ANDREA CASTILLO: POESÍA PERUANA ACTUAL





Presentamos algunos poemas de Andrea Castillo (Ica) Licenciada en Psicología. Tiene inédito los poemarios “Origami” y “Lamentaciones de Ariadna”. Invitada en encuentros y festivales nacionales e internacionales, ha sido antologada en “Algo de cierto e Ica selección poética” (Lustra editores, 2007) y “Convergencias: Muestra de poesía contemporánea” (Editorial Río Negro, 2012) Su trabajo esta esparcido en diversos proyectos de difusión literaria.




* Pintura: Cape Cod Evening (1939) Edward Hopper



INSTRUCCIONES PARA UNA MALETA SIN VIAJE, EN TRES ACTOS

                                                   
I
Me hablan de tu fantasma
De las noches que haces despertar al sol
Para girar la tierra a tu antojo
¡Y digo que no quiero!
Abro mi maleta para empacarte como a mis abrigos y botas
Junto a la artesanía de un lugar en donde las banquetas
Dibujan las sombras de los atardeceres
Para hormigas paseantes como nosotros
(Devoradoras de hojas como nosotros)
II
Me pongo encima al fantasma que te envuelve
Para sentirte cerca
Y no preguntarte desde dónde debería sitiarme lejos de tu pasado
Que no sabe seleccionar mudas de ropa, ni de recuerdos
Que le permite escampar a las nubes
Y retirarse, sin intentar jamás quedarse a recoger los ríos desbordados
El lodo en los zapatos
Y los pequeños charcos que deja tras de ti niños felices.
Es de día y se agita inquieto el avión de papel que lanzaste
Desde las azoteas de la ciudad más pálida de este continente
Desde donde te arrojas sin cesar
Como el sol se arroja dentro del día.
III
Para seguirte, constantemente y sin anestesia
Me metí dentro de tu maleta sin viaje y sin destino
Sigilosa y doblada
Me muero por asfixia
Sepultada bajo una montaña de ropas
Que jamás te pones.
1
Nada puede dibujar tu rostro sino el tiempo
Tus caries y tus canas son apenas insinuaciones pendulares
Múltiples capas de la cebolla que te dulcifica
Hombrecito de barro y de cemento
Témele a los hervores
A las ollas que araña el poeta en sus versos
Al jardín de lilas y topacios en donde crece glauco el tumor de tus ojos

Cepíllate los dientes con asombro
Que tienes miríadas de segundos aún para cincelar éstas 24 horas a la imagen y semejanza del Dios de la constancia
Busca a la pálida imagen de tu último día en el cálido río del presente
No olvides forastero todas tus despedidas
Para beber mejor el vino del poniente
Atravesado en el ruido de las gentes
Y sus carretas de paso
Viernes 15 de marzo del 2033
La singular tonada ha
Encerrado al círculo más grande
Dentro del más pequeño designio de tu cuerpo
Es un día correcto para aprisionar las palabras entre los labios
Mordisquear las comas y escupir los puntos
El gran vector de alambre se tensa para anunciar tu nombre
Busca el llanto del que viniste y vístete con él
Que ha llegado la hora
Peregrino
De regresar a casa.
Aqueronte
                                                                                                      A Paul Forsyth Tessey
Espero a mi cuerpo
Cesto de terciopelo
Olvidado por el único viento
que sabía su nombre.
Renuncia al rugido
Pantera de oro atenazada entre las voraces líneas del horizonte
Renuncia al eterno juego de los dados
Han venido a llenar de algodones tu casa
Ahora zurcen tu hoguera palpitante
Cuecen tus navegantes hombros sobre la orilla de las aguas
Y te desplazas
Columna hecha de flores de humo
Como saliendo de una jaula de plumas atrapadas
Te deslizas
Con la perspectiva de aquello que colisiona
Celebras tu hondura y tu volumen liberados
Pones la resplandeciente moneda bajo tu lengua
Y te dejas flotar
Partícula indomable
Sobre la frágil vasija de tu cuerpo traído y desvestido
Níveo y terso
Vienes a montar esta barca infinita
Al pasadizo eterno
Del que pare las sombras de la luz
A regiones remotas donde anda descalza
La marcha de las nubes
¡Súbete forastera!
Déjate mecer por las cinturas de las cálidas aguas
Por los perentorios sonidos de tus huesos
Que trastabillan en este río lujurioso
Déjate esculpir con el alabastro de las ninfas
Y sus cinceles de diamante.
En el amanecer de la tormenta
La flama constante consumirá el hilo de tu péndulo
Y dormirás profunda
Bajo el sueño de las constelaciones
Y ya vacía
Sacudirás tu pelo de encajes y cenizas
Para unirte al origen del gran vórtice
Lista para escribir
¡Ah! Papel de tinta orillada
Vuelve a cantar el delicioso brillo de tus dedos
Sobre el júbilo de la clepsidra
                                    Que jamás se detiene.
 Desaparecen las palabras
Si el mutismo fuera la única realidad del amor
Posiblemente las palabras encontrarían la manera de alcanzarnos
Podrían convertirse en aves grises
Que regresan con los ojos repletos de amaneceres
Enquistarse en la tristeza del mar y sus despedidas
O transmutar en un hombre cualquiera que grita tras las murallas de un laberinto en ruinas (del cual no intenta escapar)
Ser sólo la agonía de unas hojas en blanco que arrojamos con furia desde lo más alto de una encina
y que las miradas llenan de tinta azul
como los dedos fríos de las noches
Podrían ser simplemente, aquel túnel por donde se escurren los minutos 
Y en la bifurcación: 
                              Aquel tramo del camino que no lleva a parte alguna.
Si las palabras fueran sólo un momento imposible de los labios 
No tendría reparo en olvidarme para siempre de ti
Pero no hago bastante al ocultarlas
Tampoco al decirlas.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *