AHMED AL-AJMI es un poeta bahreiní nacido en 1958 en la ciudad de Al-Daraz. Ha participado en la junta directiva de la Familia de Escritores y Poetas de Baréin, y presidió su consejo de administración entre 1999 y 2001. También fue editor en jefe de la revista literaria trimestral “Karaz”, publicada por la misma organización, entre 2005 y 2009.Es representante de los poetas del mundo en Baréin y miembro del PEN Internacional en Baréin. Entre sus libros de poesía destacan: Ella es revelación y visiones (1987), Descendencia de las lámparas (1990), Los rituales carmesíes (1993), La flor del pavor (1995), Quizás yo (1999), Una tarde en mi mano (2003), Veo la música (2007), Al borde de la boca (2009), Toma una cucharadita de locura (2016), Rostros que no son para la tranquilidad (2019), La noche se va hacia el ayer (2023), y Nadie leerá la locura de los dioses (2024).
1-Nadie leerá la locura de los dioses
En el umbral primero
La vida es un poema
que sube y baja,
un abrazo que libera el alma,
espejos que el llanto y los pasos pulen,
un sol que absorbe
nuestros nombres con la luz
que desciende
hasta las profundidades del mar.
Como mariposas
expuestas al cielo,
veo las luces
congelarse, dibujar
una danza de tristeza
dentro del ojo dorado.
Una oportunidad de barro
Dejé al pájaro
rasgar el papel
e imaginé
que armonizaría con los elementos
de las luces puras
que emergen de la herida profunda.
Ahora ha comenzado a cantar
para sanar las ramas mudas
en mi alma.
Ha empezado a volar
para corregir los ángulos del bosque
donde me perdí.
Al inicio del sonido del viento
El tiempo salta
en los charcos de las penas
para recordarle al polvo
que existo.
Quiero el aroma
de una margarita silvestre
que me despierte
y borre lo que imagino
detrás de la pared pintada de miedo.
Anhelo hablar
con una nube
que se dirige hacia el amor.
2-La noche se va hacia el ayer
Mi alma
No fui marinero,
ni coleccionista
de recuerdos.
Mi alma tiene sed,
bebió demasiado
de las canciones oscuras
y nunca confió
en una noche
caprichosa.
Desde ramas lejanas,
desde los huesos del sol,
mi alma me dio
una luz líquida
y una hermosa idea
sobre la posible victoria
de una puerta hirviente.
Por un día divino
Sé quién soy,
especialmente
cuando el silencio
se acumula
gradualmente
sobre el rostro
que deseo
liberar de la cera.
Sin adornos,
velaré con mi esencia
y hablaré
con sus cicatrices.
Bajo la mirada
de algunas estrellas,
extiendo mi mano
hacia el pomo de la puerta
que está ligado
a mis preguntas.