
¡Alfabeto del Mundo regala a los lectores y amantes de la poesía 6 nuevos y estupendos materiales de lectura!
La colección digital de poesía Alfabeto del Mundo llega a 22 libros digitales para descarga sin costo; aquí están 22 voces de América Latina, El Caribe y España, y pueden descargarse sin costo y de modo sencillo de dos hermosas páginas web.
http://lacastalia.com.ve/
https://edicionesdelalineaimaginaria.com/
La Castalia y Ediciones de la Línea Imaginaria, sellos editoriales de importante trayectoria, de Mérida, Venezuela y Quito, Ecuador, ambas ciudades andinas, cuyos editores son los poetas Aleyda Quevedo Rojas y Edwin Madrid de Ecuador y José Gregorio Vásquez de Venezuela, pusieron a circular en el mundo de la virtualidad, una potente y atractiva colección de libros de poesía, que lleva por nombre, Alfabeto del Mundo en homenaje al poeta venezolano Eugenio Montejo.
El único objetivo es incentivar y fomentar la lectura y el consumo de grades dosis de poesía de calidad en ediciones sobrias que combinan el arte de la fotografía con los más poderosos versos del mundo actual que se debate entre la pandemia y el aceleramiento del calentamiento global, la desigualdad y el crecimiento del desempleo. Los editores de este esfuerzo editorial creen fuertemente que la poesía es la cura, que la poesía es resistencia y que leer poesía es un ejercicio espiritual que nos mantiene alertas y en constante reflexión.
La colección se viste de alegría con los libros inéditos de la cubana Reina María Rodríguez, titulado: Que ellas – no existen; Modelo Centinela del traductor y poeta mexicano Hernán Bravo Varela; el libro de culto del español Luis García Montero “Habitaciones separadas”; “Sacrificiales del poeta colombiano Rómulo Bustos, “La condición urbana del maestro venezolano Juan Calzadilla y el poemario de la poeta y traductora mexicana Daniela Camacho bajo el título: Médula y Materia.
Los fotógrafos invitados son el ecuatoriano radicado en Estados Unidos, Fernando Espinosa, la fotógrafa venezolana Meline Uzcátegui, la maestra de la fotografía mexicana, Yolanda Andrade y el artista visual ecuatoriano Álvaro Ávila Simpson.
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LUIS GARCÍA MONTERO nació en Granada, España en 1958. Es Catedrático de Literatura Española. Entre sus libros de poemas pueden destacarse Y ahora ya eres dueño del Puente de Broklyn (1980), Tristia (en colaboración con Álvaro Salvador, 1982, Hiperión 1989), El jardín extranjero (1983, Hiperión 1989), Diario cómplice (Hiperión, 1987), Las flores del frío (Hiperión, 1991), Habitaciones separadas (Visor, 1994), Completamente viernes (Tusquets, 1998), La intimidad de la serpiente (Tusquets, 2003), Vista cansada (Visor, 2008), Un invierno propio (Visor, 2011), Balada en la muerte de la poesía (Visor, 2016), A puerta cerrada (Visor, 2017) y No puedes ser así (Breve historia del mundo) (Visor, 2021). Su poesía juvenil fue reunida en el volumen Además (Hiperión, 1994). Ha reunido también una selección de su obra en Casi cien poemas (Hiperión, 1997), Antología personal (Visor, 2001), Poesía urbana (2002), Poemas (Visor, 2004) Poesía. 1980-2005 (Tusquets, 2006), Cincuentena (2009) y Ropa de calle (Cátedra, 2011), Almudena (Valparaíso, 2015), entre otros títulos. Se le han concedido los Premios Federico García Lorca de la Universidad de Granada (1980), Adonais (1982), Loewe de Poesía (1993), Premio Nacional de Poesía (1994), Premio Nacional de la Crítica (2003), Premio de la Crítica de Andalucía (2008), Premio Poetas del Mundo Latino (2010), Ramón López Velarde (2017) y Premio Carlo Betocchi (2020). Se le ha concedido también la Medalla de Oro de Andalucía, el título de Profesor Honorario y Académico Ilustre de la Universidad de Mar del Plata y el nombramiento de Hijo Predilecto de Andalucía. También es autor de prosa narrativa y de ensayo.
Nuestra noche
Quisiera perseguir algún poema
que hablase de mis noches, nuestra noche,
la misma noche cálida de rostros conocidos,
en el mismo rincón, ya no hace falta
preguntar lo que bebe cada uno.
Escribir, por ejemplo, puedo cerrar los ojos
y todo sigue igual, abro despacio
la puerta fría de color madera,
intimidad con humo de luz almacenada,
y risas en el fondo,
y una voz que denuncia mi costumbre
de llegar siempre tarde.
Escribir, por ejemplo, son ahora
mucho menos frecuentes estas noches,
y recuerdan inviernos negociados
con renta de amistad,
y tienen algo
de temblor fugitivo.
Las caras han cambiado, saben cosas
y se parecen más a nuestras vidas.
Escribir, por ejemplo, que los ojos,
cuando pasa la noche y en la calle
duele la luz del alba,
tienen otra manera de mirarse,
un modo más avaro de pensar
en los años, los meses, las semanas,
los días y las horas.
Noche eterna, tal vez
será mejor llamarte reincidente.
Noche de nieve
Asume tus errores.
Visto para sentencia queda el tiempo
de las manzanas y la luna blanca.
Como en noche de nieve,
el lobo que cruzó los almanaques
ha marcado sus huellas. Las conoces,
sabes qué significa
dejar de amar, dejar de ser amado,
sentir que los minutos se corrompen
en el embarcadero de la vida.
Y llega hasta el final,
mírate frente a frente.
Pero luego
ten orgullo y valor, no digas nada
sino en presencia de tus abogados
que se llaman memoria, realidad y deseo.
Porque todo concluye, pero nada se calma.
Que no puedas perder lo que perdiste
no da tranquilidad, sino vacío.
Canción de brujería
Señor compañero, Señor de la noche,
haz que vuelva su rostro
quien no quiso mirarme.
Que sus ojos me busquen
sostenidos y azules
por detrás de la barra.
Que pregunte mi nombre
y se acerque despacio
a pedirme tabaco.
Si prefiere quedarse,
haz que todos se vayan
y este bar se despueble
para dejarnos solos
con la canción más lenta.
Si decide marcharse,
que la luna disponga
su luz en nuestro beso
y que las calles sepan
también dejarnos solos.
Señor compañero, Señor de la noche,
haz que no cante el gallo
sobre los edificios,
que se retrase el día
y que duren tus sombras
el tiempo necesario.
El tiempo que ella tarde en decidirse.