169. Año 9: EUGENIA COIRO | Antes fui otra

EUGENIA COIRO. Nació en Buenos Aires en 1978. Licenciada en Periodismo y correctora literaria, desde hace una década coordina talleres de escritura en Siempre de Viaje-Literatura en progreso y colabora en diversas tareas con Viajera Editorial. Publicó: Souvenir La canción repetida (En danza, 2023), Espacio interior (Tren instantáneo, 2021), Parterre de los deseos cumplidos (Viajera, 2020), Fragmentos del fin (Viajera, 2016), Agua o niño que corre (Viajera, 2014), Bengala Hotel (Viajera, 2011) y 374 (De los Cuatro Vientos, 2007). Integró, entre otras, las antologías: Himnos Nacionales (Años Luz, 2014), Cómo decir (Ruinas circulares, 2018), Martes verde edición federal (2019), El beso que no di (Ediciones Arroyo, 2021), Jardín (Camalote, 2021), Campo (Camalote, 2022) y La infancia del procedimiento (A capela, 2023), Cuadernos de Tábano (La Ventana ediciones, 2023), Costuras de la palabra (Kañy, 2024).

 

Tres poemas de «El presente puede ser bastante prolongado en cualquier tipo de encierro»,
de Eugenia Coiro.
Disponible en preventa a través de Editorial Caburé.

 

 

Es la pandemia y amaso

los días se apilan

 

nunca me interesó la pastelería

y acá estoy estirando

los dedos pegoteados

en una masa que no entiendo

 

ya emprendí esta tarea

trabajar el poema también cansa

pero no lo quiero dejar

 

entreveo alguna conexión:

padre autoestima

la compensación de la escritura

 

quién selecciona ingredientes

 

quiero que esté hecho

cocinado

 

una palabra con cierto vuelo

llena de masa cae

mi propio peso

 

y ahora dejo mi delantal

de cocina en medio

del patio de baldosas

me pongo a cavar

 

 

***

 

Antes fui otra

¿Dónde queda eso?

 

Cuando era hija única

sin padre mi apellido

era el del abuelo

 

¿Estará en mi piel

mi nombre

la voz?

 

¿Algo, un eco de aquellos días

en que me sentaba a ver

el péndulo del reloj las agujas

marcando el misterio de las horas

que no sabía leer?

 

Cuando alguien dice abuelo

una palabra redonda pienso

ansiado afecto sin doblez

amorosa lentitud fragilidad

pero mi abuelo no, tan alto

 

su cara larga y flaca

los ojos del tiempo siempre enojados

estaba segura: era el hombre

más fuerte del mundo

dispuesto a defenderme

de todos los males

 

Una parte de mí quedó

atada a su nombre

como mi casa de sábanas

entre las flores de aquel balcón

 

 

***

 

Detenida en movimientos, viajo a un pasado posible, olvido. Me desacomodo. La piel afiebrada, vuelve la urticaria. La escritura no es un solaz. Pica. Emerge una vieja especie, flor roja de pétalos resecos. Otra manera de decir, aflora una verdad. Este es el momento del lugar común: en el cuerpo la escritura revela su memoria.

Otra opción es ahogarse, posición fetal en el baño hasta que el corazón me lata entre las manos. No, no hay otra opción. Un bebé quiere comer y mi cuerpo no es mío. Llantos agudos, llantos persistentes, sin separación despliegan su insistencia por las habitaciones. Mi cuerpo su cuerpo es esta casa de olores mezclados.

Escribo: solaz fugaz de cartón que pinto. La terraza del primer piso, el silencio de los pájaros. Las manos en la tierra de macetas, sus mundos de hormigas, malvones, hongos, trabajo.

El jardín de la alegría, se intenta la supervivencia de las plantas. Si mueren son plantas, si viven, tesoros. Tiempo de escribir sin interrupciones. Mate, placer: regadera que llueve mi cuerpo asoleado.

Urdí tramas en las que fui otra. Devuelta a una vida que nunca supe vivir. Simpática y relajada cerveza entre lecturas y películas. Fluyo, pedaleo por la ciudad. Sin esperar nada.

Este fluido de pensamientos me calma. Cualquier modo de esquivar el ahora del agua hasta los tobillos. O de las manitos suaves y tiernas que sostienen mi cuerpo y no lo dejan partir.

Ya la criatura cierra los ojos, retomo cualquier cuaderno. Un poema para el calendario, me desafío.

Es ahora. Escribí sin mirar atrás. De cabeza. Los brazos en alto.

Para no ahogarme soy sometida a mis trabas de siempre: repetición de las palabras que asquean, atadura de la forma. Si insisto este exorcismo no va a funcionar. Esclava de mí, no hay escape. Dentro y fuera. No hay solaz. No en la escritura, no en su libro vacío.

El presente puede ser bastante prolongado en cualquier tipo de encierro.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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