiebra,

porque cuántas veces me han repetido ya

que mi alma gemela no es el amor de mi vida

y ella no es dos personas, ni yo una entera–

tampoco podrá haber un octubre que nos sane…

en cambio es junio y ya no estás aquí,

es abril y te vas de nuevo,

es hoy sin ti y me haces falta.

Nadie te dice que, entonces, pasará un mes

y cuatro días, y lloraré al inicio de cada uno

si sigues estando del otro lado del camino

y aún me esperas, aún te quiero,

ofreces con ese corazón de ónix tuyo

que te busque cuando deje de amarte

para que vuelva a hacerlo sin más,

y es que estoy malditamente congelada entre

la nostalgia de quererte mientras no puedo

y las cadenas que jamás me pondrían si hablo,

pero te amo y quiero que lo sepas:

en cualquier universo

siempre vas a ser tú.

 

 

 

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