186. Año 9: SERGIO GARCÍA ARROYO | Babel

SERGIO GARCÍA ARROYO nació en Puerto Rico hace 23 años. Estudiante de arquitectura en la Universidad de Puerto Rico, recinto de Río Piedras. Trabaja como investigador y escribe desde siempre. Sergio se define como un estudiante perpetuo, alguien que siempre lleva un libro bajo el brazo, sea conocido o desconocido para quien lo observa. También es un amante declarado de la salsa dura, ese ritmo que acompaña su vida con la misma pasión que sus estudios y sus lecturas.

 

 

 

BABEL

 

Libélula de contratiempo,

Dulce presagio de homera contienda,

Libélula de libertad,

Libélula de fuego,

 

Directriz innegable,

Piedra tallada de anno domini,

Zarza ardiente en mar partido,

 

Libélula sanguinaria,

En tu paladar me deposito

esperando a que el cínico salga por tus amígdalas

a canibalizar mis cesos,

 

Oh libélula Babeliana,

En tus entrañas busco llegar al cielo.

 

Oh libélula,

bienaventurada seas,

Me depositó en tu vientre,

Hambriento,

Rodeado de sustento

me alimento y caigo,

Soy cuervo de tu cadáver

 

 

NEVÁREZ

 

 

¿Qué pensarán los muertos de su tumba?

De aquel terreno sobresaturado de vida,

De aquel huerto celestial ahuyentando sus partidas,

Ferreteros eternos aguardan a los difuntos,

A los desdichados

 

¿Qué pensarán los muertos de su tumba?

Cuervos cargan a los dichosos al allá

Añorando el inicio que aquel desierto vislumbra

Y buscando entre murmullos callar,

Cargando el vicio del orgullo para que

al difunto lo llore a quien le incumba,

Llamarada conocida,

Celaje de su caída seguida,

Que quienes residan en la tierra

hayan sido más que solo un muerto en vida.

 

SIN TITULO

 

 

Me mordió el diluvio,

Aquella noche me comió y aun no consigo

que me escupa o que me acabe de tragar

 

 

PRONÓSTICO DE LLUVIA

 

 

Qué diferencia hace un cielo muerto,

mostrando su cadáver decadente,

exhibiendo su herida fulminante,

burlándose de mi condición humana,

de mi mortalidad.

Es un cadáver eterno,

sangrando,

bañándome con sus venas abiertas,

filtrándose por las entrañas del pavimento

 

Sueño,

Sueno un pronóstico,

Sueño que subo al Cielo y puedo ver sus cimientos,

tengo miedo.

Asciendo lentamente

en lo que único puedo describir como una caída.

Ya no me adhiero al suelo,

Solo caigo.

Caigo hasta no poder ver más la ciudad,

Veo como se aleja todo de mí y pienso en el impacto,

Nauseabundo intento respirar y solo doy respiros agitados a media llenura.

Caigo y caigo,

siento un vacío inmenso,

no sé lo que soy ya,

Lo que queda de mí,

solo que soy y que queda.

Soy de pronto más que un embrión,

resido en el adentro cálido y familiar del amor.

Crezco,

maduro,

siento manos y caigo.

Abro los ojos y tengo delante a mí una escena vista desde tercera.

Me veo en manos ajenas,

cálidas y sensibles

pero firmes

y mientras que siento su tacto

lo voy perdiendo cuanto más caigo.

Grito sin respuestas y veo como todo cae,

la ciudad,

carros,

es como si el firmamento se les arrancase por debajo de sus pies.

Ya no caigo solo,

Caigo conmigo

 

 

 

 

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *