75. Año 9: Josmel Lazo Chancazanampa | Antropos

JOSMEL LAZO CHANCAZANAMPA (Huancayo, 1991).Gestor cultural desde 2017, Co-fundador del sello Días Circulares. Un proyecto de difusión poética que organiza recitales en distintos lugares de Lima y provincia. De formación autodidacta, escribiendo poesía desde temprana edad y tocando instrumentos musicales de viento, andinos y europeos. Ha desarrollado proyectos musicales de estilo medieval y dark folk, participando musicalmente en eventos temáticos. Titulado de la carrera de Administración de Negocios Internacionales, se ha desarrollado profesionalmente en distintas empresas que actúan como operadores logísticos del comercio internacional.

 

14 DE NISAN

 

De la carne y el pecado

el dolor de Júpiter atestigua

la luna sobre el Gólgota

el altar levantado en Nisán

la desnudez del cielo lloroso

los clavos de la redención

Aries se ha recostado.

 

El vientre lamenta a su fruto

y las vírgenes caen

a besar sus heridas

tras la ciega muerte febril

que poetiza la sangre seca

en la corona de espinas.

 

El vino tinto callo de la mesa

Se ha quebrado el pan.

 

INSOMNIO XXIV

 

Cuando todo se aleja

empiezo a escuchar la nocturnidad

ir alimentando las venas

que se bifurcan por esta estirpe

como en casa, las sombras

y los recuerdos en la memoria.

Entonces

me voy uniendo a la ternura de la noche

donde todos somos helio y hierbas;

y en el lado carmesí del silencio

grito todo el alcohol que se desprende

como la niebla y la nostalgia que vienen

del mar

del mar…

La visión del insomnio

y de este pacto nocturno con el deseo

evaporan mis sentidos

mientras todo se derrama al campo recién sembrado

y yo solo quiero ser noche

fuera de mi tacto

solo quiero ser la oscuridad profunda y sin conciencia

que sostiene

a los astros

a los astros…

 

ANTROPOS

 

En un principio

no existía el ruido

era la música del mar

que se mecía en un idioma

antediluviano

con la propia oscuridad

de sus ojos

reflejándose

en el cielo arcano

de su alcoba.

En un principio

el sol no tenía reino

ni siquiera tenía nombre

no había reclamado sangre alguna

y la luna

siempre salía desnuda

pues no había pecado

que la señale

para la muerte

que aún no asomaba su figura.

En un principio

el aire revoloteaba

como un niño

con sus propias leyes

y su propio caos

entre montañas orgullosas

y playas sosegadas

que volvían a nacer

en las estaciones

sin tiempo ni prisa.

Tal era la armonía

desplayada

sobre la inmaculada madre

sobre las sinfonías de la tierra

en sus distintas pieles

y era la plenitud

de la vida amaneciendo

en todo paisaje

consagrado únicamente

a la divinidad del cosmos.

 

En ese principio

no existía nuestra huella

pero estaba dictada la sentencia

que llegaríamos

desde el mar

un día

vomitados

arrastrándonos

y arrastrando el ruido

la desarmonía.
 

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