Jeremy Paden es poeta y traductor estadounidense nacido en Italia y criado en Centroamérica y el Caribe. Doctor en Literatura Latinoamericana por la Universidad de Emory, ejerce como profesor de lengua y literatura hispana en la Universidad de Transylvania y como docente de traducción literaria en el programa de maestría de la Universidad de Spalding University, las dos instituciones están en Kentucky, EEUU. Es autor de varios libros de poesía Broken Tulips (2013), ruina montium (en inglés 2016, en español 2018), prison récipes (2018) y world as sacred burning heart (2021). En 2020 su poemario Autorretrato como una iguana fue nombrado co-finalista del 1 Premio Poeta en Nueva York junto a Ivonne Gordon y apareció en edición bilingüe Self-Portrait as an Iguana por la editorial Valparaíso USA (2021). Su cuento infantil, bilingüe e ilustrado Under the Ocelot Sun/Bajo el sol de ocelote (2019) fue co-ganador del premio Campoy-Ada. Es traductor de varios poetas de lengua española y autor de ensayos sobre la Hispanoamérica colonial. Los dos primeros poemas de esta agrupación forman parte del poemario Autorretrato como una iguana. El último es inédito y es una respuesta al poeta Luis Correa-Díaz, cuya Epístola ad Jeremy Paden se publicó por primera vez en Santa Rabia Poetry.
En cuanto a lo bello
Lleguemos a un acuerdo en cuanto a lo bello
y si no lo bello – ya que algunos
se pelearán a patadas sobre si Mozart
o si Satie – sobre el deleite. Recuerdo
una noche en Salamanca, Philip Glass
tocaba el piano en un palacio en ruinas.
Todos queríamos que tocara sin parar
hasta el amanecer. Un tío mío, director
de coro a capela, lo habría considerado
malsano. Lloró la noche que vio
El Graduado – tanta furia, tanto ruido,
nada más que los sonidos del silencio.
Su hijo abandonó a Bach por Cage,
las llanuras de Tejas por los rascacielos
de Nueva York.
La casa acaba de estremecerse.
Se ha despertado mi hijo y se ha lanzado
de la cama.
Ahora brinca de escalón
en escalón y canturrea.
Hay música
en su descenso por las escaleras.
Hay música,
si aceptas el azar,
si incorporas los ruidos del entorno
y permites la improvisación.
Hay música si imaginas que los doce
peldaños forman una nueva escala,
llamémoslo el modo lúdico,
llamémoslo el gozo puro.
Los cayos de la Florida
al llegar a la bahía de Biscayne, te dije: no,
aquí no, entre rascacielos y playas falsas
éstos no son nada más que la pesadilla
de un pueblo perdido
sigamos el camino que trazan estas islas
nos llevará a una tierra mansa
a una bahía
donde las ballenas se congregan a parir
si llegamos podremos montar cachalotes
para que nos lleven a donde nacen las montañas
a donde la alquimia de las fumarolas
transforman plantas en animales
tú soñabas con otra cosa
querías ser orquídea
me pediste que fuera tu avispa
me prometiste que me esconderías
en los pliegos de tus pétalos
me prometiste que juntos subiríamos a una ribera
distante y desconocida
hechos seres nuevos
nada sería más encantador
me dijiste
que una conversión
no una en la que abandonamos el mundo material
sino una en que pudiéramos sentir
el llamado de la carne
de formas nuevas y sorprendentes
Respondiendo a la epístola de Luis Correa-Díaz
me ha conmovido leer
tu poemístola y tirado
queda el guante como un par
de dados que nadie sabe
cómo caerán, sólo que no
quiero que creas que empleo
esa manida metáfora
porque recibí tu carta
versada como un desafío…
no, llegó como un regalo
que celebrar y no como
el romance acompañado
por esos barros chilenos
que el peruano le mandó
a Sor Juana, hubo poco
de romances en su carta
y mucho de frescura, mas
no de los buenos aires—
ya caigo en mis mañas y no
de las buenas—pero siguen
los dados rodando—y yo
sigo perdido, un perro sin
disciplina—mientras tú y yo
junto con Irene y Oswaldo
andamos a la deriva
sobre este río de sangre
y ruina que es la poesía
todo meandro y arrastre
viajeros desobedientes
sin maletas, sin zapatos
barajando las tarjetas
ensuciadas sin saber
nada sino preguntar
nada sino las palabras
que hemos tachado y tirado
y ojalá incluso sepamos
la próxima y ojalá
esa palabra nos sienta
como un guante y que esa mano
siempre esté abierta y lista
para recoger los dados
y tirarlos otra vez
me escribiste de la música
celestial y de soñar
un futuro donde libres
de ego caemos felices
yo te escribo de una monja
que en sueños volaba entre el do
el re y el mi espacial
Pizarnik seguramente
la llamaría viajera
desobediente e intensa
no por ser un Altazor
que toda la noche cae
por las esferas del cielo
sino por su cuerpo atento
despierto, sintonizado
al mundanal ruido, bien lo
sabes querido Luis, nuestro
ensoñar mundos futuros
nuestro reescribir mundos
pretéritos e imperfectos
nuestro oficio de tachar
y mezclar palabras es
nuestra forma de amar