CARLOS A. COLÓN RUIZ (San Sebastián, Puerto Rico. 1997), autor de Hambre nueva (Editorial Pulpo x Atelier d’Escritura, 2019), No quiero escuchar Radiohead (Poema Suelto, La Impresora, 2019) y Visión de carne (El Taller Blanco Ediciones, 2020). Ha publicado en diversas revistas, antologías y blogs en México, Chile, Guatemala, Colombia y Puerto Rico. Sus poemas han sido traducidos al inglés y el italiano. Pertenece a la junta editorial de la Revista Demoliendo Hoteles (demoliendohoteleslit.com). También ha participado en festivales y lecturas en Puerto Rico, Cuba, México y Guatemala.
Tres poemas de «Este día nunca volverá» (Santa Rabia Poetry, 2022)
LO COTIDIANO
El hombre se vuelve y ahí –
su huella solitaria extendida
sobre el mundo.
WILLIAM CARLOS WILLIAMS.
Comprar pan, huevo y leche
guardarlos en la repisa y en la nevera
esperar la mañana, la tarde y la noche.
Irse de a poco mirando el cielo mientras camino
al auto, al trabajo, a la casa de la abuela
y esperar que transcurra el día para volver.
Mirar con precisión los ojos de tu amada
acariciar con pausado ritmo el pelo de tu perro
en fin, saberse en el espejo, humano.
Esto es solo para decir
que lo cotidiano es una fruta agria,
muy agria.
EL APARTAMENTO
El apartamento queda en una esquina
de un edificio deteriorado con vista
a un supermercado, una iglesia, y un correo.
Escuchamos la entrada y salida de los autos.
Escuchamos el cantar de los pentecostales.
Escuchamos el camión de basura
temprano en la mañana.
Este apartamento cuenta la historia de un exmilitar
y una señora que sufría de alzhéimer, ahora cuenta
nuestra decisión de atrapar el amor
para enfrentar el mundo.
EL ABSURDÍSIMO
Pagar una casa, un auto y una sonrisa
por cuarenta años, mientras el gobierno
te arrebata los pocos derechos laborales
que terminan astillados en una vitrina vieja.
Trabajar largas jornadas semana tras semana
para dejarle al banco la mitad de lo que ganas.
Tener una criatura y amarla con toda pasión.
Casarse y amar con toda pasión.
Sentir esperanza y sufrir con toda pasión.
No dudo que un mito en mí se deshaga
de tanta inmundicia absurda
con la sencillez de los detalles.
Lo absurdo no es el amor en esos detalles,
lo que es absurdo es que nadie nos enseñó
que este día nunca, nunca volverá.