47. Año 10: DARINE HOMANI | La vida

DARINE HOMANI. Es una escritora y periodista libanesa nacida en 1977. Es candidata a doctorado en comunicación y posee una maestría en comunicación, además de una licenciatura en periodismo escrito. También cuenta con una maestría en marketing y una licenciatura en administración de empresas. Actualmente, es editora y escritora en el periódico Al-Arabe Al-Jadeed y ha trabajado en el periodismo cultural en varios periódicos libaneses. Publicó los siguientes poemarios; Más grande que la ventana de un tren (2008), El yáter triste (2011), Sábanas delicadas en una misma habitación (2014), Maqamat de la desilusión (2016), El paso sin luz (2017), Árboles inseguros (2021), y Querida Beirut… Aquí Montreal (2022). Sus poemas han sido traducidos al alemán, inglés y francés, y han aparecido en antologías poéticas, revistas literarias y estudios críticos. Ha participado en diversos festivales de poesía en países árabes y es miembro de la Unión de Escritores Libaneses y del Sindicato de Editores Libaneses. Reside en Montreal, Canadá.

 

 

 

Cosas que nunca había visto antes

 

Empecé a ver cosas que nunca había visto antes.
La relación entre la muerte y el renacimiento,
entre el miedo y la profunda calma,
entre caminar junto al río con sensaciones a las que nunca respondimos
y ser libres de nosotros mismos, viviendo en medio del agua.

La única manera de perdonar a Dios y a los demás
es el abandono,
como Dios nos abandona en el dolor.
Así nos convertimos en un número equivocado en esta existencia,
el capricho de un padre que solo conoció la miseria
y de una madre que cambia a sus hijas por el vacío.

La esencia de la existencia es un árbol hueco,
listo para quebrarse en cualquier momento.
No hay apuesta por el futuro.
La emoción desbordante que nos convence de la importancia de la vida
es el único obstáculo frente a la muerte.

¿Hay algo que valga la pena pensar y sufrir por ello?
Saco mi pensamiento del río y lo encuentro más asustado,
mirando los años de mi vida que transcurren sin amor.
Saco también a mi amado del río,
pero tiene un tinte verdoso,
algo imposible de distinguir entre la maleza.

¿Encontraré algún día mi hogar
a kilómetros de la existencia?
Tal vez la vida me alcance para herirme una vez más,
para que el destino se burle de mí otra vez.

Avanzar hacia la verdad.
La única verdad ahora es quitarme los zapatos
y caminar hacia las aguas del río.

He empezado a ver cosas que nunca había visto antes.
Sucede que te hundes en la depresión y dejas de pensar con claridad,
te conviertes en una nube prestada,
apoyando la cabeza contra el cristal de una ventana, esperando.
Luego te entregas al dolor
y acuerdas con el cielo seguir equivocándote.

Afortunada esta nube errante,
pues aún quedan dos pequeñas luces en la calle.

Reorganizar cabezas en el armario,
las imágenes que llaman a la puerta,
cruzar sobre los cadáveres,
y un solo punto que nos conduce a la salvación
sin más grietas en la cabeza.

¿Quién hizo que el poema se escribiera de este modo?
Tal vez los monólogos internos,
los años venideros imposibles de reparar,
las religiones y sus múltiples dioses,
las preguntas
y los silenciosos
que se instalan en mí.

Y yo solo quiero poner fin
a toda esta espera.

Montreal, 10 de junio de 2022

 

 

El tiempo

 

¿Qué pasaría si hubiera venido a este mundo
sin sentir la pérdida,
sin saber que las cosas hermosas no se repiten
y que la muerte camina a nuestro lado
todo el camino?

¿Qué pasaría si pudiera
escuchar tu voz
siempre y para siempre,
sin que llegara esta ausencia inevitable?

En los metros restantes
de nuestras vidas,
quiero que empecemos las cosas juntos,
mano a mano.

¿Qué pasaría si me equivocara otra vez,
por centésima vez,
y encontrara mi mano en el lugar equivocado,
sin poder corregirlo?

¿Qué pasaría si la guerra volviera
y ya no pudieras decirme buenos días
desde nuestra ciudad destrozada,
que nunca fue neutral?

¿Qué pasaría si un día no te encontrara
bebiendo tu café en la mesa
donde se sentaron todos los poetas del mundo?

¿Qué pasaría si ya no pudiera
desaparecer,
sentir nostalgia,
aguantar los latidos acelerados del corazón
y la soledad
a las dos de la madrugada?

¿Qué pasaría si no pudiera
abandonar tu lugar
mientras te veo irte?

Necesito tu voz
siempre y para siempre
en este vacío inmenso,
para no morir de tristeza.

¿Qué pasaría si supieras
que repito mi vida
una y otra vez,
la misma que me dolió tanto
y en la que una vez me dormí sobre tu pecho
por culpa de ella?

¿Basta con saber que existes,
que caminas por la calle que amamos,
que bebes tu café
y que amas?

Tu rostro se cuela en mi pecho
cada vez que imagino tus mañanas y tus noches.
Solo pensar
es suficiente para entristecerme.

Mi día comienza en una rendija de esta habitación cuadrada
y se desvanece en ella,
hasta rozar la asfixia
de una vida que repito con más pena añadida,
mientras me arrepiento,
mientras me entristezco,
mientras te amo
y sigo soñando con llegar
antes de que el tiempo se acabe.

Montreal, 23 de septiembre de 2022

 

 

La vida

 

Llegará un día,
dice la vida,
arrastrada hacia lo esencial,
el silencio absoluto,
un trabajo insoportable
que debo encontrar dentro de mí.
Es absolutamente necesario:
el fin de lo inhumano y de las cosas.

Juzgamos la vida en exceso,
basta con escuchar la música del ser.
Todo lo que es susceptible de sufrimiento
se convierte en una concha alegre
con el paso del mar dentro de su cuerpo.

La composición de la vida:
una mujer errante,
con tatuajes de criaturas celestiales en su piel,
que nos conducen a migraciones dentro del alma
y nos confirman
que su cuerpo abarca más de un cielo,
más de una verdad.

¿Quién protege la casa?
Algo más profundo que la luz:
el árbol, el aire, el sol.
La eternidad es el discurso del universo.
¿Qué protegerá la vida del desvanecimiento?
No podemos atrapar el tiempo.

Somos transeúntes sobre los océanos,
escribimos desde la tierra,
dibujamos nuestros rostros, deformes y felices,
sobre las aguas renovadas.

¿Quién resguarda el tiempo?
La palabra… la voz…
Dice el avión:
“Hay turbulencias”.
Suspendidos entre nube y nube,
el árbol de Descartes no me basta en este instante.
Peso mis palabras y me vuelvo más ignorante.

La vida es una mujer errante
que nos ofrece gestos que debemos descifrar.
¿Cómo piensa el árbol y la nube?
¿Cómo piensan el viento y la tormenta,
los deseos y la ausencia de ellos?

Antes del tiempo, hay una verdad inmutable.
Los mapas de luz nos sostienen por la cabeza.
Llegará un día en que pensemos que incluso la tristeza es bella.
Basta con estar aquí,
porque la vida es una mujer plena
con múltiples significados.

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