René Char | El poema es ascensión furiosa

RENÉ CHAR Poeta francés nacido en Isle-sur-Sorgue, en 1907. Pertenece a lo que podría llamarse segunda generación surrealista iniciada en 1929, coincidiendo con la primera crisis señalada por el segundo manifiesto de Breton aparecido ese año. En 1934, debido a su afán de perfección formal, se alejó paulatinamente del movimiento surrealista. Durante la ocupación de Francia por los alemanes, se destacó como capitán de maquís en la resistencia, y allí aprendió, según él mismo dice, “a amar ferozmente a sus semejantes”. De esta experiencia en la lucha clandestina surgió su gran obra poética “Páginas de Hypnos”. Es uno de los poetas cuya fama ha crecido rápidamente en los últimos años. Elogiado ampliamente por la crítica, es considerado como uno de los máximos poetas de Francia. Falleció en 1988.

 

 

Traducción de Miguel Ángel Real

 

 

 

LA LIBERTAD

 

Vino por esta línea blanca que podía significar la salida del alba tanto como la palmatoria del crepúsculo.

Pasó los arenales mecánicos; pasó las cimas destripadas.

Era el fin de la renuncia de rostro cobarde, de la santidad de la mentira, del alcohol del verdugo.

Su verbo no fue un ariete ciego sino la tela donde se inscribió mi aliento.

Con un paso que solo se extravía tras la ausencia, vino, cisne sobre la herida, por esta línea blanca.

 

 

 

ANIVERSARIO

 

Ahora que has unido una primavera sin hielo a los rociones de una masacre que ha entrado en la odisea de su ceniza, siega la cosecha acumulada en el horizonte incierto, devuélvela a las esperanzas que la envolvieron al nacer.

¡Que el día te mantenga sobre el yunque de su furor blanco!

Tu boca grita la extinción de los cuchillos respirados. Tus filtros cálidos-entreabiertos se elevan hacia las libertades.

Nada sino el alma de una estación separa tu cercanía de la almendra de la inocencia

 

 

De Seuls demeurent (1938-1944)

 

 

 

FASTOS

 

El verano cantaba sobre su roca favorita cuando apareciste ante mí, el verano cantaba lejos de nosotros que éramos silencio, simpatía, libertad triste, mar más aún que el mar cuya larga pala azul se divertía a nuestros pies.

El verano cantaba y tu corazón nadaba lejos de él. Yo besaba tu valor, oía tu desconcierto. Ruta por lo absoluto de las olas hacia esos altos picos de espuma donde se cruzan virtudes asesinas para las manos que soportan nuestras casas. No éramos crédulos. Estábamos rodeados.

Pasaron los años. Murieron las tormentas. El mundo se fue. Me dolía sentir que precisamente tu corazón ya no me percibía. Te amaba. En mi ausencia de rostro y mi vacío de felicidad. Te amaba, cambiante en todo, fiel a ti.

 

De La fontaine narrative (1947)

 

 

La eternidad es apenas más larga que la vida.

 

*

 

El poeta, conservador de los infinitos rostros de lo vivo.

 

*

 

Palabra, tormenta, hielo y sangre acabarán formando una escarcha común.

 

*

 

El poema es ascensión furiosa; la poesía, el juego de las áridas orillas.

 

*

 

Si no existiera a veces la impermeabilidad del aburrimiento, el corazón dejaría de latir.

 

*

 

En tu cuerpo consciente, la realidad se adelanta unos minutos a la imaginación. Ese tiempo que no se recupera nunca es un abismo ajeno a los actos de este mundo. No es nunca una sombra simple a pesar de su olor de clemencia nocturna, de supervivencia religiosa, de infancia incorruptible.

 

De Feuillets d’Hypnos (1943-44)

 

 

LA EDAD DE JUNCO

 

Mundo hastiado de mis misterios, en la habitación de un rostro, ¿está prevista mi noche?

Esta tierra por navío, dominada por el cáncer, desmembrada por la tortura, esta ofensa va a ceder.

Mundo hijo de las rodillas del hombre, rosario de cicatrices, agrio matorral, con tantos seres probables, ¿no fui capaz de hacer imposible este mundo? ¡Qué puedo reclamar!

 

 

De Le poème pulvérisé (1945-47)

 

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