128. Año 9: VERÓNICA AGUILAR | Más allá de la piel

VERÓNICA AGUILAR nació en Sabadell en 1975 y actualmente reside en Barcelona, España. Se graduó como trabajadora social en la Universidad de Barcelona y desde entonces se ha dedicado a acompañar a mujeres víctimas de violencia de género. En 2023, en medio de un periodo de crisis personal, encontró en la poesía un refugio, y en 2024 comenzó a recitar en diversos espacios culturales de Barcelona. Para Verónica, escribir es su forma de responder al anhelo, al dolor y a las preguntas sin respuesta. Es un acto involuntario de sentir y una acción espontánea de pensar, impulsada por la necesidad de resolver aquello que no logra comprender en su interior. Comparte su obra en la cuenta de instagram @tintacontraluz.

 

 

MÁS ALLÁ DE LA PIEL

 

Más allá de la piel

se hace de noche cada día

y se vuelve eterna la distancia

entre la verdad que brota de esta fuente inagotable

y los cauces equívocos que toman las palabras

cuando abandonan mi boca

Más allá de la piel se esconden lobos hambrientos

que merodean atentos demasiado cerca de mi perímetro seguro

y es cosa mía bajar la guardia

soltar las armas

para darme cuenta

que el peligro no solamente acecha fuera

Estas fronteras humanas

delimitan cuánto de mí desprendo

cuánto respiro hacia dentro

Puedo tocar y no lograr atravesar

pueden tocarme y ser un roce inconveniente

soy permeable con pretensión

estanca con salida al exterior

En la piel se decide querer bien

y también el mal querer

Determina si abrimos las ventanas del alma

o somos largos confinamientos

Es testigo silenciosa de las corrientes innatas

de quien parte a otros lugares o quien quiere volver

es fiel compañera y prueba certera

de aquellas miradas que fingen ser casa

pero que en realidad no ven

más allá de la piel

 

 

OLVIDOS

 

Se me olvidó todo, sin querer

Olvidé cómo sienta la brisa junto al mar a final de agosto

y poner un pie delante de otro

ante mi torpeza por querer alcanzar cosas sin preguntar

Se me olvidaron las mañanas frías de enero

apuntar en el cuaderno cada ráfaga de inspiración en mis entrañas

la forma en que se abraza la gente sin coraza

y la sensación de sed

Se desvanecieron de mi mente las palabras contenidas y no dichas

la imagen de mi padre lanzando piedras que saltaban tres veces sobre el agua

mientras la rama de hinojo en mis labios sabía a todo menos amargura

Se me olvidó todo lentamente

El sentir, el respirar y hasta el dejarme florecer

se me olvidaron todas las pequeñas cosas que hacen de un corazón un corazón

y de mezclarme como lienzo y papel con otra piel

Todo, se me olvidó

Apenas queda sentido, gusto ni tacto

en este vaso de flores secas

en este cuerpo de cicatrices viejas y mal curadas

Pero quedan los fragmentos precisos de nostalgia

para seguir recordando

que sin quererlo

se me olvidó quererme

se me olvidó querer

 

 

CARTA A UN ADIÓS QUE NO QUIERO

 

Hace tanto tiempo que soy memoria lejana

hace tanto tiempo que cuelgo de las cuerdas

como ropa que alguien olvidó recoger

Atravieso esta casa de pasillos largos sin luz

convertidos en corredores

como estas horas que pesan y días que pasan

que cuartean la piel como grietas

de un paisaje fijo en el tiempo

Y a todo esto no quiero

no quiero que otros brazos te tengan

y lo sembrado por mí

lo cuidado y regado por este pecho partido en dos

florezca en otras tierras

Y a todo esto no quiero

no quiero que anides en otros tejados

ni que coman de tus manos bocas hambrientas

como te alimentabas un día

de lo poco que en nosotras queda hoy de mí

Y con manos, nidos y pasillos desiertos

vuelvo sola a las tierras prósperas

que fueron mis entrañas en llamas por hacerte feliz

la labor incansable de hacer de ti

un lado menos oscuro de la luna

un rincón amable donde cerrar los ojos

y poder dormir

 

 

 

 

 

 

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