Lourdes Ortiz Sánchez | En la vorágine del impulso vital

Lourdes Ortiz Sánchez es Doctora en Humanidades y Artes, docente en la Licenciatura en Letras y Maestría en Humanidades, de la Universidad Autónoma de Zacatecas, en México. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores. Combina sus actividades docentes con las de crítica literaria y creación. La revista Cronopio (Colombia) le publicó seis cuentos cortos y participó en la antología titulada Cuentos cortos para no dormir. Ha publicado ensayos de crítica literaria en revistas indexadas en Estados Unidos, en México, en Perú, en Argentina, en España e Italia. Es autora del libro Los personajes femeninos en los cuentos de Amparo Dávila, y coautora en Literariedad, teología e intertexto en el teatro colonial y Ensayos de crítica literaria decimonónica. Participa de manera constante en recitales en Perú, en Argentina y en Chile. Ha sido invitada a la Feria Internacional de Escritores de San Pedro de Macorís, a la Feria del Libro de Bernal, a la Feria Internacional del Libro de Huánuco y a la Feria del Libro Mujer Peruana.  Participa frecuentemente en el programa Caras de la Cultura Televisión, que coordina el poeta Manuel López Rodríguez. Contribuyó con algunos poemas en el periódico mundial de poesía Los Gallos Vigilantes, en la revista cultural Participar, en la revista Círculo de Poesía, y en diversas antologías de poesía en Perú y en República Dominicana.

 

 

 

 

Poema I

 

Clamas por un día de luz

Tus ojos murmuran

Tus oídos callan

En el espacio amargo

En el sepulcro indómito

Gruta que cabe en la mano

Rumores trepidan en los labios

Te miras en el espejo vacío

No hay camino de estrellas

La vida es un pozo seco

Una saeta escarlata

La tristeza gime

Rostro como hoja de papel

Sin grafías

Chocas con estrépito en las nubes

Del sello líquido de tus labios

se escapa la afonía

Ojos de obsidiana

De redención embellecida

Estatua sin sal, sin sol

Libro abierto al tiempo

Que emite canciones sin ritmo

Corres por el túnel de Castel

Encontrarse en el olvido

Fantasear y caer en el círculo imperecedero

En la atmósfera destrozada por el reloj

El canto anginoso del pájaro emite suspiros

Vuelan días de plomo

Silencio con resquebrajaduras

Ardor que domeña tus alas antes de asomarse la noche

Ideas y sentimientos se funden

En desconsuelo sempiterno

Indiferencia glacial

Universo vacío,

Hueco

Cielo sin piedad se abre

Sol rubio que fabrica joyas

En los vidrios rotos…

 

 

 

Poema II

 

Eres el rayo de luz que se asoma

Irreverente en la mañana

La cortina que corre y muestra el ojo desnudo

La piel que hierve de curiosidad

Y la quisquillosa voz que afirma

La presencia cantarina que desata el sueño

Y convierte el día en un vuelo de ave

La sonrisa que abre el día en mi ventana

Y con su mano trueca la tristeza en júbilo

La primavera que escruta el otoño

Que desata la palabra en rauda cadena

Eres encantamiento, eres enigma

Arcano descubierto

Eres el patriarca

Irradias luminiscencia

El guía de ojos ónix

El albor que señala el camino

El hermano de Paris que cayó en combate

El héroe que enfrentó a Aquiles

El que con su cuerpo trazó la ruta

El que arranca la añoranza

Y afina la nostalgia en la pantalla

El que dibuja un vals intermitente

Hace piruetas con sus ojos

Y sosiega los amaneceres.

 

 

 

Poema III

 

A veces se observa el infinito

Se ve el camino final

Un viento azota el cuerpo

Y asoma la tempestad

A veces la boca sabe a ruda

Los labios gritan la sed

Enmudecen en gris escenario

El taladro se escucha en la frente

A veces el camino se estrecha

Y la tormenta se avizora

Las palabras se cansan

No hay decisión cercana

La sobrevivencia como meta se desploma

Un murmullo calcinante rompe la humanidad

La vida es un parpadeo

Tropezar, caer, erguirse

A veces el cansancio oprime

Y advierte del crepúsculo

En un instante cruzar la línea

Escuchar risas en cascada

Y deleitarse en un eterno amanecer

La promesa finita

El horizonte sin fin

A veces azota la tormenta

En eterna corriente

Arrastra el cuerpo hacia el ocaso

No hay balsa, no hay luz

Hay un océano de desesperanza

Un recuerdo que constriñe

Un vendaval que cierra los ojos

Un final en catáfora

A veces se cierran los brazos

y el sueño es inefable

El cuerpo a merced de la fortuna

busca un mundo de colores

de la talla, a la medida

Se naufraga en despertar solitario

Con la conciencia de la futilidad

En la vorágine del impulso vital…

 

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