El poeta uruguayo Jorge Palma prepara un dossier de poesía universal contemporánea. Leemos en esta entrega a la poeta FRANÇOISE LALY. Autora y traductora. Poeta, artista plástica. Se publicaron sus obras (poesía y narrativa) en Francia, Argentina y Chile, así como sus varias traducciones al francés de autores suramericanos. Participó a encuentros internacionales de escritores en Chile, Argentina y Uruguay, y varias de sus poesías fueron premiadas en la Argentina. Ha integrado antologías poéticas en su país y en el exterior. Desde el año 2010, ha organizado varias exposiciones en Francia y afuera para presentar a autores del Cono Sur en su país, y logró hacer publicar algunas traducciones de los mismos en Francia. Fue editora de la revista cultural bilingüe español/francés “La Séptima Hoja/La Septième Feuille” desde marzo de 2021 a mayo de 2024.
TRÁNSITO
Reja abierta sobre tu vida
con su luz de ventanas rotas
sus pasillos escondidos
entre tus sueños dañados
como mil grietas en tu piel.
Mientras cruzaba el corredor,
dejé atrás mis hojas sueltas,
algunos vestidos en jirones
y tantos días desahuciados.
Divisé más allá del jardín,
hasta un verano posible,
con el encanto del sol
llenando tu boca,
un vinito compartido
con picaflores en la garganta,
caminar descalzos en la losa
hacia los abrazos de la tarde,
hasta olvidar todas las derrotas.
Y luego se detuvo el tiempo,
se estiraron las horas,
ese día nunca iba a acabarse,
la vida nos ofreció una escala inédita.
Me regalaste una manzana
y comí de tus manos mi futuro
en ese invierno implacable
que rimaba con infierno.
HOMENAJE
He armado anclas de mariposas
en los temblores de tu puerto de ametista,
he tendido puentes cobrizos
en tus escaleras de higos, gatos y colores
y más escaleras, hasta zarpar a un mar de jazz y de azúcar
Conocí unos cerros fantasmas
donde murieron hermanos nuestros,
lanchas desaparecidas en otros temblores
en este puerto de gasoil y de ópera
Camino partida entre mi aire y tu oleaje,
con mis escasas palabras descabelladas,
colgada entre tu desierto y océano de pintor,
lista para hundirme en tus aguas profundas.
Puerto, puerto, qué sigas regalándome
tus historias de marinos y de asesinos,
tus cuentos de autores malditos y naves negras,
tus torpezas y fuerzas, tu aliento marino,
al cabo,
al cabo de mis andanzas entre Burdeos y Valparaíso.
COQUIMBO
Un violín toca para nadie
en el frío de una estación,
un faro colgado entre dos trenes fantasmas
se abre a los peces perdidos
y a las risas de la bruma de manos heladas,
entre partida, lluvia y sueño.
Entre dos bibliotecas del alma,
una de ellas sumergida en el oleaje,
otra para renacer,
las gaviotas se burlan de mi alfombra volante
posada en el corazón del cielo,
de cara al puerto.
Mi lindo lecho de nubes,
mi sonata intemporal invadida por mariposas
flota de espalda
entre algunas piedras de Luna
y el zigzag de tus dedos.
Mis venas extranjeras,
cascadas, mareas, fuentes,
trazan ríos serenos
en tus brazos abiertos
que anclan sus vasos/naves
en lo desconocido de nuestras noches.
Y nos desnuda el alba, deslumbrada,
entre Tramontana y Mistral.