PACO RAMOS TORREJÓN – EL DESORDEN DE LAS VIDAS Elí Urbinaseptiembre 3, 2021septiembre 3, 2021Poesía panhispánica, Revista Navegación de entradas PreviousNext Paco Ramos Torrejón nace en Cádiz en 1981. Estudia filología hispánica entre la Universidad de Cádiz y la UNED. Ha publicado en algunas revistas literarias como Speculum, Cuadernos de humo, Voladas, El ático de los gatos, Relatos sin contrato, Aprender a pensar, de Ediciones de la Torre, o Revista Quimera. Ha sido miembro de diversas tertulias literarias, como el Club de Letras de la Universidad de Cádiz o el grupo Ámbito. Fue organizador de Versalados, festival poético de la provincia de Cádiz que se celebró desde el 2013 hasta el 2018 durante el mes de agosto. Estuvo al frente de la gestión cultural del Café Gadir en Madrid. En enero de 2016 publica con Lápices de Luna su primer poemario, El aprendizaje del miedo, con prólogo de Guillermina Royo-Villanova,cuya tercera edición publica Takara Editorial en mayo de 2017. En febrero de 2016 participa en la antología poética Amor fou. Ebrio desván de amores locos, de la editorial Sial Pigmalión, coordinada por Antonino Nieto Rodríguez, junto a Luis Eduardo Aute, Carlos Marzal o Ouka Leele entre otros. En marzo de 2018 publica Breves apuntes sobre el arte de mantener el equilibrio con Huerga y Fierro Editores. Ha sido colaborador de la revista cultural andaluza Secretolivo, del diario digital La Voz del Sur y del espacio radiofónico-literario del magazine ‘La Isla de par en par”, en Radio La Isla.Ha sido jurado en varios certámenes como el escolar nacional de San Juan de la Cruz, promovido por el colegio Liceo Sagrado Corazón, o el premio Ortiz del Barco, convocado por el Círculo de artes y oficios de San Fernando. Ha participado en distintos festivales poéticos como el Ciclo Poético Ciudad de Valladolid, EDITA Punta Umbría, Palabra Ibérica, en la localidad portuguesa de Vila Real de Santo Antonio y Voix Vives Toledo, Festival Poético del Mediterráneo. Desde el año 2014 dirige talleres de escritura creativa que ha realizado en el Centro de Estudios Alascortes de San Fernando, la librería Las Libreras, Cádiz, y la librería El Gusanito Lector, Sevilla; además de realizar esta misma actividad a través de grupos online. UN CANGREJO Un cangrejo. Un cangrejo es cáncer en el zodiaco. Los tumores tienen forma de cangrejo. Un cangrejo pinza, devora las entrañas mientras el cuerpo no hace nada por defenderse. Se inmolan las células, se alimentan de sí mismas. El cangrejo es cáncer. Suero. Quimioterapia. Napalm. Una clepsidra bombeando gotas de napalm. El napalm se abre paso por las venas cada 21 días. Las destroza, envenena el cuerpo, enferma, resiste, las dosis se amplían, más napalm, más lucha. El cangrejo sigue royendo. La piel se hace tumor. Flaquean las piernas, el cuerpo se degrada, merma, encoge, la piel es un folio, una fina cutícula que apenas protege, se tocan, se palpan los huesos y los días son mecánicos, dolientes, aguardando el final, sabiéndolo cerca. El cangrejo sigue a lo suyo. Nada nos separa de la muerte. De El aprendizaje del miedo. Takara Editorial, 2016. LO DIFÍCIL Lo difícil no es estar sin ti en esta ausencia que llena la casa. Lo difícil son las mañanas sin café, el móvil que ya no suena en los viajes, los guisos salados o insípidos, nunca a punto. Difícil será el teléfono de casa mudo sin recibir llamadas que pregunten por ti. El desorden de las vidas que cuidabas, los geranios marchitándose sobre el alféizar. Lo difícil es el silencio pétreo de las cenizas, la costumbre de que tu vida sólo sea un recuerdo. De El aprendizaje del miedo. Takara Editorial. 2016. ORFANDAD Supe lo que era el alma cuando vi el cuerpo inerte de mi madre sobre una aséptica camilla, un cuerpo frío que ya no era mi madre, sólo un cuerpo, un cadáver inanimado y vacío de flores, desprendido de todo cuanto vive. Allí, ante él, entre familiares que lloraban, supe que ya no era mi madre, que se habían ido los domingos y las tartas de cada cumpleaños. Aun así hube de despedirme, tocaron mis labios su fría frente, su rictus hierático y desalmado. El cuerpo de mi madre sin alma ya no era mi madre. Un cuerpo inerte, un cadáver, un certificado de orfandad. De El aprendizaje del miedo. Takara Editorial, 2016. LA MAREA Dependiendo de la marea, una ola tiene mil maneras de romperse. Llegan a la orilla y allí se deshacen como si nunca hubiesen rugido, como si el mar no mostrase su furia con ellas. Son los vestigios del océano rompiendo en las orillas. La quietud de la inmensidad donde navegan los barcos contrasta con las crestas surcadas de surfistas, rugientes, espumosas, blancas de sal. La marea va a y viene, avanza y se retrae, quizás como un recuerdo que nunca acabase de cicatrizar. Todo amor es tempestuoso en sus extremos. La pasión devora sus principios, asalta la quietud, acelera el movimiento de las olas. Luego llega la calma, corazones mecidos al unísono por un vaivén acompasado. En las noches de tormenta, cuando hay mar de leva, la orilla se llena de destrozos, amanece regada de cadáveres y despojos que no supieron qué hacer para no ahogarse. Como se ahoga el amor en los finales, destrozado por los golpes de las olas que tienen mil maneras de romperse. Un hombre oceánico, un gladiador envejecido, contempla la infinitud del horizonte marino. La marea va a y viene jugando a traer y llevarse sus recuerdos. También el amor, como las olas, tiene mil maneras de romperse. (De Breves apuntes sobre el arte de mantener el equilibrio. Huerga y Fierro Eds. 2018). APARECISTE TÚ Y entonces apareciste tú germinando como un campo de setas en noviembre que viene a sanear el bosque. Y quedaron rendidas todas las travesías, y se hicieron afónicas las voces de todas las sirenas, y el naufragio ya no fue naufragio sino viaje. Encontré en tu cuerpo el edén de Adán, la fruta prohibida de la que habla el dios de los cristianos, la mitología de Eva, el deseo de volver al vientre, el kilómetro cero de todos los caminos. Los precios de los mercaderes dieron saldo cero en el zoco de todas las Penélopes, se moldeó el barro, la arcilla se hizo carne y alcanzamos la cima inexpugnable de la atalaya fronteriza en la que Boabdil perdió el reino de Granada. Y entonces apareciste tú y todos los fantasmas que habían nadado hasta la orilla dirigieron su olvido hacia las ruinas de Palmira. Y rompí todos los escudos, todas las corazas que hicieron prisión sobre mi cuerpo, porque apareciste tú y se midió el invierno en grados Kelvin cuando surcamos los desiertos como autopistas libres de peaje. Porque apareciste tú escribimos un diccionario con la firme convicción de que al amar inventábamos un lenguaje. (De Breves apuntes sobre el arte de mantener el equilibrio. Huerga y Fierro Eds. 2018). Facebook Twitter