CRISTINA L DEL POZO V. nació en la ciudad de Guaranda, y desde entonces ha sido una viajera incansable entre dos mundos que se entrelazan en su vida: el compromiso humanitario y la fuerza transformadora de la palabra. Su historia es un testimonio vivo de resiliencia, sensibilidad y vocación de servicio. En su primera obra literaria, Cristina desnuda el alma a través de prosa, verso y relato, dibujando el mapa emocional de su viaje interior. Escribe sobre amores y desamores, sobre pérdidas que abren caminos, sobre encuentros que transforman destinos y sobre ese linaje emocional que nos habita y nos reinventa.
Del poemario “El susurro del colibrí”
LA TERNURA
La ternura es tu mano
tapando mi oído,
acallando el ruido de las olas, del mar que está enojado.
¿ Con nosotras?
¿ A medio vestir?
¿ Una sola cama?
¿ Dos sexos iguales?
No te enojes, Poseidón…
peores cosas habrás visto.
Habrás cargado en tus faldas cadáveres, por ejemplo.
Y nosotras estamos vivas, y la ternura es su mano
que tapa mi oído
para acallar un poco tu reventar.
El ventilador gira,
el cortapelos peina la piscina, la araña teje su rincón propio,
el cangrejo forma bolas de arena
y las expulsa con paciencia en cada tenaza.
Nosotras transitamos en una cama, y sombrío el miedo que nos provoca tu rabia mojada.
Su mano, que me moja,
hoy me cuida de tu rabia
No te enojes, Poseidón,
aquí hay ternura
no nos la espantes
Que aún no anochece.
Que aún no
Amanece
COMO BRISA
Te quiero aquí, cerca no para poseerte,
no para atarte.
Te quiero como la brisa
que acaricia sin pedir permiso.
Te quiero en mis ojos, en mis manos,
en la piel que recuerda,
en la voz que calla tu nombre
pero lo susurra en cada respiro.
Te quiero en los días que muerden y en las noches donde ardes.
Te quiero en la cama,
que se vuelve inmensa cuando no estás, en el espacio entre mis dedos,
en el eco de cada vuelve que nunca te dije.
Te quiero como quien quiere lo imposible,
como quien mira la luna
y le pide que se quede.
Te quiero tantas veces
que te encuentro en todas partes: en los cristales empañados,
en la música, rota y completa,
en cada sombra que murmura tu nombre.
Te quiero aquí.
No me basta con verte en fotos,
con que te repitas más que un recuerdo, con que me vuelvas a empezar el mundo.
No sé cómo callarlo, ni quiero hacerlo.
Que te quiero tanto,
aquí,
a mi lado.
EL MISMO LUGAR
Aquí estoy, en el mismo lugar donde te vi partir.
Aquí sigo, por si algún día decides volver.
Y claro que te reconocería,
por primera vez y por todas las veces que hagan falta.
Sigo aquí, sin moverme,
y me debes un beso por cada día sin vernos, un abrazo por cada instante sin tocarnos.
Tenemos una conversación pendiente,
pero llamémosla ” café”,
suena menos intenso, da menos miedo.
Y si vuelves, no preguntes cuánto esperé.
Solo siéntate, sírvete un poco de este tiempo guardado,
y dime si aún recuerdas cómo se sentía estar aquí.