VICTORIA JAMILÉ HERNÁNDEZ (ella/elle) es una escritora, maestra, y lesbiana gótica nacida en Río Piedras, Puerto Rico. Su amor verdadero es la literatura gótica, utilizando el horror y la fantasía Hernández detalla la experiencia de ser una femme-cuir discapacitada bajo el poder colonial. Hernández está completando su maestría en literatura en inglés en la Universidad de Puerto Rico. Sus trabajos han sido publicados en Latino Book Review y Rhizomag.
BORIKI
El cielo sí existe.
Sus playas son sin paredes.
Agua pura y árboles eternos.
No corren falsas promesas por su terreno.
Las frutas son de color arcoíris,
La gente es inmortal,
Y conectan el sonido de la lluvia,
Con el renacer.
No hay dioses.
Solo el Sol y la Luna
Siguiendo el ritmo del espacio.
Las personas crecen alas,
Y bailan encima de las ramas.
Aquí se encuentra mi corazón.
Borikén-
Si me muero.
Si me matan.
Si me entierran en tierra quemada.
Prometo regresar a ti.
Mis extremidades gatearán a tus costas,
Y mi corazón volará por tus montañas.
Siempre regresaré.
A ti.
Porque mi piel es arena.
Y mi sangre, agua de mar.
ENTRE PIERNAS
Nací para amar,
Te conozco en todas mis vidas.
Mortal o diosx,
bajo las miradas ancestrales
Y el trueno de un latigazo
Mordí labios pintados rosa
Acaricie risos fosforescentes
Comí de manos vacías
Amé a la Bucha de brazos suaves
tatuajes pintan sueños radiantes
femmes calientes que sudan agua fresca
Sus ojos,
lunas llenas.
Me descubren bajo la oscuridad,
Aguante sus cuchillos entre mis dientes-.
Saboreé el rugir de la libertad.
Entre sus piernas
¿MUJER?
Solo cuando las muertas gritan,
Y la tierra quema o calma bajo la lluvia.
Soy mujer,
cuando me entierra tu mirada,
Tus labios juran que mi cuerpo es tu derecho.
Por simplemente nacer, el mundo cae abierta sobre tus manos.
Pero no soy mujer cabrón.
No como crees.
Soy una montaña de mariposas,
Mis alas sueltan canciones ancestrales,
Mis ovarios no definen mis pronombres.
Mis pestañas son hojas de plátano,
Y mi cuerpo un escorpión sobre amapolas,
Aprendí arrancar el aguijón,
Y saborear el veneno-
Mi rostro se encuentra sobre todas las costas,
De este archipiélago.
No nací entre fronteras,
Tus dedos temblaron hasta replantarme en tierra extranjera.
Pero este corazón,
Sobrepasa tus limitaciones.
Como el atardecer atraviesa el mar.
Mi superficie no tiene final,
Tus latigazos.
Se hacen eco sobre mis olas,
Hasta romperse en cantos,
Mis tiburones formaran corales de los pedazos.
Mis playas no tienen dueños.
Mi profundidad no puede ser acorralada por tus idioteces.