Presentamos 3 Poemas de “Música para tarántulas” de Diego Lino, escritor y artista gráfico, nacido en Lima en 1985. Es integrante del grupo poético Rara Avis; ha publicado la colección de poemas Música Para Tarántulas (Lima, 2016, editorial Celacanto).
Pintura: Detalle, The Antipope (1942) Max Ernest
JUEGO DE MANOS
Sueño una virgen cargando su arcabuz ¿o la he visto en un muro?
abro los ojos: un policía reparte migas de algodón dulce
balas que hacen piruetas en el aire como gorriones de acero
subo escaleras hechas de huesos y teclas de piano
sorprendo a un banquero durmiendo
a una secretaria acosada por deudas imaginarias
salgo nadando por la ventana
afuera los edificios tiemblan como el cuerpo que se ama
abajo el aliento del mar nos trae objetos extraviados
devuelve flores a los que perdieron recibos
y los hombres abren por fin sus puertas:
las latas de conserva donde habían guardado la noche.
Doy un salto: floto sobre el manicomio
sobre los niños que hacen fila ante el cajero automático
que ahora dispensa goma de mascar y caramelos
y la mañana echada sobre el mundo abre la boca
envuelve la tierra con su mirada llena de globos de colores
corren caballos por los techos de los automóviles
y su avance nos recuerda que nada está muerto
que todo se estremece
ante el fuego de un corazón que llevamos en las manos
yo nado en la luz de ese corazón y me digo:
Esta es la vida. Nosotros sólo vemos sombras.
UN CUERPO TIEMBLA BAJO LAS HOJAS
Como una manada de caballos luminosos brotando del pecho
entrando y saliendo de las paredes
como el peso de una ola liberándote del cuerpo
como alas de mariposa que se hacen polvo entre los dedos
arrebatos del cielo transitan la tierra
hacen del viento nocturno un río de vidrio
flotan los cuerpos cercenados en charcos de luz:
no hay una imagen más fiel del amor
no ha sido vista música tan clara manando de labios
nunca carne viva te has parecido tanto a una rosa
saliva cabello recuerdos
todo lo hemos entregado al fuego
carbón azul de nuestros huesos
las hojas que contenían el mar en imágenes
la bóveda de un tibio seno
donde encogerse hasta que broten órganos nuevos
manos nuevas llenas de venas o raíces
brazos que alberguen aves extrañas
pájaros mudos
de esos que cantan con los ojos
EXEQUIAS
Estoy boqueando como un pez en la arena
el día clava sus púas en mis ojos sin párpados
profunda es tu razón ostra solitaria
yo era inmortal antes de enfrentar la marea
luz o escama que ignora la corriente
flor de agua
no escuché tu aroma con mi piel
sin embargo esta orilla no es un límite:
el sol encontrará mis espinas en manos inconformes
puñales o agujas humillando la voz de los metales
agito mis entrañas contra el cielo
a eso me reduzco
con el tiempo será un ritual oponerse a la noche
por ahora ser simples como un hombre
nadar carne adentro
convertir las anclas en pan
fatigar las playas en busca del cadáver de un pez
sepultarlo en el mar