46. Año 10: YOLENA OREA-SÁNCHEZ | Pasajero

YOLENA OREA-SÁNCHEZ nació en Cumaná, Venezuela, en 1981. Comenzó con la música cuando tenía cinco años. Estudió violoncello en Venezuela y Suiza. Vive en Europa desde hace veintidós años. Actualmente reside en Strasbourg, Francia. Trabaja en la Orquesta Sinfónica de Basilea, Suiza, desde hace dieciséis años. Su carrera la ha llevado a presentarse en los escenarios más importantes de Latinoamérica, Asia y Europa. Desde hace más de cinco años ha realizado cursos en diversas escuelas de España especializadas en la escritura creativa, específicamente en poesía contemporánea.

 

 

 

PASAJERO

 

Caminar el rostro

No hay nariz

pómulo        flamas

ni surcos para beber

carnes inéditas

 

Solo se oye la distancia

la lentitud

del horizonte líquido

su intemperie

Y alguien que barre otoños

los apila

para forjar la vértebra

entre el útero inhabitado

y una piel que se evapora

 

 

 

CONTRATO

 

Sentado al pie del cumala,

veo en aquel día, el de la muerte

periferia de hoy

las letras del contrato

 

Tachaduras y musgo

sostienen un altar en cada cláusula

valor mercantil de azules

despojos de fe y amor sobre ortografía

 

Veo cómo resume la inmensidad:

lesión curada por un tablero de ajedrez

interrogantes que levitan cual mármol

 

Veo con qué se esculpe la jaula:

arte de firmar con polímeros

y subastar la geología del vientre

 

Aquí, al pie de lo no tratado

de lo que al rozar me desfigura

el musgo

el precipicio entre dos frases

se reproduce por los contornos de las venas

siempre a punto de escribir

siempre asexual

 

 

BENEDICTA TU IN MULIERIBUS

 

Ángelus escupe la arenilla de sus palabras.

Desfloración.

Termina de cruzar el fango, enjunta de misticismo y salitre. Como animal común, brama disertaciones.

Retoños.

Hierve en los senos su piel líquida. Fluyen juramentos con cola de alacrán.

Penitencia.

De tanto escupir, se disemina toda entera en su reflejo. Lírica punzando el sonrojo del horizonte. Espiral de sí.

Averno.

Sepulta sus difuntos antes de ser ella oquedad. Da a luz caricias.

Fe.

Duerme esperando ser borrada por el frío, bajo las puertas de bronce, de la civilización.

Ahora queda un pubis magistralmente pintado.

Virgen.

 

 

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