TERESA RODRÍGUEZ MONTAÑÉS nació en León (España) y actualmente reside en Mallorca, aunque ha vivido también en Madrid, en Múnich y en Nueva York. Es Catedrática de Derecho penal y experta en derechos humanos, con una amplia carrera internacional. Ha sido profesora visitante en las Universidades de Columbia y CUNY en Nueva York; en la Universidad de Cambridge (UK); en la de Múnich (Alemania) y la de San Petersburgo (Rusia) y ha colaborado como docente en Universidades de muchos países de Latinoamérica (Nicaragua, Argentina, Cuba, Costa Rica, Ecuador, entre otros). También trabajó como Letrada del Tribunal Constitucional español. Ha publicado cuatro ensayos y numerosos artículos sobre temas como la violencia de género, la libertad de expresión o la trata de seres humanos y la esclavitud contemporánea. Pero, al margen de todo eso, Teresa es sobre todo una artista. Escribe poemas y cuentos desde que era una niña. Baila y toca el violonchelo. Ha publicado en dos antologías de relatos de la editorial DE-LIRIOS (¿Qué se ama cuando se ama?, 2023 y Casa, 2024). Otro de sus relatos fue publicado en El Asombrario, suplemento cultural del Diario Público, el 12 de agosto de 2023. Es autora de la novela Suite para mujer sola. Actualmente trabaja en un poemario.
LA HILANDERA
Trenza tu tristeza, niña,
trenza tu tristeza
Trénzala en la lujuria de los diecisiete
En los murmullos y las risas,
la mano en tu pubis en la penumbra del portal
En el ansia
el arrobo
la arrogancia de la piel
Trénzala en el combate que llegará después
Absurdas acrobacias
Sexo sin preámbulos,
El placer en la lista de cosas por hacer
lavadoras
dentista
llegar a fin de mes
Trénzala en el amante que te empuja al abismo
Tras evocar aquel afán de juventud,
sólo palabras huecas y decepción carnal
Y cuando besen tu cicatriz ardiente
el lugar donde se erguía un pezón
demórate en el goce
lubrica tu tristeza
y grita
grita
grita
Grita sin pudor
II.
Nuestra patria es el paisaje que tenemos en la infancia
Rilke, Cartas a un joven poeta
Infancia es septiembre y 1973
Botas militares
Al otro lado
un océano
Un coche despeñado
en el barranco
el abuelo me abraza
olor a pan y a miedo
Dejé atrás azoteas
con fusiles
y el llanto de mi madre
Vendrán
A llevarse a papá
Silencio
Miradas azules
Nieva sangre en las aceras
Y después,
serpentean anudadas las palabras no dichas
preludian la tiniebla que vendrá
En la garganta,
el olvido
INTEMPERIE
Dentro de mi cuerpo,
las mareas
la tempestad
los ciclos de la luna
La tierra me arrastra
Sangro por las heridas de los otros
la del feto golpeado por quien se dirá padre
la de la niña prostituida bajo promesa de amor
la del machete sangrante
Sangro y me desangro
Y grito sin voz
Y nadie escucha
Y el dolor no descansa
Habito la tristeza y el dolor
Ese lento ver pasar los días
Y esta insoportable soledad
Se está haciendo cada vez más tarde
Me despido de todo lo amado
Algo ha muerto
Everybody breaks…
Y así,
Quebrada,
Mostrarse al mundo