Miguel Rodríguez – La ternura de la niebla

Miguel Rodríguez (1961), poeta peruano de poco verso y de mucha prosa, cursó estudios superiores en laUniversidad Central de Venezuela y en la Universidad de Provenza, Francia. Ha publicado numerosos artículos, crónicas, ensayos y comentarios en la página web hispanista Ciberayllu de la Universidad de Missouri, USA. En el Perú se ha publicado la novela Leyenda del Padre (2001, Río Santa Editores), el poemario Cadastro (2002, Arteidea Editores), la novela Eva Nibelunga (2008, Pasacalle Editores) y el poemario Calcinación (2013, Pasacalle Editores). Su primera novela fue traducida al francés (La Légende du Père) y publicada el 2011 por Indigo & Côté-femmes éditions de París. Obtuvo el mismo año una beca del Centre National du Livre (CNL) para la creación literaria. Ha publicado también la novela Rioseco (2018, Fondo editorial de Nuevo Chimbote) y dos volúmenes en digital en libre distribución de su poesía incompleta, Sol ebrio, libro primero y Penúltima bohemia, libro segundo (2020, All Art / Arte total de Cajamarca), y la novela Cartografía del Reino en versión digital (2021, Líneas Previas). Reside en el sur de Francia, entre Lambesc y Aix-en-Provence.

 

 

PARIS-MARSELLA

 

Amanecer en la autopista.

Nos detenemos para descargar la vejiga.

De pronto los bosques

En la rosa volátil de la niebla.

Estamos cerca de Dijon

En la belleza de la niebla

De este nuevo amanecer.

Nimbos helados, frágiles,

Lagunas y oasis

La ternura de la niebla.

 

 

LAS CHICAS HOLANDESAS

 

Las chicas holandesas

Caminan y conversan relajadas

Como lavanderas de Haarlem

Se disuelven en la esquina

De la rue des Cordeliers.

Frutas rubias, arenques ahumados,

Playas de Noordwijk aan Zee,

¡El recuerdo de una pizza en Schveningen!

¡Sexos de frambuesas! ¡Pieles de Vermeer!

¡Color de la memoria! ¡Su oro anaranjado!

Hablando y caminando

Ya se fueron

Las chicas holandesas

¡Por la rue des Cordeliers!

 

 

LOS HOMBRES DE LA LEY

 

Una vez fui a bañarme en el lago de Bimont y como no había nadie, me desnudé para nadar ; al poco tiempo llegaron dos policías, proceso verbal y tutti quanti. Meses después fui convocado para el juicio en el tribunal, ¡y el juez me absolvió simpáticamente porque le cité a Chateaubriand! Je ne suis rien ! Je ne suis qu’un simple solitaire ! ¡Ahora veo pasar a los jueces! ¡Ahora veo almorzar a los abogados! ¡Puedo reconocerlos! ¡Recatados! ¡Risueños! ¡Respetables! ¡Especialistas en retórica especial! ¡Aficionados a la literatura! ¡Maduros! ¡Sobrios! ¡Perspicaces! ¡Educados! ¡Necesarios! ¡Son los hombres de la ley!

 

AMOR DE LOS GATOS

 

Es preciso, siempre, respetar el amor de los gatos. Ya se tuercen los amigos gatos, ya se muerden amorosos, se van a juntar como hace cinco mil años los minúsculos tigres. Sinceramente, ¡es muy importante respetar el amor de los gatos! ¡Vuelvo sobrio a casa en vísperas de viaje, amigos gatos! ¡Mañana rumbo al Perú!

 

 

 

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