102. Año 9: ANA BELÉN JARA | Siesta sobre la noche oscura

ANA BELÉN JARA es de Jujuy, Argentina, pero vive en España. Es comunicadora social y periodista, especializada en adaptaciones cinematográficas en el género fantástico. Es autora de Con dos pesos ya no alcanza (Poesía, Ril Editores), Cataclysm (Poesía, Cuatro Hojas) y El desalojo de un cuerpo (Poesía, Cronopios). Fue seleccionada en diferentes antologías internacionales de relatos, dibujo y poesía (Premios Itaú, Rumbos, Literariedad, Casapaís, entre otras). Actualmente se dedica al análisis discursivo en medios digitales, mientras escribe su primera novela.

 

 

Ya nunca se acordará de mí.

Apenas vive los momentos

que compartimos

porque la memoria, de a poco,

deja de ser para ella el desván

donde puede amontonar con seguridad

las anotaciones del día a día,

lo que viene

después de mirarse al espejo

a primera hora de la mañana.

O la sala seca donde entrar a llorar

sin perecer al rocío,

sin salir con las patas

mojadas por el peso

de la falta.

Ya nunca,

nunca recordará

esta casa cuando hace 30 años

las paredes le parecerían

estúpidas así decoradas

y las caras de unos payasos en papel crepé

cubrían el deterioro del cemento

en aquel patio rajado al medio

y yo lloraré y preguntaré ¿qué viene ahora?

y me secaré y seré consciente de que es ella

y no otra

la que ya nunca

nunca más

se acordará de mí.

 

 

Dormí la siesta sobre

la noche oscura

de un cadáver.

Este, tumbado boca arriba,

cedía calor al suelo pálido,

y se endurecía

tristemente

a la par que sus alas,

ya tiesas,

se deshacían

con el pasar incorruptible

del tiempo.

La bestia

lo había escondido en aquella sombra

una sombra rota que,

debajo de mi cama

se esparcía como la compasión

del animal que no sabe

que desgarrar

alguna vez fue parte

de su naturaleza.

Arriba, sobre la cama que

se hace invisible,

yo exhalo el bochorno

de la tarde que nos adelanta el verano,

y quiebro, como por herencia,

nuestras almas.

 

 

No seré madre, no esa madre

nunca seré el cuerpo

ni la gesta

el verso ni la puerta,

ni la nana herida por el largo día

ni el apego tierno de la noche que cae

ni la que enseña de luciérnagas

ni la que ahuyenta monstruos

y habla de orgullos que después borrarás en un atisbo

no seré esa mujer

la de las fotos analógicas,

la de la boca roja,

y la cara cansada,

porque no seré más que nuestros días juntxs

nuestros días a sabiendas de que

no seré esa madre

y vos no serás mi hijx.

 

 

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